escrito por Carlos E. Wer
Una página de la historia guatemalteca que lucha contra el olvido
El 18 de Junio de 1954, 250 hombres armados, entre guatemaltecos, soldados de fortuna extranjeros y centroamericanos, invadían la frontera desde Honduras.
Una campaña de divulgación fue orquestada desde la misma Embajada de los Estados Unidos por el Embajador John Peurifoy.
Así, el 3 de julio entraba triunfal el "Ejército de Liberación", encabezado por el Coronel Carlos Castillo Armas, quién había sido escogido por el Departamento de Estado, la CIA estadounidense y la United Fruit Company, para comandar las "fuerzas que liberarían al país del comunismo"
Estudiosos e investigadores, especialmente estadounidenses, han revisando los documentos que amparan la verdad del "régimen comunista" del Coronel Arbenz. De Pietro Gleijeisses y la Universidad de Princenton; Cdiehelsky Marta y la Universidad de Columbia, Stephen Schlessinger y Stephen Kinser, R Inmmermau; Universidad de Texas; a través de las biografías de Eisenhower; de Peurifoy; de Thomas Mcann, relacionista de la UFCO quien escribe "Una compañía americana,
La Tragedia de la United Fruit Company"; del Le Monde francés del 4 de agosto de 1,954 que identifica "la presencia invisible" de los Estados Unidos detrás del "Pequeño Coronel Guatemalteco"; de las confesiones de los agentes Haney y Hunt de la CIA en una entrevista con Night Line de la TV estadounidense y más tarde como escritores.
De los 3.000.000 de acres de tierra que la United Fruit Company poseía, solamente sembraba 139,000, datos que de por sí justifican el programa agrario del gobierno de Arbenz.
A la par de su influencia política que dio lugar al mote de "El pulpo", eran dueños de la Tropical Radio and Telegraph; de la "Gran Flota Blanca" que los convertía en la única compañía que podía transportar carga marítima a los Estados Unidos , de la International Railways of Central América que ejercía el mismo monopolio en el transporte terrestre hacia Puerto Barrios en el Atlántico, el que también controlaban.
El trabajo de Thomas McCann, tendría un propósito específico: convencer al mundo de que "una cabeza de playa del comunismo" se establecía en Guatemala. Llegado al poder Eisenhower, John Foster Dulles es nombrado Secretario de Estado y su hermano Allen Director de la CIA.
Este "círculo de fuego" se completa con el General Cutler Director del Consejo Nacional de Seguridad, John McCoy Alto Comisionado para Alemania y luego presidente del Banco Mundial; los hermanos Cabot Lodge, uno Sub-Secretario de Estado para la América Latina y el otro, el embajador de su país en la ONU y Ed Withman, esposa del Relacionista de la UFCO, secretaria personal de Eisenhower. Todos ellos con estrecha relación con la Uníted Fruit Cornpany.
Cada uno de los autores aporta el producto de sus investigaciones, lo que deja en claro y con documentación suficiente, el ambiente de traición que prevalecía entre la cúpula militar, especialmente la de los coroneles Carlos Enrique Diaz Jefe de las Fuerzas Armadas (quién sucediera al Coronel Arhenz), José Angel Sanchez Ministro de la Defensa; Enrique Parinello de León Jefe del Estado Mayor, el Comandante de la Fuerza Aérea Luis Girón y el Presidente del Consejo Superior de la Defensa Carlos Sarti, quienes se reúnen el 27 de Junio y toman la decisión de que "Jacobo debe irse".
Díaz se comunicaba en ese mismo momento, pidiéndole al Embajador Peurifoy una reunión urgente, El embajador vio la oportunidad, ya que la tardanza jugaba en contra de los intereses de los estadounidenses, dado que la ONU había enviado una comisión que comprobaría "in situ" la invasión.
El mismo embajador Peurifoy se apersona en la casa de Díaz, haciéndose acompañar de los coroneles Martin y MacCormick y del subjefe de misión.
Diaz, quién llevaba la voz cantante, le indicó que ellos forzarían a Arbenz a renunciar; que él seria el Presidente y que se comprometían a declarar ilegal al Partido Comunista y exilar a sus líderes.
Que lo único que pedían era que, habiendo sido abierta una comunicación "directa entre Washington y Guatemala, ya no les era necesario seguir apoyando a Castillo Armas; que Guatemala seria estable, anticomunista y pro americana, Mañosamente Peurifoy les respondió que lo primero lo aceptaba, que lo segundo "lo discutirían después", después que nunca llegaría.
Los traidores eran urgidos por Peurifoy a actuar "para evitar que los comunistas huyan". Arbenz tenía fama de ser un oficial con altas cualidades unidas, valiente, además de poseedor de un recio carácter, lo que hacia temer al Coronel Carlos Enrique Díaz de la reacción del presidente; así que instruyó a otro traidor, el Coronel José Angel Sánchez, que eran considerados los mejores amigos de Arbenz, a que si no salían en un tiempo prudente se usara la artillería.
La soledad del presidente, rodeado de traidores, con el Coronel Elfego Monzón, y el Coronel Dubois jugaban sus propias cartas y sus "amigos", unos ya se habla asilado y otros complotaban contra él, lo hizo derrumbarse ante la zalamera farsa de Díaz quién expresó las intenciones de Peurifoy, no las propias, prometiendo que haría pública su renuncia a las 9 p.m.
La Iglesia Católica, que fuera utilizada para dividir la población, polarización que se mantiene aún hasta nuestros días, se involucra por la "solicitud" del cardenal Spelllman de Chicago, para que apoyase al movimiento de Liberación, solicitud que fuera prontamente respondida por el Arzobispo Rossell Arellano, quien el 9 de abril manda leer en cada iglesia del país su famosa Pastoral, en la que prácticamente invita al pueblo guatemalteco a rebelarse contra el enemigo de Dios y del país. Pastoral que es publicada por los periódicos de oposición, radios, radioperiódicos etc.
La inmovilidad en que había caído la invasión antes de la "traición de los Coroneles", preocupaba a Peurifoy y a Rossell Arellano, quién el 21 de Junio se había dirigido al Embajador Peurifoy solicitando la "directa intervención de los Estados Unidos".
El día que la CIA fuera derrotada
La extensa bibliografía que relata los entretelones de la intervención estadounidense en Guatemala, los documentos desclasificados, ya no dejan ni la menor duda acerca de la verdad de lo ocurrido.
Los Estados Unidos, para justificar el movimiento "de Liberación" por ellos concebido y ejecutado contra el régimen del coronel Jacobo Árbenz Guzmán, promueven una escandalosa propaganda mundial, en la que representaban a la pequeña Guatemala como una amenaza a su seguridad nacional y extensivamente la del continente americano.
La X Conferencia de Cancilleres de la OEA en Caracas, dimensiona el servilismo de los regímenes latinoamericanos ante el poder de la potencia norteña, dan también la pauta para que el "Caso Guatemala", sea conocido en el orbe.
Demostrar al mundo "la bestialidad del régimen comunista guatemalteco", convirtió la noticia de Guatemala en una noticia cubierta por todos los órganos de prensa del mundo. Ese mismo interés por superdimensionar la situación y la "liberación" de Guatemala por el Ejército de Liberación Nacional encabezado por el coronel Carlos Castillo Armas, formado, financiado, entrenado, armado y ordenado, por la CIA, se volvería contra ellos.
El derrocamiento del gobierno del coronel Árbenz amplificado por la prensa estadounidense (la que había sido 'preparada" por funcionarios de la United Fruit Company , del Departamento de Estado y de la CIA), permitió que el mundo conociera de cómo el "Ejército de Liberación, apoyado por el pueblo de Guatemala, se había liberado del comunismo internacional".
La propaganda generada por la CIA, en la que se relataba de la exitosa rebelión encabezada por Castillo Armas y la brutalidad del régimen comunista guatemalteco.
Recorrió el mundo. Así, el 3 de Julio de 1954 el "Libertador" de Guatemala hizo su triunfal arribo a ella, en un avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, acompañado del embajador Peurifoy. El hombre de la CIA y de la UFCO era inmediatamente nombrado Presidente de la Junta de Gobierno.
Las celebraciones de los liberacionistas, eran acompañados de la persecución de miles de guatemaltecos que llenaban las cárceles en todas partes del país. La euforia y el júbilo por la conquista del poder y el triunfo sobre el Ejército Nacional, mismo que había traicionado sus deberes constitucionales amedrentado por la prepotencia de Peurifoy, quien extendiera a los círculos militares la amenaza de que, de ser derrotados los liberacionistas, serían fuerzas estadounidenses las que se encargarían de liquidar al "comunista" Arbenz, les llevó a planificar el "Desfile de la Victoria", acto en el que honrarían a sus líderes.
La heroica gesta que la Compañía de Caballeros Cadetes de la Escuela Politécnica el 2 de Agosto de 1954.
Este grave error provocaría la acción de los Cadetes de la Escuela Politécnica (militar), apenas 30 días después de la explosión de júbilo liberacionista.
Sabido de que el Ejército de Liberación, que desfilara durante las ceremonias preparadas para el 1 de Agosto, serían concentradas en Hospital Roosevelt, (una donación estadounidense), se tomaba la decisión de que el día 2, se atacarían sus fuerzas.
El espíritu de dignidad, de amor patrio, profundamente nacionalista de los cadetes lavaría con su sangre la afrenta a la Dignidad Nacional y a la Soberanía de Guatemala, atropellada por la velada intervención de la potencia estadounidense representada por sus acólitos del Ejército de Liberación".
Así, se inicia la "Batalla que no registra la Historia", al decir de una revista centroamericana, en la que los Caballeros Cadetes, acompañados de la tropa de su Escuela, en un número de 160 elementos, atacaba suicidamente a un contingente que escudado en el edificio del aún no inaugurado Hospital, contaba con 1,200 elementos apropiadamente armados.
La afrenta al orgullo liberacionista, aún no salido de la euforia de su manifestación de victoria, tuvo su máxima expresión en el mercenario piloto estadounidense Jerry DelArm, quien en su rapidísimo (para la época) aparato, P-47 uno de los proporcionados por el gobierno de los Estados Unidos para apoyar los bombardeos a ciudades guatemaltecas, pasara ametrallando las filas politécnicas.
El símbolo de la acción reivindicadora del orgullo y la Dignidad Nacional, lo seria el sacrificio del Sargento 2°. abanderado Jorge Luis Araneda quien cayera alcanzado por las balas de aquellos que habían traicionado su patria y amparados en un poder extranjero, invadido el territorio nacional.
La batalla se prolongaría por todo el día, entre las idas y venidas de aquellos que veían que lo alcanzado a través del apoyo estadounidense y de la CIA se derrumbaba por la "acción irreflexiva, inspirada por los comunistas" de los Cadetes y que deseaban parlamentar para detenerla.
La Base Militar de la Aurora, comprendiendo la responsabilidad que las Fuerzas Armadas deberían tomar, al ver .que eran los cadetes quienes libraban la batalla que ellas deberían de haber librado, apoyó con armamento y una compañía de fusileros la acción de los politécnicos.
La tregua que se había alcanzado para dar lugar a que los negociadores (encabezado un bando por el Capellán de la Liberación monseñor Rossell Arellano, quien aparentaba el papel de mediador), se vio rota al cumplirse el plazo dado por los cadetes para la rendición de los efectivos liberacionistas.
El estruendo del cañón, marcó el inicio del ataque que tuviera como fin la rendición de quienes apenas horas antes eran señalados como los "libertadores" de Guatemala.
La noticia volvió a recorrer el mundo, quien veía como la Operación Éxito, orquestada por el Gobierno de los Estados Unidos, a través de la CIA, era derrotada.
Sin dimensionar el alcance de la gesta, los politécnicos regresaron a su Escuela, sin entender aún que ese día con su heroico acto, "habían derrotado a la CIA estadounidense".
Colofón: La inocencia política de quienes, no solamente promediaban 16 años de edad, sino con una formación totalmente apolítica, dio paso a la traición del primado de la Iglesia Católica guatemalteca, quien promoviera un pacto que posteriormente violara provocando el encarcelamiento de los cadetes y el exilio de un grupo de nueve de ellos.
Esa fecha, que ha sido declarada por el Congreso de la República como Día de la Dignidad Nacional, es prácticamente desconocida.
Carlos E. Wer*