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La epidemia de las sotanas


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Por Manuel Vólquez
El autor es periodista
La Iglesia Católica se encuentra nueva vez en el centro de la tormenta por los escándalos detonados a raíz de renuncias recientes en las que se ven involucrados sacerdotes vinculados a acciones de pedófilias. Se trata de un capítulo reeditado, puesto que hace tiempo que los curas están abusando sexualmente de niños, incluyendo a menores sordomudos que ha confiado su fe en esas fieras con sotanas que utilizan el nombre de Dios para violar menores de edad.


La aparición de una suerte de manual del cura pedófilo y nuevas denuncias por abusos sexuales por parte de sacerdotes en Brasil volvió a poner en escena uno de los secretos más guardados del. Vaticano, que han puesto en apuro al Papa Benedicto XVI a quien se acusa de ocultar esas aberraciones y ser el mayor pecador de la Iglesia, en tanto otros entienden que es el precursor en la denuncia de los escándalos de esa naturaleza.

Lo cierto es que la Iglesia Católica va en picada a causa de una minoría de sus miembros que sienten una pasión desenfrenada por los niños. En este caso no se puede generalizar, involucrando a todos los sacerdotes, pero es preocupante lo que está ocurriendo. Sólo en Brasil, en los últimos años han sido denunciados 1.700 sacerdotes por abusar de niños y adolescentes.

El padre Edson Ives dos Santos, que a los 64 años era un santo varón para las beatas brasileñas que se postraban ante el confesionario, reconoció que planificaba su aberrante liturgia en base al “Manual del Cura Pedófilo”, un cuadernillo que circula desde hace meses entre los sacerdotes que se dedican a esa condenable faena.

Otro reconocido pedófilo es Berbard Law, Arzobispo de Boston, quien a pesar de evidenciarse que abusó de los menores, el Vaticano lo protegió, como ha estado sucediendo con otros curas.

El último escándalo de pedofilia sacerdotal ocurrido en Brasil volvió a poner en el centro de la escena una mancha que desde el Vaticano se intenta tapar por los siglos de los siglos. 

El escándalo no es exclusivo de Brasil, sino que ha sacudido por etapas en las diócesis católicas de España, Francia, Italia, Alemania, Austria, Polonia, Gran Bretaña, Irlanda, Estados Unidos, México, Costa Rica, Puerto Rico, Colombia, Argentina, Chile, pero la Iglesia esconde y minimiza el problema, que al parecer ya es institucional.

El cardenal prefecto de la Congregación para el Clero del Vaticano, el brasileño Claudio Hummes, ha calificado la pedofilia como un crimen terrible y reconoce que afecta al 4% de los sacerdotes, asumiendo la idea que en el mundo hay alrededor de medio millón de sacerdotes católicos. Estima que son unos 20.000 los implicados en casos de estas características.

En una entrevista concedida a la revista religiosa Vida Nueva, Hummes señala que la Iglesia no puede cerrar los ojos ante este problema. Asimismo, recalca que no hay sitio en el ministerio sacerdotal para las personas que han cometido estos crímenes. Hummes también aborda la cuestión del celibato, que un porcentaje importante de sacerdotes no cumple con ese requisito. Yo entiendo que se debe abolir el celibato y permitir a los curas constituirse en pareja con una mujer, aunque en la práctica esa prohibición muchas veces no se cumple.

Si como se predica entre los cristianos, la religión Católica es la única religión revelada por Dios, dejando a un lado las demás religiones, monoteístas y politeístas, cristianas y no-cristianas, anteriores y posteriores a Cristo, más razón tendría El Vaticano para poner la casa en orden. Y deben actuar rápido porque a lo interno de esta legendaria institución se cuece un acelerado procedo de degeneración que espanta.

La situación del Papa Benedicto XVI es delicada, pues tiene la responsabilidad de imponer disciplina a como dé lugar para evitar que la Iglesia Católica colapse y se desmorone en término moral y ético, pues ya había sido criticado como líder de la Iglesia tras la publicación de informaciones sobre cientos de casos de pedofilia en el seno del clero encubiertos durante décadas por su jerarquía. De nuevo recibe los dardos de la crítica internacional. 

Según el diario New York Times, en 1996, cuando dirigía la Congregación por la Doctrina de la Fe, a cargo de los problemas de este tipo en el clero, Joseph Ratzinger (así se llama el Papa) evitó sancionar a un religioso estadounidense acusado de repetidas violaciones a 200 niños sordos.

La credibilidad de la Iglesia Católica está bajando en forma aceleradaza. Una buena parte de su matrícula no obedece los mandatos del Papa. Un sondeo realizado por la revista alemana Stern registra que el 17% de los alemanes afirma confiar en la Iglesia católica (contra 29% a finales de enero) y 24% en el Papa (38% en enero).

En algunos casos, el juicio es extremadamente severo. Este Papa al parecer es muy tolerante, pues a pesar de las evidencias que le han aportado sobre el comportamiento inadecuado de los sacerdotes, nadie ha sido sancionado ni expulsado de la Iglesia. (Fuente: Pedofilia en la Iglesia, edición Planeta Sedna, google.com).

¿Por qué no hay sanciones? La ola de escándalos de pedofilia en el clero católico de Europa sigue creciendo y con ella las denuncias de las víctimas de abusos sexuales, que ahora amenazan a la iglesia italiana y sus 50,000 sacerdotes.

La epidemia de las sotanas ya es un fenómeno social que se expande por el mundo; también crece a la velocidad de un rayo la desconfianza en los feligreses frente a la Iglesia Católica. Mientras tanto, cuidemos a nuestros niños de esos degenerados ataviados con sotanas.

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