Rusofobia en resumen, ser rusofóbico es tener sentimientos anti-rusos. El término es empleado en dos contextos de base:
En conflictos étnicos con participación rusa, o sea ciudadanos de la Federación rusa o de nacionalidad (o etnia) rusa; y en la política internacional.
En la moderna política internacional, el término "rusofobia" también se utiliza más específicamente para describir tópicos conservados de la época de la Guerra Fría.
Engloba un amplio espectro de sentimientos vinculados con prejuicios, temores, o aversiones hacia Rusia, hacia los rusos, hacia la lengua rusa, y/o hacia la cultura rusa.
Prejuicios
Muchos prejuicios, presentan a menudo elementos de guerra política contra la Unión Soviética, que se siguen viendo en los debates de las actuales relaciones con Rusia.
La amplitud de la rusofobia varía considerablemente de un país a otro, y no sólo depende de la geografía, sino también de la historia y de otros variados factores.
La intensidad de la rusofobia ha evolucionado en diversos países a lo largo de la historia.
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Sentimientos rusofóbicos más populares
Los sentimientos rusofóbicos más populares son que todos los rusos son tomadores, de que hay una mafia rusa o que se trata de bárbaros asiáticos.
El disgusto por los rusos es a veces un contragolpe de la política de rusificación propia de los tiempos de Rusia Imperial y la Unión Soviética, así como también de las políticas del gobierno ruso moderno. Sin embargo, algunos autores afirman que la rusofobia tiene una larga tradición y ha existido por muchos siglos, antes de que Rusia se volviera una de las mayores potencias en Europa.
Es difícil trazar una distinción entre una xenofobia casual, observable para dos personas cualquiera viviendo lado a lado o incluso mezcladas e involucradas históricamente en conflictos armados. También, puede ser que no siempre sea fácil separar acciones impopulares en Rusia causadas por preocupaciones políticas racionales de sus vecinos, de las acciones causadas por una rusofobia irracional.
Las opiniones al respecto son altamente subjetivas y pueden variar ampliamente entre diversos historiadores.
Concepto
Rusofóbico es un adjetivo empleado para denotar sentimientos anti-rusos, con frecuencia en la política y en la literatura. Ciertos periódicos también son señalados como de tendencia rusofóbica, por su propensión a dar difusión especialmente a hechos y a situaciones negativos/negativas que implican a Rusia o a los rusos.
Hegel y una parte del idealismo alemán, negaban a los eslavos y rusos, cualquier contribución a la civilización europea, e incluso derecho a una existencia histórica independiente.
Reivindicación de actitudes hacia Rusia y hacia los rusos
En octubre 2004, la Organización Internacional Gallub, anunció que según un sondaje, el sentimiento anti-ruso es relativamente fuerte en Europa, y sobre todo en Occidente.
Se constató así que Rusia era (y probablemente es) el país menos popular del G-8 en el mundo occidental.
El porcentaje de la población que tiene una percepción negativa de Rusia era del 62% en Finlandia, 57% en Noruega, 42% en República Checa y en Suiza, 37% enAlemania, 32% en Dinamarca y en Polonia, 23% en Estonia, y 73% en Kosovo.
EEUU propaga la rusofobia en Europa Oriental.
Washington promueve la rusofobia en el este de Europa, ha declarado este martes el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Pátrushev.
"Para neutralizar a miembros 'demasiado independientes' de la Alianza Atlántica, Washington utiliza de una manera hábil la orientación antirrusa de los Estados del flanco este de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte)", ha asegurado Pátrushev.
En este sentido el funcionario ruso afirma que Washington pretende dominar el mundo y en este camino una Rusia fuerte no le conviene por lo que trata de debilitar este país y se cree capaz de jugar "un papel catalizador" de su desintegración en partes.
¿Realidad o rusofobia? Cómo los medios occidentales desinforman a sus lectores.
La cobertura de los eventos relacionados con Rusia en los medios de comunicación occidentales no cumple con las normas básicas del periodismo, dice James Carden, el autor de la investigación publicada en el diario The Nation.
Solo en junio de este año, las autoridades del país eslavo fueron acusadas de ejecutar un ataque cibernético contra el Comité Nacional del Partido Demócrata, de provocar la salida del Reino Unido de la UE, de promover la candidatura de Donald Trump como presidente de EEUU, y mucho más.
El gran número de artículos negativos sin base sobre Rusia, asegura el autor, podría socavar cualquier posibilidad de establecer relaciones fiables entre Moscú y Washington.
Como ejemplo, James Carden menciona un artículo del Washington Post publicado el 14 de junio, en el que se habla de un escándalo comparable en escala con el famoso Watergate.
En el texto se afirma que 'hackers' rusos penetraron en las redes del Comité Nacional del Partido Demócrata de EEUU y robaron datos analíticos sobre el candidato presidencial republicano Donald Trump. CrowdStrike, la compañía que alertó de la intrusión, reconoció que no saben muy bien cómo los 'hackers' lograron hacerlo, pero dicen estar seguros de que eran rusos.
Muchos fueron los medios estadounidenses, continúa Carden, que publicaron esta historia.
Un hacker solitario reivindica el ataque a la web del Partido Demócrata de EEUU Adam Johnson, crítico de la prensa y miembro de FAIR, —una organización dedicada a promover la objetividad en los medios— compiló una lista de titulares que aparecieron en los principales medios durante todo el día, después de la noticia "sensacionalista" publicada por el Washington Post.
Y mientras más se expandía la historia, más datos disparatados se agregaban.
Así, la presentadora de la cadena MSNBC llegó a decir que, tras ese ataque, estaba el presidente ruso Vladímir Putin en persona, algo que no aparecía en la publicación original del Washington Post. "El problema consiste en que nadie mostró las pruebas de la supuesta implicación de las autoridades rusas", dice James Carden.
Al día siguiente, el propio Washington Post informó de que un 'hacker rumano', conocido como Guccifer 2.0, reivindicó ese acto de piratería.
Sin embargo, el rotativo agregó poco después que, "dada la ausencia de evidencias convincentes, los expertos sospechan" que Guccifer 2.0 era en realidad parte de un grupo de piratas informáticos rusos.
"Las acusaciones no fundadas florecen en la industria de los medios ya desde hace muchos años, y si hay un absoluto campeón en el tema es el Washington Post".
Ya el 17 de junio, el periódico publicaba otro artículo en el cual mencionaba la supuesta relación de Putin con Trump como "uno de los aspectos más curiosos de la campaña electoral" del candidato republicano.
Como prueba de los lazos de Trump con Rusia, el Washington Post menciona, por ejemplo, el hecho de que en los 80 el empresario y su familia viajaban con frecuencia a Moscú por negocios.
James Cardin sugiere que Trump difiere muy poco de los otros grandes hombres de negocios estadounidenses y occidentales que buscan oportunidades en Rusia.
"¿Por qué el Washington Post no cuestiona de igual manera a William Browder?", se pregunta Carden.
Subsecretaria de Estado de EEUU viajará a Moscú tras visitar Kiev Al Washington Post le preocupa, además, que el embajador de Rusia en EEUU viole la tradición, según la cual los diplomáticos de terceros países deben mantenerse alejados de la política interna del país en el que residen.
Si existe tal tradición, manifiesta Carden, los diplomáticos estadounidenses la violan muy a menudo.
Así, en diciembre del 2013, el embajador de EEUU en Ucrania, Jeffrey Payette, junto con la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, visitó y expresó su apoyo a las protestas contra el Gobierno en Kiev.
Sin embargo, el periódico de la capital de EEUU no es el único que se caracteriza por la publicación de "artículos sensacionalistas" sobre Rusia.
La noticia más tonta, según Carden, fue publicada el 21 de junio en el Daily Telegraph británico.
En el artículo, que se propagó mucho por EEUU, se sospechaba que aficionados al fútbol rusos fueran enviados a la Eurocopa del 2016 por el Kremlin y personalmente por Putin, con el fin de lograr la descalificación de Inglaterra del torneo.
¿Cómo serán las relaciones entre Moscú y Londres después del Brexit? En otra ocasión, poco antes de que los resultados del referéndum del Reino Unido sobre la permanencia en la UE fueran anunciados, los periodistas comenzaron a especular sobre la supuesta participación de Rusia en este proceso.
Después de la votación, los medios de comunicación británicos (en particular BuzzFeed) encontraron inmediatamente a la persona culpable: Vladímir Putin. The Guardian, a su vez, dijo que Rusia estaba "encantada" por los resultados de la consulta popular, y esto a pesar de que el propio Putin ha reiterado en varias ocasiones la posición neutral de su país.
"Todo esto, por supuesto, sonaría gracioso de no de ser por la gravedad de las complicaciones geopolíticas.
El constante bombardeo de hechos controvertidos y acusaciones sin pruebas, que exponen a Rusia y a su presidente de la peor manera posible, contribuyeron a esta peligrosa situación en la que nos encontramos todos ahora", dice James Carden.
Según el autor de la investigación, cuanto más se acerca la cumbre de la OTAN, más alejada de la realidad está la cobertura respecto a Rusia en los principales medios de comunicación occidentales.
Finaliza su análisis diciendo que, en estos tiempos, los periodistas traerían mayor beneficio para la sociedad si al escribir sobre el país eslavo y sus autoridades no persiguieran el sensacionalismo, y se centraran más en los hechos reales.