El poder del consumidor presenta la Radiografía del Pan Integral Bimbo (paquete 680 g., porción dos rebanadas 56 g.)
• Contiene casi una cucharada cafetera de azúcar por cada dos rebanadas.
• Contiene dos diferentes tipos de endulzantes: jarabe de maíz de alta fructosa y glucosa.
• Contiene 10 diferentes aditivos, entre ellos dos que han sido clasificados como de dudosa seguridad: cloruro de amonio y azodicarbonamida.
Contenidos
Pan Integral Bimbo (paquete: 680 gramos; porción de dos rebanadas: 56 gramos):
0.1.1 Azúcar:
0.1.2 Sodio:
0.1.3 Fibra:
0.1.4 Ingredientes:
0.1.5 Etiquetado:
0.1.6 Valoración general:
0.1.7 Alternativa:
Por el hecho de que contiene jarabe de maíz de alta fructosa, cloruro de amonio y azodicarbonamida no es conveniente consumir este producto diario u ofrecerlo a menores.
Observa la radiografía completa con la que la nutrióloga Xaviera Cabada, coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, nos desentraña las verdaderas características y el valor nutricional de este producto.
PAN INTEGRAL BIMBO (PAQUETE: 680 GRAMOS; PORCIÓN DE DOS REBANADAS: 56 GRAMOS):
Azúcar:
La porción de dos rebanadas de pan (que es la porción promedio que los consumidores ingerimos) contiene 4.4 gramos de azúcar, lo cual equivale a aproximadamente una cucharada cafetera de azúcar.
Esta porción cubre del 14 a 20% de lo máximo tolerado de azúcar para un adulto para todo el día, de acuerdo con la Asociación Americana del Corazón, pues este organismo indica que la cantidad de azúcar máxima tolerada para un adulto debe ser de cinco (mujeres) a siete (hombres) cucharadas cafeteras de azúcar para todo un día.
Si un niño se come un par de rebanadas entonces consumiría del 25 a 33% de la cantidad de azúcar máxima tolerada diaria para un infante, ya que la ingesta máxima tolerada de azúcar añadida para niño debe ser no mayor de tres a cuatro cucharadas cafeteras para todo el día, de acuerdo con la Asociación Americana del Corazón.
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido límites máximos ideales para la población, los cuales son del 5% de la ingesta calórica total.
Basándose en una dieta promedio de 2 mil calorías para un adulto, equivaldría a aproximadamente no más de 25 gramos o cinco cucharadas cafeteras de azúcar.
Para un niño o niña, las calorías promedio recomendadas son 1 mil 500, lo cual equivale a 19 gramos o aproximadamente cuatro cucharadas cafeteras como máximo tolerable.
Con este nuevo criterio, un par de rebanadas de Pan Integral Bimbo cubre el 20% de la cantidad máxima tolerable de azúcar para todo el día para un adulto y 25% para un niño.
Es decir, dos de rebanadas de pan integral, que es considerado “saludable”, estaría cubriendo hasta una cuarta parte de la máxima cantidad de azúcar añadida que se pudiera consumir.
Es decir, sin tener conocimiento alguno o sospecha alguna de que el presente producto contiene azúcar dado que es un producto salado, una persona está consumiendo ya una buena proporción de azúcar.
Los consumidores difícilmente logramos distinguir que los productos salados contienen azúcar, sin embargo se observa que una gran parte de ellos la contiene.
Puede oscilar desde pastas, galletas saladas, salsas de soya, hasta botanas como frituras, cacahuates tipo japonés, etc.
Se podría decir que la industria de alimentos está metiendo azúcar “hasta en la sopa”, literalmente, ya que las pastas para preparar sopas contienen aproximadamente media cucharada cafetera de azúcar por porción.
El azúcar presente en productos salados es algo riesgoso para la salud, ya que hay productos que son de consumo diario y dicho consumo puede prolongarse por años.
El azúcar que se incorpora a productos salados pudiera verse como “inofensiva” o en proporciones “poco significativas”, pero cuando se van sumando todas esas cantidades “inofensivas” y cuando el consumo es por décadas se convierte en un gran problema, ya que termina siendo azúcar que no se contabiliza en la dieta cotidiana, dada la falta de conciencia de su presencia.
A lo largo de los años, el pan integral casero se ha preparado sin azúcar.
El Pan Integral Bimbo contiene jarabe de maíz de alta fructosa, que es mucho más dañino que el azúcar.
Se ha visto que aquellos países que consumen mayores proporciones de jarabe de maíz de alta fructosa, presentan mayores porcentajes de personas con diabetes, independientemente del grado de obesidad (www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/High fructose corn syrup and diabetes prevalence_).
Sodio:
250 miligramos.
La gran mayoría de los productos empaquetados contienen sodio.
En la actualidad uno de los principales problemas de salud que observamos en la población es la hipertensión.
El alto consumo de sodio se ha asociado con padecimientos como la presión alta(hyper.ahajournals.org/content/Dietary Approaches to Prevent and Treat Hypertension.full).
Existe un buen porcentaje de la población con presión alta, que tiene peso normal.
La presión alta no siempre está directamente ligada al sobrepeso, sino que se puede tener un peso normal y padecer hipertensión.
En México, del total de personas con hipertensión (31.5%), el 18.5% tiene peso normal (ensanut.insp.mx/doctos/analiticos/Hypertension arterial en adultos mexicanos_.pdf).
La porción de dos rebanadas de Pan Integral Bimbo cubre 12.5% del requerimiento de sodio total para un día, que de acuerdo a la OMS es de 2 mil miligramos (www.who.int/nutrition/publications/guidelines/sodium intake_.pdf).
Fibra:
3.4 gramos por porción de dos rebanadas.
Esta es una buena cantidad para la porción que es, ya que cubre aproximadamente el 11.3% de la recomendación total de fibra para todo el día.
Observamos que también es fibra propia del trigo integral y no añadida, como en el caso del Pan Bimbo Doble Fibra, lo que se considera un aspecto positivo.
Ingredientes:
Harina de trigo integral, jarabe de maíz de alta fructosa, gluten de trigo, levadura, glucosa, inulina, aceite vegetal parcialmente hidrogenado, sal yodada, lecitina de soya, fosfato monocálcico, cloruro de amonio, propionato de calcio, ésteres diacetil tartáricos de mono y diglicéridos de ácidos grasos, carbonato de calcio, monoglicéridos destilados, sorbato de potasio, vitaminas y minerales (vitamina B1, B2 y B3, hierro), azodicarbonamida, ácido ascórbico.
Se observa que el producto contiene dos diferentes tipos de endulzantes: jarabe de maíz de alta fructosa y glucosa.
Además de estos dos endulzantes, contiene 10 diferentes aditivos, dentro de los cuales dos de ellos han sido clasificados como de dudosa seguridad: cloruro de amonio y azodicarbonamida. Si bien son aditivos “aprobados” para su uso, sí existen algunos riesgos ante su consumo.
A través de la ingesta de dosis elevadas de cloruro de amonio, el cual está constituido de amonio y cloruro, pueden oscilar desde cefalea, confusión, letargo, hiperventilación, bradicardia, irritación gástrica, vómitos, sed, diarrea, anorexia, glucosuria, hipocalemia, tetania, hiponatremia.
La sustancia se descompone al calentarla intensamente o al arder, produciendo humos tóxicos e irritantes de óxidos de nitrógeno, amoníaco y cloruro de hidrógeno.
Se encuentra en la lista de sustancias peligrosas del gobierno de Nueva Jersey:
En cuanto al azodicarbonamida, se considera un suavizante de masas y es ampliamente utilizado en masas para la preparación de panes y repostería.
Sin embargo, se le ha relacionado con irritación en garganta, sensibilidad, alergia, cálculos renales, cálculos renales, e impactos en tiroides.
Es una sustancia inflamable, ante su inhalación puede provocar cefalea, mareo, fatiga, cólicos:
El riesgo de que este tipo de aditivos estén presentes en productos como el pan integral es que existen consumidores que lo ingieren como parte de su dieta diaria considerándole como un producto saludable y sin riesgo alguno para su salud. Existen familias enteras que consumen este tipo de productos por años.
Etiquetado:
El etiquetado frontal es sencillo, basado en colores beige, café claro y naranja mate.
En la parte central se encuentra el nombre del producto con algunas leyendas y la foto de una familia con el padre, la madre, un niño y el “Osito Bimbo”.
Debajo de la foto hay una leyenda que dice: “Te cuida bien”.
Luego el nombre del producto: Bimbo Integral.
Después se observa otra leyenda que dice: “Cascarilla entera de trigo”, acompañada de un par de espigas de trigo.
En la parte inferior se encuentra la información nutrimental en formato de GDA, un etiquetado propuesto por la propia industria, mostrando los diferentes nutrientes de interés por porción de una rebanada.
Es interesante observar que en la parte lateral se muestra un pequeño sello que establece que por porción contiene 31, pero aquí la porción es de dos rebanadas y no una como se hace ver en el GDA.
Esto muestra cómo la industria manipula la información que desea resaltar más y disimula aquella que no conviene tanto, como es el caso de los azúcares.
En el rubro de azúcares se establece un porcentaje (2%) de una dieta de 2 mil calorías.
Sin embargo, la industria ha delimitado que 90 gramos o 360 calorías pueden provenir del azúcar. Este criterio es un criterio sin respaldo científico, ya que la Organización Mundial de la Salud establece un criterio de máximo tolerable de 50 gramos o 200 calorías provenientes de azúcares añadidos.
La industria lo que hace es combinar los azúcares naturales con los azúcares añadidos, para que así se reflejen cantidades mayores como criterio base, lo que genera los porcentajes se muestren en menores proporciones.
Por otro lado, observamos que dentro de estos GDA no se incluye la información de fibra, como se hace en el caso del Pan Bimbo Doble Fibra.
Nuevamente observamos cómo la industria sólo resalta lo que considera conveniente y no información que es importante para el consumidor, que sea veraz y fácil de entender.
Si se mostrara la información de fibra se tendría que exponer que por pieza sólo contiene 1.7 gramos y el porcentaje diría 5.6% (de acuerdo al criterio que se utiliza para el Pan Bimbo Doble Fibra, que es de 30 gramos promedio como recomendación diaria para un adulto).
En la parte posterior del etiquetado se integran toda una gama de leyendas que hacen referencia a lo saludable que es el trigo: “Con lo bueno del trigo”, “Pan integral Bimbo te puede ayudar a mantener una buena alimentación”.
Luego se hacen recomendaciones como: “Incluye PAN INTEGRAL BIMBO en tu dieta y entra a unMundo Más Saludable, porque está elaborado con trigo, cereal cuya fibra tiene efectos benéficos salud digestiva. Inclúyelo diariamente dentro de una dieta correcta y disfruta de los beneficios del trigo”.
Sin embargo, por el hecho de que contiene jarabe de maíz de alta fructosa, cloruro de amonio y azodicarbonamida no es conveniente consumir este producto diario u ofrecerlo a menores.
Al parecer el lema del producto es: “Pan Integral Bimbo®, te cuida bien®”.
Pero si este producto nos cuidara bien no utilizaría jarabe de maíz de alta fructosa, sino en todo caso de que fuese necesario utilizaría azúcar de caña proveniente de productores mexicanos o se utilizaría aceite vegetal en lugar de aceite vegetal parcialmente hidrogenado (el cual ya ha sido modificado químicamente) o tampoco se utilizarían tantos aditivos o se utilizarían aditivos que en su totalidad estuvieran libres de riesgos a la salud.
Es importante que los etiquetados sean sencillos y de fácil comprensión para el consumidor.
Un buen ejemplo es el etiquetado del semáforo, el cual indica con los colores del semáforo si algún producto es alto, moderado o bajo en ingredientes como: azúcares, grasa total, grasa saturada, grasas trans y sodio.
De esta manera, los consumidores pueden ver rápidamente (en segundos), qué tanto le conviene un producto o no (www.food.gov.uk/scotland/scotnut/signposting/Front-of-pack nutrition labelling).
En México contamos con la Norma Oficial Méxicana de Etiquetado, la cual establece en el punto 4.1.1 que la información contenida en las etiquetas de los alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados debe ser veraz y describirse y presentarse de forma tal que no induzca a error al consumidor con respecto a la naturaleza y características del producto (www.dof.gob.mx/NOM051 05/04/2010.html).
En la misma norma, en el punto 4.2.10.1.3 se establece que: “Los datos que deben aparecer en la etiqueta deben indicarse con caracteres claros, visibles, indelebles y en colores contrastantes, fáciles de leer por el consumidor en circunstancias normales de compra y uso”.
En este caso, la información nutrimental de las Barritas fresa Marinela utiliza letras muy pequeñas y no se alcanzan a leer adecuadamente, mucho menos “en circunstancias normales de compra y uso”.
Con el tipo de etiquetado que se observa en este producto, hay una clara falta a la norma oficial, ya que la información nutrimental es difícil de leer, las letras son pequeñas (más aún si se comparán con las leyendas promocionales que se encuentran en las diferentes partes del empaque).
El etiquetado es una de las pocas guías que tiene el consumidor para realmente saber qué está consumiendo, lo cual constituye un derecho.
Sin embargo, se observa que la industria de alimentos manipula los etiquetados para incrementar sus ventas y para hacer creer que sus productos son adecuados.
Y ahora, no sólo la industria, sino también la Cofepris, pues recientemente aprobó el tipo de etiquetado que fue inicialmente propuesto por la industria de alimentos (conocido como GDA) con ligeras modificaciones.
Exijamos que los etiquetados sean realmente orientadores para beneficio de la población y no de las grandes empresas.
Recordemos que en México se vive una fuerte epidemia de sobrepeso, obesidad y diabetes para la cual se deben tomar medidas contundentes.
A nivel internacional por parte de la OMS y otros organismos internacionales se ha propuesto que etiquetados realmente orientadores en los productos como una de las medidas más para combatir el sobrepeso, obesidad y diabetes, y así ayudar al consumidor a tomar decisiones basadas en la información (elpoderdelconsumidor.org/saludnutricional/consumir mas de 30 kilos anuales de azucar recomienda cofepris con el nuevo etiquetado_).
Los consumidores por decreto constitucional tenemos derecho a la información, derecho a la salud y a una alimentación adecuada, y el Estado debe asegurar su garantía.
Valoración general:
No recomendado para consumo diario por contener jarabe de maíz de alta fructosa y aditivos que no son totalmente libres de algún riesgo a la salud.
Alternativa:
Pan integral casero o de panadería.
Si la única opción es pan integral comercial fijarse en lo siguiente: que el primer ingrediente sea “harina integral”, que no contenga jarabe de maíz de alta fructosa y que no contenga gran cantidad de aditivos.
Nota: en el mercado existen máquinas portátiles para hacer pan casero, se puede explorar la posibilidad de adquirir una para hacer tu propio pan.
Las enfermedades crónicas, como obesidad y diabetes, no son una cuestión de “decisión personal”, ya que existe un fuerte engaño con referencia a lo que consumimos (www.youtube.com/The Fructose Epidemic – An Article by Dr Robert H. Lustig).