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Nicaragua: José Santos Zelaya (1853-1919)

Político y militar nicaragüense. Nacido en Managua el 1 de noviembre de 1853 y muerto en Nueva York el 17 de mayo de 1919. Llegó al poder en 1893 y gobernó de forma dictatorial su país desde 1895 hasta el 21 de diciembre de 1909.

Apenas se disponen de datos sobre los primeros años de su vida. Estudió en Bélgica y en Francia y fue en estos países donde entró en contacto con las ideas del Liberalismo, filosofía política que estuvo presente en su ideario, durante gran parte de su vida.

 Tras regresar a su país entró a formar parte del Partido Liberal nicaragüense. Dicho partido se hizo fuerte en Managua, gracias al apoyo de los dueños de las explotaciones de café de la Sierra del Pacífico y de la Meseta Central; y de los comerciantes del país, los cuales vieron en el Liberalismo la posibilidad de intervenir en materia política. 

En años anteriores, el predominio del Partido Conservador había sido total, puesto que contaba con el apoyo de las importantes oligarquías granadinas, tradicionalmente dedicadas a la explotación de cereales y de ganado. 

Por tanto la fragmentación de los grupos oligárquicos del país, facilitó la penetración del movimiento Liberal.

José Santos Zelaya a pesar de ser un desconocido para las oligarquías que controlaban la política de su país, destacó muy pronto en las filas del Partido Liberal. En el año 1883 ocupó la alcaldía de Managua y en 1884 era el líder indiscutible de su partido.

 Por este motivo estuvo al frente del movimiento armado de 1893, que derrocó al conservador Roberto Sacasa (1889-1893), dicho movimiento fue bautizado como Revolución Liberal. 

Tras la revolución, la nueva Junta de Gobierno, presidida por Santos Zelaya; consideró que era necesaria la redacción de una nueva constitución, para consolidar las nuevas ideas y hacerse cargo del poder de forma efectiva. 

Así se procedió a la elección de una Asamblea Constituyente, la cual eligió al Santos Zelaya como presidente de la República de Nicaragua en 1893, puesto que ocupó hasta diciembre de 1909.

El 11 de julio de 1894 entró en vigor la nueva constitución, bautizada como "La Libérrima", que pretendía asegurar la modernización del país y donde se intentó plasmar los ideales del liberalismo nicaragüense. 

Ésta constitución emprendió una importante reforma del Poder Ejecutivo, eliminó la reelección presidencial, estableció la separación entre la Iglesia y Estado, implantó un sistema presidencialista, en el cual el presidente estaba a la cabeza y contaba con la ayuda y control de una cámara de diputados; y además reconoció algunos derechos individuales que pretendían garantizar la seguridad e integridad de los ciudadanos, como el derecho a la propiedad privada o el derecho a recibir una educación laica y gratuita.

Para asegurar el buen funcionamiento de la mencionada constitución a todos los niveles, se inició la reforma del Poder Judicial, se estableció la Corte Suprema de Justicia y se redactó un nuevo código civil y penal, además se emprendieron importantes reformas de carácter económico. 

Tras un corto periodo la Constitución de 1893 quedó suspendida, la justificación para llevar a cabo esta medida fue el bloqueo inglés de Corinto, el presidente Santos Zelaya declaró el estado de emergencia y recibió poderes absolutos, de este modo pudo gobernar por decreto sin contar con la aprobación del Congreso, además quedó suspendido el artículo de la nueva constitución que impedía la reelección presidencial. 

De este modo el líder de la Revolución Liberal se transformó en dictador de Nicaragua y como tal, en 1905, intentó reforzar su poder con la entrada en vigor de una nueva constitución, tras haber realizado sucesivas modificaciones en la de 1893.

Desde un principio, fueron evidentes los intentos del nuevo presidente por mantenerse en el poder, la mejor manera para asegurarse el control de la situación era el mantenimiento del orden público e intentar, en la medida de lo posible, acallar las protestas del partido Conservador, relegado en estos momentos a un segundo plano.

 Por este motivo se aumentó el número de efectivos policiales en Managua y se formó la policía republicana, la cual tuvo sede en las principales ciudades del país y en los pueblos de cierta entidad. 

A pesar de todo, los años que el presidente Santos Zelaya estuvo en el poder estuvieron marcados por la aparición de numerosos conflictos interiores de carácter político y social sobre todo a partir de 1906 cuando se promulgó la ley, de corte liberal, de extinción de comunidades indígenas.

 Por dicha ley se obligó a repartir la mitad de las tierras de propiedad comunal indígena entre los indios y vender la otra mitad a los indios ladinos. 

Los indios en su mayoría eran fieles a sus tradiciones y no entendían en el idioma oficial, lo que les situaba en una posición de desamparo para defender sus derechos.

Durante los primeros años de gobierno de José Santos Zelaya se continuó con el proceso, iniciado, tímidamente por los últimos gobiernos conservadores, de secularizar la sociedad nicaragüense.

 De este modo se intentó eliminar la influencia de la Iglesia en materia educativa, potenciando la creación de colegios públicos; los cementerios pasaron a ser controlados directamente por el Estado, se regularizó la validez de los matrimonios civiles, se tomaron medidas para legalizar el divorcio y se reconoció la libertad de cultos. 

Por otro lado se terminó el proceso, iniciado años antes; de desamortización de los bienes en propiedad del clero, lo que suscitó airadas protestas de los altos cargos de la Iglesia de Nicaragua. 

Tras llevar a cabo estas reformas, se inició un proceso para normalizar las relaciones con la Santa Sede, lo que atemperó el profundo anticlericalismo de estos primeros años.

Los proyectos del presidente en materia económica pasaban por la implantación de una economía de mercado, netamente capitalista. 

Pretendía hacer de la exportación de café la principal actividad económica del país, para ello, era necesario ampliar las zonas dedicadas a su cultivo y modernizar los transportes. Así, con esta actividad se podría reactivar la economía y sacar al país del profundo retraso en el que vivía, además de este modo recompensaba a los cafetaleros por el apoyo prestado a la Revolución Liberal.

 Para lograr la proyectada modernización, puso en marcha un ambicioso proyecto de obras públicas, el cual contemplaba la construcción de ferrocarriles, como el del Atlántico; la reparación y construcción de caminos, puertos, muelles y puentes. 

Por otro lado, introdujo el alumbrado eléctrico en ciudades más importantes del país y mejoró el servicio de correos y telégrafos. Pero rápidamente Santos Zelaya se vio obligado a reconocer las limitaciones de sus proyectos y la situación real de Nicaragua en materia económica.

 De este modo, continuó con la política desarrollada por los gobiernos conservadores y estimuló la creación de monopolios, en el caso de la minería, y de las concesiones para la explotación de los recursos naturales, como es el caso de la exportación de madera y la producción bananera.

 Ambas actuaciones aseguraron el control, cada vez más férreo, de la economía nicaragüense por parte de empresas estadounidenses, las cuales contaron con el firme apoyo de su gobierno, puesto que éste veía con buenos ojos la expansión económica alcanzada, gracias a las inversiones llevadas a cabo por sus empresarios en toda América Central.

A principios del siglo XX, Estado Unidos comunicó su intención de construir un canal que uniera el océano Pacífico con el Atlántico, la posibilidad de construirlo en suelo nicaragüense suscitó el interés del gobierno de Santos Zelaya, que vio en este canal una posibilidad de reactivar la dependiente economía de su país. 

Por este motivo, para hacer viable la construcción de dicho canal, era necesario reincorporar a Nicaragua el territorio de la Mosquitia, territorio atlántico protectorado del Reino Unido desde 1844. 

De éste modo, tras la expulsión del cónsul inglés y deponer al rey misquito, quedó bajo el control de Nicaragua la rica zona del río San Juan, controlada a su vez económicamente por los empresarios estadounidenses de la United Fruit Company. 

Nicaragua necesitaba el canal para iniciar su recuperación económica y conservar su hegemonía en Centroamérica pero, como ya se ha mencionado, era muy dependiente de los empresarios de Estados Unidos, lo que le restaba poder en las negociaciones. Santos Zelaya en un intento de mantener la independencia política de su país, comunicó a Estados Unidos que no renunciaría a la soberanía de los territorios, si definitivamente se construía el canal en Nicaragua.

 Esta declaración, llevó al gobierno de dicho país a iniciar la construcción del canal interoceánico en Panamá, en el año 1903 (véase: Canal de Panamá). 

Tras el duro golpe sufrido la economía de Nicaragua fue todavía más dependiente de Estados Unidos. Éste país, retiró su apoyo al presidente Santos Zelaya y comenzó a financiar al Partido Conservador.

En materia de política exterior los planes de Santos Zelaya se vieron truncados, igual que los económicos, por la construcción del canal de Panamá y por perder el respaldo del gobierno de Estados Unidos.

 Éste desde su llegada al poder, consideró prioritario impulsar una nueva unión de los países de Centro América, teniendo como eje Nicaragua, puesto que era el país con más potencial económico y militar. Con esta unión se pretendía frenar la expansión de Inglaterra y sobre todo la de Estados Unidos. 

Así, en 1895, tras la firma del Pacto de Amapala, el presidente nicaragüense inició las negociaciones con los presidentes Manuel Bonilla, representante de Honduras; y el general Rafael Antonio Gutiérrez, representante de El Salvador. 

El 27 de agosto de 1898 se aprobó la Constitución de los Estados Unidos de Centroamérica, pero un golpe de Estado llevado a cabo en El Salvador, el 13 de noviembre de ese mismo año, por el general Tomás Regalado, impidió que pudiera llevarse a la práctica la proyectada federación. 

A pesar de este golpe, Nicaragua continuó siendo el Estado hegemónico hasta que se iniciaron los conflictos entre el gobierno de Santos Zelaya y los intereses de Estados Unidos, algunos años más tarde.

 En 1903, superado por los acontecimientos, el presidente de Nicaragua, intentó firmar un acuerdo con Inglaterra y Japón para llevar a cabo la construcción de otro canal en Centro América, pero este proyecto no pudo llevarse a la práctica, ya que existían problemas para fijar la frontera entre Honduras y Nicaragua. 

Tras lo cual, en 1907, se produjo un intento por parte de Santos Zelaya de ocupar Honduras, éste país contó con el apoyo militar de El Salvador. 

La reacción de Estados Unidos no se hizo esperar y tras quedar patente la superioridad nicaragüense decidió mediar para acabar con el conflicto.

 Ese mismo año, las intenciones imperialistas de Estados Unidos quedaron claramente definidas en la zona, puesto que se convirtió en árbitro de los conflictos centroamericanos gracias a los poderes que le confería el Tratado de Washington.

Por tanto, la política llevada a cabo por José Santos Zelaya se fue haciendo cada vez más incomoda para Estados Unidos, que pretendía asegurar la paz en América Central, para proteger su inversión en el canal de Panamá. 

En 1909 estalló la revolución en la costa atlántica contra el gobierno de Santos Zelaya, dicha revolución de carácter conservador, fue dirigida por el general Juan José Estrada, el cual contó con el apoyo moral y económico de los Estados Unidos.

 La intervención directa por parte estadounidense no se hizo esperar, puesto que tras el estallido del conflicto, dos ciudadanos norteamericanos fueron ejecutados por las tropas del presidente.

 El secretario de Estado norteamericano, Philander Knox, tras conocer la noticia, envió un comunicado a Santos Zelaya invitándole a abandonar la presidencia, la denominada Nota Knox, por la cual si el presidente entregaba el poder seria acogido por el gobierno de Estados Unidos en calidad de refugiado político. 

Santos Zelaya aceptó la proposición y abandonó el ejercicio del poder en el 21 de diciembre de 1909, el nuevo presidente de la República de Nicaragua fue entonces José Madriz, con su presidencia se inició un dominio total de la vida política de Nicaragua por parte de Estados Unidos, hasta el año 1932. José Santos Zelaya marchó al exilio y murió diez años más tarde, el 17 de mayo de 1919, en la ciudad de Nueva York a la edad de sesenta y seis años.

Bibliografía

TORRES-RIVAS, E. Las repúblicas agroesxportadoras (1870-1945), en Historia general de Centro América (Vol IV). Madrid, Sociedad Estatal Quinto Centenario, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Víctor Hugo Acuña Ortega (editor), 1992.

CGS
http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=zelaya-jose-santos

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