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Líder de Comunidad Judía de Chile revela presencia de CIA y Mossad


MATIAS ROJAS / VERDAD AHORA – En una entrevista con el Jerusalem Post el presidente de la Comunidad Judía de Chile admitió la vigilancia de servicios de inteligencia extranjeros hacia comunidades musulmanas presentes en el norte del país.

En una publicación del medio israelí, con fecha 23 de agosto de 2012, Shai Agosin manifestó su preocupación por la supuesta actividad de terroristas musulmanes en la ciudad de Iquique.
 
 “Agosin dijo que inmigrantes del Líbano e Irán han ingresado en el puerto franco ubicado al borde del desierto de Atacama, y que las autoridades están preocupadas de que éste podría convertirse en un centro de actividad islámica extremista”, señala el artículo.

La admisión más importante de Agosin dice relación con la labor que estaría siendo realizada desde el extranjero para prevenir este tipo de actividades

Según sostuvo el líder de la comunidad, Ciudad del Este de Paraguay, ubicada junto a la frontera de Brasil y Argentina, habría sido el centro de planificación de los atentados a edificios israelíes en Buenos Aires en el año 1992 y 1994.
 
 “Agosin dijo que servicios secretos como la CIA y el Mossad están manteniendo un ojo cauto sobre lo que se está desarrollando en Iquique para prevenir tales resultados”, versa la publicación del Jerusalem Post.

EL “PINCHAZO” ISRAELÍ

El presidente de la Comunidad Judía de Chile, a través de la entrevista ya mencionada, manifiesta poseer un conocimiento más amplio que el común de las personas. En una entrevista con Radio Bio Bio de marzo de 2012, Shai Agosin confirmó su relación con la Policía de Investigaciones en materias investigativas.

“Hemos trabajado en estrecha relación con la PDI”, contestó Agosin a la periodista Fernanda Hansen, luego de que ésta preguntara si las autoridades chilenas estaban al tanto de supuestas células de terrorismo islámico en Chile. “Sabemos que Al Qaeda podría estar actuando en nuestro país”, enfatizó.

La influencia de la inteligencia israelí en altas cúpulas de Investigaciones fue expuesta en 2003 por dos comisarios (r) de la institución: Roberto Ruiz y René Cocq. En un artículo de Terra, titulado “Supuestos lazos con grupo de inteligencia internacional”, los ex funcionarios denunciaron que el ex director general de la PDI, Nelson Mery Figueroa, era un informante del Mossad.

“Una vez, cuando estaba sucediendo la Guerra del Golfo, vino de visita un embajador iraní a Chile y Mery, fuera de sus funciones oficiales, nos dio una orden secreta (…) de que siguieran las 24 horas al día al embajador mientras estuviera en territorio nacional y entregaran un informe completísimo de todos sus movimientos en el país”, explicó el comisario (r) Cocq a Terra.

Luego del bochornoso episodio del caso paquistaní en 2010, expuesto como un montaje en la opinión pública, el senador del MAS Alejandro Navarro llamó a fiscalizar las actividades de la CIA en territorio nacional. Esto tras comprobarse un allanamiento irregular de la PDI a la vivienda del estudiante Saif Ur Rehman Khan, acusado de terrorismo por el ministro Hinzpeter, mientras éste se encontraba retenido en la embajada por funcionarios diplomáticos.

Según se desprende de las declaraciones insertas en la carpeta investigativa, el allanamiento fue dirigido por el subcomisario Sergio Leal Villarroel bajo órdenes directas del entonces jefe del FBI en Chile, Stanley Stoy, quien dejó el país inmediatamente después de que se comenzara a cuestionar la injerencia de Estados Unidos en el montaje.

Fuentes reservadas que trabajaron en Investigaciones sostienen que la operación fue dirigida por funcionarios vinculados al Mossad, y al ex director de la PDI, Nelson Mery. Nadie sabe qué hacían estos policías en la pensión de Khan, donde posteriormente fueron encontradas nuevas trazas de explosivos.

EL URANIO FALSIFICADO

No debe ignorarse que las declaraciones de Agosin hayan sido publicadas pocos días antes del supuesto hallazgo de dos toneladas de uranio a sólo metros de la embajada estadounidense en La Paz, Bolivia. Según autoridades bolivianas, la carga pasaría por Chile.

El informe inicial apuntó a la existencia de 72.35 gramos de uranio en la carga incautada. Sin embargo, días después del hallazgo, el laboratorio que supuestamente había emitido el análisis químico denunció que el documento era falso, y que las firmas de sus inspectores se encontraban adulteradas.

“No existe la numeración de los informes correlativos (…) nunca se habría hecho un informe certificando un 72.35 por ciento de la existencia de dióxido de uranio”, expresó la gerente general de Spectrolab, Rosario Mena de Bascopé, según declaraciones consignadas por El Diario de Bolivia.

Ignorando las inconsistencias del hallazgo, Brasil reaccionó ante la noticia con una información explosiva. En un artículo publicado por el medio Valor Económico, fuentes de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ANBA) informaron que estaban investigando rumores de una ruta de tráfico de uranio hacia Irán, la cual implicaría también a Venezuela.

“La sospecha es que el uranio entre de manera ilegal a Bolivia y se exporte como otro mineral a Chile”, reportó Página Siete de Bolivia.

El supuesto hallazgo de uranio en La Paz no pasó inadvertido para las autoridades chilenas. El gobernador de Iquique, Felipe Rojas, confesó a Soychile.cl que “estamos atentos a este tipo de circunstancias, observantes de la situación y vigilantes con respecto a cualquier material peligroso que pudiera pasar por la frontera”.

¿TRÁFICO DE PERSONAS EN IQUIQUE?

Un operativo no menor de la PDI en Iquique tuvo lugar en noviembre de 2010, cuando el Ministerio del Interior afirmó haber encontrado una red de tráfico de ciudadanos paquistaníes en el norte de Chile. De 19 detenidos, 4 de ellos fueron formalizados por asociación ilícita, cohecho y soborno, y el resto por ingreso ilegal al país.

El jefe del Departamento de Extranjería de la policía civil, Raúl Sepúlveda, informó a los medios que una banda de paquistaníes captaba a personas de la misma nacionalidad para que vinieran a Chile, con la promesa de llevarlos después a Norteamérica, previo pago de 12 mil dólares.

Según consignó Emol, las indagaciones habían comenzado “a raíz del caso del joven paquistaní Saif Khan”, pero que éste no tenían “vinculación alguna con la agrupación”. Versiones de prensa apuntaron a que la mayoría de los paquistaníes habían sido víctimas de una estafa, ya que tras ofrecérseles una mejor vida en Estados Unidos, éstos habían sido abandonados en Iquique.

“En primera instancia, según las primeras investigaciones de la PDI, esta red delictual no tiene ninguna relación con alguna organización terrorista”, reportó Terra el 19 de noviembre de 2010.

Pese a que la conexión con Khan nunca quedó esclarecida, el ministro Hinzpeter utilizó el incidente para iniciar una dura arremetida comunicacional contra la cónsul de Pakistán, Catalina Alliende, quien había defendido previamente la inocencia del estudiante paquistaní acusado de terrorismo.

“Si una funcionaria honoraria, cónsul honoraria de nuestro gobierno, ha estado involucrada de alguna manera en estos deleznables y criticables hechos, no le quepa ninguna duda que va a dejar de tener el cargo en cinco minutos”, declaró Hinzpeter a la prensa.

Los dichos de Hinzpeter serían desmentidos días después por la propia Cancillería chilena, la cual remitió un texto respaldando a la cónsul y agregando que la propia Alliende había, a fines de julio de 2010, alertado a la PDI de los primeros antecedentes sobre la falsificación de visas.

Sabiendo que los montajes vienen acompañados de una exhaustiva campaña comunicacional, Iquique reúne todos los elementos para convertirse en el nuevo centro de la histeria terrorista, impulsada por los servicios secretos de Estados Unidos e Israel para introducir la llamada “guerra contra el terrorismo” en nuestro país.

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