por                  Thierry Meyssan*...
Angela Merkel nació en 1954, en Hamburgo (Alemania Federal). Poco  después de su nacimiento, su familia decide –algo poco común– irse a  vivir a Alemania Oriental. Su padre, pastor luterano, funda en poco  tiempo un seminario en la República Democrática Alemana y dirige un  hogar de impedidos físicos, se abstiene de emitir críticas públicas  sobre el régimen y goza de un situación social privilegiada; dispone de  dos automóviles y viaja con frecuencia a Occidente.
Estudiante brillante, Angela Merkel obtiene el doctorado en física. 
Se casa con un físico, Ulrico Merkel, del que rápidamente se divorcia y  posteriormente comienza a vivir con el profesor Joachim Sauer,  divorciado como ella y padre de dos hijos. Angela Merkel se dedica a la  investigación sobre la física cuántica en la Academia de Ciencias.
Simultáneamente, comienza una carrera política en el seno de la Freie  Deutsche Jugend (FDJ o Juventud Libre Alemana), organización juvenil  oficialista, dentro de la cual va subiendo de categoría hasta  convertirse en secretaria del departamento de agitación y propaganda.  Angela Merkel es entonces una de los principales expertos en  comunicación política de la dictadura socialista. 
Por motivos  profesionales y políticas, viaja frecuentemente a los demás países del  bloque soviético, principalmente a Moscú, gracias a su dominio de la  lengua rusa.
En noviembre de 1998, la caída del muro de Berlín, deseada y  preparada durante largo tiempo, sorprende sin embargo a todas las  cancillerías.
 La CIA trata de montar por su cuenta el relevo  reclutando a responsables del régimen socialista que, como mismo  estuvieron al servicio de la URSS, aceptan entonces ponerse al servicio  de Estados Unidos.
Un mes después [de la caída del muro], Angela Merkel cambia de pronto  de casaca y se pasa a las filas del Demokratischer Aufbruch (Despertar  Democrático), nuevo movimiento que se inspira en los demócrata  cristianos de Alemania Occidental. 
Allí desempeña inmediatamente las  mismas funciones que había realizado en la antigua RDA, sólo que su  nuevo puesto era, según la terminología de Alemania Occidental, de  «encargada de relaciones con la prensa».
Se descubre entonces que el presidente del Demokratischer Aufbruch,  Wolfgang Schnur, es un ex colaborador de la Stasi, la policía política  de la dictadura socialista. Es precisamente Angela Merkel quien anuncia  personalmente a la prensa la dolorosa noticia que obliga a Schnur a  dimitir, permitiéndole a ella misma reemplazarlo a la cabeza del  movimiento.
Gracias al resultado de las últimas elecciones legislativas de la  RDA, Angela Merkel forma parte del gobierno de Lothar de Maziere,  convirtiéndose en su vocero, aunque el Demokratischer Aufbruch no había  obtenido más que 0.9% de los sufragios. 
Durante este período de  transición, Angela Merkel participa activamente en las negociaciones  «2+4», que ponen fin al estatus cuatripartita de Berlín y a la ocupación  aliada, así como en las negociaciones con vistas a la reunificación  alemana. 
Para evitar, según la propia Angela Merkel, un éxodo masivo de  Alemania Oriental hacia la parte occidental, la señora Merkel se  esfuerza por incorporar inmediatamente la RDA a la economía de mercado y  a la zona monetaria de la divisa de la RFA.
Mientras tanto, su concubino, Joachim Sauer, es contratado por la  firma estadounidense Biosym Technology, pasa un año en San Diego  (California) trabajando en el laboratorio de esa firma –contratista del  Pentágono. Se mantendrá más tarde trabajando como experto con Accelrys,  otra empresa de San Diego, que también trabaja para el Pentágono. Por su  parte, Angela Merkel perfecciona su inglés, lengua que hoy domina a la  perfección.
Al disolverse la RDA en el seno de la RFA y también disolverse el  Demokratischer Aufbruch dentro de la Christlich Demokratischen Union  (CDU – Unión Demócrata Cristiana), Angela Merkel es electa diputada al  Bundestag y entra al gobierno de Helmut Kohl. 
A pesar de ser éste último  es un personaje muy temeroso del qué dirán, decide designar a esta  joven proveniente del Este, divorciada, sin hijos, envuelta en una  relación de concubinato, para ocupar el puesto de ministro de la  Familia, de la Juventud y de la Condición Femenina.  
En 14 meses, la responsable comunista de la propaganda destinada a la juventud de la RDA se convirtió en ministro demócrata cristiana de la Juventud de la RFA. Es importante precisar que los resultados de su primer mandato como ministro son bastante pobres.
Continuando su carrera en el seno de la CDU, Angela Merkel trata  infructuosamente de que los electoras voten por ella para obtener la  presidencia regional del partido en Brandeburgo. Pero Lothar de Maziere,  a la sazon vicepresidente nacional del partido, se ve obligado a  dimitir cuando se descubren sus antiguas relaciones con la policía  política de la RDA. Angela Merkel lo reemplaza.
En 1994 el ministro para el Medio Ambiente, la Protección de la  Naturaleza y la Seguridad Nuclear, Klaus Topfer, es nombrado para  dirigir el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente al cabo de  una larga lucha entre este personaje y la Federación de Cámaras de  Comercio y de Industria (DIHK). 
Esta última lo acusa de subestimar las  realidades económicas. Helmut Kohl nombra entonces a su protegida para  substituirlo, poniendo así fin a la crisis. Al hacerse cargo del  ministerio, Angela Merkel emprende una purga contra los altos  funcionarios fieles a su antecesor. Durante esta etapa, Angela Merkel  hace amistad con su homóloga francesa de aquel entonces, Dominique  Voynet.
En 1998, el canciller federal Kohl comunica a Estados Unidos que él  se opone a una intervención internacional en Kosovo. Mientras tanto, los  social demócratas de Gerhard Schroder y los Verdes de Joschka Fischer  comparan a Slobodan Milosevic con Adolf Hitler y claman por el  desencadenamiento de una guerra humanitaria.  
La prensa atlantista se desencadena entonces contra el canciller federal atribuyéndole las dificultades económicas del país posteriores a la reunificación. La ola rojo y verde barre a los demócrata cristianos en las elecciones de septiembre de 1998. Schroder alcanza el puesto de canciller federal y nombra a Fischer ministro de Relaciones Exteriores.
Se descubre entonces que Helmut Kohl y sus colaboradores más próximos  aceptaron financiamientos ocultos de la CDU; pero, por respeto a la  palabra dada, los beneficiaros se niegan a revelar los nombres de los  donantes. Angela Merkel publica entonces en el Frankfürter Allgemeine Zeitung [1]  una tribuna libre en la que se distancia de su mentor. 
Así obliga a  Helmut Kohl a retirarse del partido y al presidente de la CDU, Wolfgang  Schauble, a presentar posteriormente su renuncia. En nombre de la moral  pública, Angela Merkel se apodera así de la presidencia del partido. De  paso, se somete a la moral demócrata cristiana al casarse con su  concubino.
Angela Merkel obtiene entonces el apoyo público de dos grupos de prensa. 
Ya puede contar con el respaldo de Friede Springer, heredera del grupo Axel Springer (180 diarios y revistas como Bild, Die Welt…). Este grupo de prensa obliga a sus periodistas a firmar una cláusula editorial que especifica que están obligados a contribuir al desarrollo de los vínculos transatlánticos y con la defensa del Estado de Israel.
Angela Merkel cuenta también con el apoyo de su amiga Liz Mohn, directora del grupo Bertelsmann, n° 1 entre los medios de difusión de toda Europa (grupo RTL, grupo Prisma, grupo Random House, etc.). La señora Mohn es también vicepresidenta de la Fundación Bertelsmann, pilar intelectual del atlantismo europeo.
Angela Merkel sigue los consejos de Jeffrey Gedmin, enviado a Berlín  por el clan Bush especialmente para ocuparse de ella. Este cabildero  trabajó primeramente en el American Enterprise Institute (AEI) [2]  bajo la dirección de Richard Perle y de la esposa de Dick Cheney.  Gedmin alentó enérgicamente la creación del euro en paridad con el  dólar. 
En el seno de la AEI, dirigió la Nueva Iniciativa Atlántica (NAI)  en la que se reunían todos los generales y políticos americanófilos de  Europa. 
Más tarde, participó en el Proyecto por un Nuevo Siglo Americano  (PNAC) y redactó el capítulo sobre Europa dentro del programa de los  neoconservadores. En este documento se indica que la Unión Europea debe  mantenerse bajo la autoridad de la OTAN y que eso sólo sería posible  «desalentando los llamados europeos a la emancipación» [3]. 
Para terminar, Gedmin es administrador del Consejo de la Comunidad de Democracias (CCD) [4],  que se pronuncia por una ONU que renunciaría al principio de igualdad  entre los Estados miembros, y asumió la dirección del Instituto Aspen de  Berlín [5]. 
Después de eso, declinó la oferta de convertirse en embajador adjunto  de Estados Unidos en la ONU que le hiciera su amigo John Bolton [6] para dedicarse exclusivamente a encaminar a Angela Merkel.
En 2003, el Departamento de Estado confió a Jeffrey Gedmin y Craig  Kennedy un vasto programa de «diplomacia pública», o sea de propaganda,  que incluía el financiamiento secreto de periodistas y medios de opinión  en Europa Occidental [7].
En 2003. el canciller federal Gerhard Schoder se opone a la operación  anglosajona contra Irak. Angela Merkel publica entonces una valiente  tribuna en el Washington Post [8]  en la que refuta la doctrina Chirac-Schroder de independencia de  Europa, expresa su gratitud y su amistad por «América» y apoya la  guerra.
En mayo de 2004, Angela Merkel mezcla las cartas durante la elección  para la presidencia de Alemania Federal imponiendo al banquero Horst  Kohler, principal redactor del Tratado de Maastricht, artífice del euro y  más tarde presidente del BERD y director del FMI. Posteriormente lanza  una campaña «patriótica» contra el islamismo radical.
A lo largo de la campaña legislativa de 2005, Angela Merkel  estigmatiza el aumento del desempleo y la despreocupación de los social  demócratas en ese sentido. La CDU obtiene así una ventaja de 21 puntos  en los sondeos. Es entonces cuando su consejero secreto, Jeffrey Gedmin,  la interpela en una carta abierta publicada en Die Welt. 
Después  de haber criticado el modelo económico alemán, Gedmin escribe: «Antes  de hacer progresar al país, usted tiene que vencer el plano intelectual a  los nostálgicos reticentes. Si Sarkozy resulta ser el sucesor de  Chirac, es posible que Francia progrese. 
Sería penoso que Alemania  siguiera retrocediendo». Respondiendo a esa invitación, Angela Merkel  revela finalmente sus soluciones. Pone en primera línea a uno de sus  consejeros, el ex juez del Tribunal Constitucional Paul Kirchohf, y al  equipo de la Initiative Neue Soziale Marktwirtschaft (la Iniciativa para  la Nueva Economía Social de Mercado) [9]. 
 Esta anuncia la supresión de la progresión del impuesto sobre la renta:  la tasa será la misma para los que sólo tienen lo necesario y para los  que viven rodeados de cosas superfluas. El canciller saliente, Gerhard  Schroder, critica duramente ese proyecto durante un debate televisivo. 
La ventaja de la CDU se desmorona. En definitiva, la CDU obtiene el 35%  de los sufragios y el SPD el 34% mientras que el resto se dispersa entre  las pequeñas organizaciones. Los alemanes ya no quieren a Schroder,  pero tampoco quieren a Merkel. 
Al cabo de largas y difíciles  negociaciones se crea una amplia coalición: Angela Merkel es canciller  federal, pero tiene que dejarle a la oposición la mitad de los  ministerios.
Merkel impone la participación de un contingente alemán en la fuerza  multinacional que invade Afganistán bajo las órdenes de Estados Unidos.  Más tarde, durante la intervención israelí en el Líbano, impone un  despliegue naval alemán en el seno de la FINUL declarando que «si la  razón de ser de Alemania es garantizar el derecho de Israel a existir,  no podemos decir que no haremos nada ahora que ese derecho está  amenazado ».
La señora Merkel preside la Unión Europea desde el 1ero de enero de  2007. 
Y no oculta su intención de obligar a Francia y Holanda a aceptar  un documento equivalente al proyecto de Tratado Constitucional que  ambos países rechazaron anteriormente por la vía del referéndum, ni su  intención de retomar el proyecto de fusión entre la zona norteamericana  de libre comercio y la zona europea de libre comercio con vista a la  creación de un «gran mercado transatlántico», según la antigua fórmula  de Sir Leon Brittan.


