Un informe de Audemus, la consultora de Matías Kulfas, prevé “actividad estancada o con expansión muy leve” y más cierre de empresas. Las pymes serán el sector más expuesto.
En pocos días, el calendario marcará el inicio de un nuevo año, pero el 2026 ya se vislumbra igual de malo que el actual para las industrias locales.
La idea se desprende de un trabajo de la consultora Audemus, encabezada por el ex ministro Matías Kulfas, que precisó que el sector pyme será el más golpeado y el combo recesión e importaciones redundará en un proceso sostenido de pérdida de puestos de trabajo.
Concretamente, el trabajo al que accedió Página I12 refiere a una pérdida de empleos estimada entre 1500 y 2000 mensuales.
“En este contexto, proyectamos para 2026 una dinámica industrial caracterizada por una actividad estancada o con una expansión muy leve, y heterogeneidad sectorial, como mostramos para el año 2025”, introduce el informe.
Y precisa que “este desempeño se traduciría en una continuidad de la caída del empleo industrial formal, con una pérdida estimada de entre 1.500 y 2.000 puestos de trabajo por mes, magnitud consistente con lo observado en el último período”.
A continuación, el informe de Kulfas destaca que, a esta situación, se le agregaría “el cierre de empresas -especialmente pymes industriales- y un proceso de transformación regresiva del tejido productivo, en el cual un número creciente de firmas abandona la producción local para reconvertirse en importadores o distribuidores de bienes finales”.
El texto agrega que, en síntesis, “el escenario base para 2026 combina una macroeconomía más ordenada y con crecimiento, pero con una estructura productiva cada vez más desequilibrada.
La industria manufacturera, lejos de convertirse en un motor de la recuperación, aparece como uno de los sectores más afectados por el esquema macroeconómico y comercial vigente, consolidando un patrón de crecimiento poco inclusivo desde el punto de vista productivo, del empleo y del desarrollo de capacidades nacionales”.
Puntualiza, además, que “los principales factores de impulso del crecimiento en 2026 se localizarán fundamentalmente fuera del entramado industrial. Vemos perspectivas favorables en el sector energético, particularmente en hidrocarburos, donde la expansión de Vaca Muerta” es clave.
Las pymes, en la mira
En la misma línea, la consultora Audemus indaga en cuáles serán los sectores más dañados del rubro productivo en 2026.
Aseguran que “las industrias tradicionales, intensivas en mano de obra y con alta presencia de pymes, aparecen como las más expuestas y vulnerables en 2026. Se trata de sectores que enfrentan una competencia directa y creciente de productos importados, provenientes en muchos casos de economías con escalas productivas, costos laborales y estructuras impositivas muy diferentes a las locales”.
En este contexto, destacan, “proyectamos para estos sectores una continuidad del proceso de contracción observado en los últimos años, con caídas de producción, cierre de establecimientos y destrucción de empleo”.
Y apuntan que “la apreciación cambiaria y la reducción de aranceles y controles comerciales erosionan rápidamente la viabilidad económica de una parte significativa del entramado productivo, acelerando procesos de informalización, sustitución por importaciones y reconversión de empresas hacia actividades comerciales. La posibilidad de una recuperación sostenida en estos rubros aparece muy limitada bajo el esquema vigente”.
En el detalle, informan que “el sector metalmecánico, incluyendo la fabricación de maquinaria y equipos, presenta un panorama mixto pero predominantemente negativo. Por un lado, podría beneficiarse indirectamente del dinamismo de sectores como energía, minería y agro.
Sin embargo, estos potenciales efectos positivos se ven ampliamente neutralizados por la debilidad de los encadenamientos productivos y por el fuerte sesgo importador de las grandes inversiones. Ante este panorama, el escenario más probable para 2026 es el de un sector estancado”.
La firma de Kulfas hace, además, un apunte político. Explican que es difícil que la coyuntura industrial cambie cuando hay un gobierno que se niega a hacer política para esos sectores.
Afirman que “el ejemplo más claro de esta orientación política del gobierno argentino surgió semanas atrás, cuando un alto funcionario, Pablo Lavigne, afirmó que el gobierno “no cree en la política industrial”, que el Estado “no tiene capacidades” y que, además, está expuesto a riesgos de connivencia.
La política industrial sería la estabilización macroeconómica y la mejora en las condiciones de entorno.
El problema es que esa equivalencia encierra un error conceptual profundo. Pensar que la estabilidad macro es suficiente para desarrollar la industria es como creer que basta con tener buen clima para obtener una buena cosecha.
El clima favorable es imprescindible, pero no prepara la tierra, no instala sistemas de riego, no aporta semillas de calidad, no financia maquinaria agrícola, tractores, cosechadoras, ni coordina la logística de cosecha y acopio”.
Los autos, estables, pero lejos de la expansión
En otra parte del informe, Audemus analiza qué pasará con el sector de los autos. Indican que “la industria automotriz presenta un escenario relativamente más estable en comparación con otros sectores manufactureros, aunque lejos de una dinámica expansiva. El principal sostén de la actividad seguirá siendo el mercado brasileño, en un contexto de integración productiva regional que, pese a sus tensiones, continúa siendo clave para la supervivencia del sector”.
Cabe agregar, destacan, “la preocupación que implica el rezago en materia de electromovilidad: en ausencia de estrategia nacional y regional, es altamente probable que las nuevas inversiones se localicen en Brasil, tal como ha venido ocurriendo.
El boom importador pondrá límites a la recuperación de la producción local: en las calles argentinas se comienza a visualizar con más frecuencia la presencia de automóviles chinos, y esto recién empieza.
En ausencia de una política industrial y automotriz activa, el sector tendería a sostener niveles de producción similares a los actuales, con márgenes ajustados y sin una expansión significativa del empleo ni de la inversión productiva. Proyectamos un creciente aumento de la proporción de patentamientos de vehículos importados versus los producidos en el país”.
Por último, concluyen que “lo señalado posee un impacto social y territorial. La mayor parte de la industria se ubica en la franja central del país, desde el gran Buenos Aires hasta Mendoza, pasando por Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, y Córdoba. Son las zonas más pobladas del país, donde vive cerca del 75% de la población y se ubican la mayor cantidad de empresas y empleos”. Aclaran que, por su parte, la economía “ganadora” es eminentemente cordillerana: es la franja que va desde Neuquén a Jujuy (con algunas excepciones en el medio).
“Allí viene el gran dinamismo económico aunque vive poca gente y hay menos empleos.
La gran paradoja ha sido que incluso energía y minería, los sectores estrella, han mostrado caídas de empleo desde el inicio del gobierno de Milei (fundamentalmente porque la caída de minería de materiales de construcción superó a los empleos creados por el litio y porque el cierre de yacimientos convencionales de petróleo superó al empleo creado en Vaca Muerta)”, señalaron.
Fuente: Página 12
https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/12/25/argentina-en-2026-se-perderian-hasta-2000-empleos-industriales-al-mes/

