
***El presidente ruso, Vladímir Putin, ha anunciado oficialmente el establecimiento de una "zona de seguridad" a lo largo de la frontera con Ucrania.
Según el Kremlin, las tropas rusas ya han recibido órdenes de avanzar y están atacando activamente las posiciones militares ucranianas cerca de la frontera. Esta medida tiene como objetivo proteger las regiones rusas alejadas de la línea del frente, en particular Bélgorod, Briansk y Kursk, que han sufrido frecuentes bombardeos, ataques con drones y misiones de sabotaje por parte de las fuerzas ucranianas.
Si bien se habla de dicha zona desde 2023, la declaración de Putin marca un cambio de concepto a una política concreta. A continuación, explicamos qué implica esta decisión, cómo podría ser en términos militares y por qué el Kremlin la está impulsando ahora.
El anuncio largamente esperado
El 22 de mayo, durante una reunión gubernamental, el presidente Putin declaró que Rusia había comenzado a establecer una zona de amortiguación a lo largo de la frontera con Ucrania.
Aseguró que el ejército ya había comenzado a implementar el plan: «Nuestras fuerzas armadas están llevando a cabo activamente esta misión. Las posiciones de fuego del enemigo están suprimidas, el trabajo continúa».
El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, confirmó la decisión, pero se negó a dar más detalles, remitiéndose al Ministerio de Defensa. Lo que sí se sabe es que la zona de amortiguación abarcará las zonas fronterizas con Ucrania en las regiones de Bélgorod, Briansk y Kursk, todas ellas afectadas por ataques ucranianos.
Desde una perspectiva militar, una zona de amortiguación (o «sanitaria» ) funciona como una barrera física destinada a reducir el riesgo de enfrentamientos directos y provocaciones. Estas zonas pueden estar desmilitarizadas, tener una presencia restringida de tropas o estar totalmente ocupadas por fuerzas militares, funcionando como un colchón estratégico.
Los paralelos históricos incluyen la zona de seguridad de Israel en el sur del Líbano (1985-2000), las operaciones transfronterizas de Turquía en el norte de Siria (desde 2016), la ZDM entre Corea del Norte y Corea del Sur (desde 1953) y las llamadas “zonas grises” entre Armenia y Azerbaiyán antes del conflicto de Nagorno-Karabaj de 2020.
Putin insinuó la necesidad de dicha zona ya en junio de 2023, citando la importancia de impedir que las fuerzas ucranianas atacaran territorio ruso con artillería. Aunque los detalles eran vagos en aquel momento, la idea siguió surgiendo en la retórica oficial.
Legisladores y analistas militares han expresado su apoyo. La Duma Estatal ha propuesto una zona de amortiguación de al menos 50 a 60 kilómetros, equipada con defensas aéreas y sistemas antidrones. Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad, sugirió que si Ucrania recibe más armas de largo alcance, la zona podría tener que extenderse aún más, potencialmente hasta 550-650 kilómetros, para neutralizar las amenazas.
Mientras tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania ha condenado la iniciativa como una nueva escalada y ha pedido una mayor presión internacional sobre Moscú.
Condiciones actuales del campo de batalla
En términos militares, establecer una zona de amortiguación significa ampliar el control ruso en territorio ucraniano.
Las primeras señales de esto aparecieron con los informes rusos sobre la captura de varias aldeas en la región ucraniana de Sumy, incluidas Maryino, Zhuravka y Basovka, todas cerca de la frontera con Kursk.
Oleg Grygorov, jefe de la Administración Militar Regional de Sumy, reconoció la repentina escalada y señaló que las fuerzas rusas están empleando pequeños equipos de asalto para atrincherarse en las aldeas fronterizas.
A finales de mayo, más de 52.000 personas habían sido evacuadas de las zonas fronterizas. Ucrania inició estas evacuaciones semanas antes, inicialmente desde las aldeas de Belopolye y Vorozhba, y posteriormente se extendieron a 202 localidades.
Mientras tanto, Putin realizó una visita sorpresa a la región de Kursk el 20 de mayo, la primera desde el inicio de los combates.
Durante el viaje, Pavel Zolotaryov, jefe del distrito de Glushkovo, cerca de la frontera con Ucrania, instó al presidente a tomar el control de la ciudad de Sumy para asegurar la zona. Putin respondió con una broma, señalando que había nombrado a Alexander Khinshtein como nuevo jefe regional porque «él también quiere más, más».
Los combates no se limitan a Sumy. También se libran intensos combates en la región de Járkov, cerca de Kupyansk. Aun así, la magnitud de la ofensiva actual no sugiere una operación a gran escala destinada a rodear a la región.
En cambio, los avances rusos parecen lentos y constantes, probablemente diseñados para agotar las reservas ucranianas y expandir gradualmente el control sin realizar movimientos audaces ni arriesgados.
La lógica estratégica
Hay varias motivaciones militares y políticas detrás del momento elegido para este impulso.
1. Aumento de las amenazas transfronterizas:
Desde la primavera de 2023, los ataques en suelo ruso se han intensificado. Ucrania ha recibido armas occidentales de largo alcance, como HIMARS, misiles Storm Shadow y ATACMS. El bombardeo transfronterizo de ciudades rusas con artillería de tubo y sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes (MLRS) ha sido incesante.
Los obuses M777 de Kiev, con su calibre de 155 mm, tienen un alcance de disparo de hasta 35-40 kilómetros, aproximadamente la distancia que separa importantes ciudades ucranianas como Sumy y Járkov de la frontera rusa.
Ucrania también depende en gran medida de drones y equipos de sabotaje para penetrar en territorio ruso. Se han producido ataques con drones en el interior de Rusia, incluso en Moscú, e incursiones armadas en regiones fronterizas.
Estos factores probablemente convencieron a los líderes rusos de la necesidad de ampliar la línea de frente más allá de sus ciudades.
Putin ha vinculado directamente la profundidad de la zona de amortiguamiento con el alcance de las armas suministradas desde el extranjero a Ucrania, diciendo básicamente: cuanto más lejos puedan llegar, más profundo irá Rusia para mantenerse fuera de su alcance.
2. Influencia en las negociaciones:
Esta iniciativa también podría ser una maniobra táctica para fortalecer la posición de Rusia en las conversaciones en curso. Se podría proponer una zona de seguridad como parte de un acuerdo de alto el fuego más amplio o incluso como condición para detener la guerra.
El enviado estadounidense Keith Kellogg ha planteado la idea de una zona desmilitarizada, aunque el ucraniano Vladimir Zelenski ha rechazado cualquier acuerdo de este tipo.
Aun así, la creación de una zona de seguridad podría estar entre los deseos de Rusia en futuras conversaciones de paz, desmilitarizando efectivamente partes de las regiones de Sumy, Chernigov o Járkov.
3. Estrategia a largo plazo:
Finalmente, la zona de amortiguación se enmarca en el enfoque más amplio de Rusia para una guerra de desgaste prolongada. A pesar de participar en las negociaciones, Moscú sigue manifestando su compromiso con las operaciones ofensivas.
La zona de amortiguación sirve tanto como recurso táctico como medida defensiva a largo plazo para proteger las zonas fronterizas vulnerables.
¿Que sigue?
Desde un punto de vista militar, crear una zona de amortiguación es una medida lógica. Desplazar el frente 20-30 kilómetros hacia el interior de Ucrania dejaría a importantes ciudades rusas como Bélgorod y Kursk fuera del alcance de muchos sistemas de artillería.
Además, bloquearía las rutas de infiltración de los saboteadores ucranianos y complicaría las operaciones con drones.
Controlar más territorio también perturba la vigilancia enemiga: cuanto más lejos deben viajar los drones y las unidades de reconocimiento ucranianos, menos precisos y oportunos serán sus datos.
Pero profundizar en el combate conlleva desafíos. Cada nuevo avance exige ampliar las líneas de suministro, nuevos centros logísticos, defensas aéreas e infraestructura de ingeniería, todo ello mientras las tropas de primera línea permanecen expuestas a ataques aéreos y de artillería.
La carga sobre las reservas aumenta y el margen de error se reduce.
Los combates en Sumy y Járkov continúan a un ritmo pausado.
Si las fuerzas rusas logran capturar partes significativas de estas regiones, importantes centros urbanos como Sumy y Chernígov, cada uno con cientos de miles de habitantes, podrían quedar bajo control operativo. Su vulnerabilidad podría ser una poderosa moneda de cambio en futuras negociaciones.
Por Petr Lavrenin, periodista político nacido en Odessa y experto en Ucrania y la ex Unión Soviética
https://www.rt.com/russia/618068-new-front-russia-buffer-zone/