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***En este artículo trataremos de exponer algunos análisis e interpretación del poema que escribió el Prócer de la Independencia Cultural de nuestro País “Rubén Darío” y que ha sido motivo de estudio a través de la historia.
Debemos destacar que este documento es tan sólo una parte del estudio.
Sin lugar a duda es uno de los poemas más conocido y controversiales del Príncipe de las Letras Castellanas, escrito en 1904, es un poema de orden social y de denuncia ante la intervención del gobierno de los Estados Unidos - representados en la figura de Theodore Roosevelt- en asuntos nacionales que conciernen a países de Latinoamérica, particularmente del Caribe, donde las intromisiones del gobierno norteamericano eran constantes.
Los primeros versos se caracteriza al mandatario como “cazador”, referencia biográfica en parte por saberse el fanatismo que profesaba Roosevelt por esta práctica, así como a las políticas intervencionistas que llevaba a cabo su gobierno en varios países del mundo, de igual forma se ve representado en la doble referencia a los grandes conquistadores Alejandro y Nabucodonosor .
La invocación “vos de la Biblia, o verso de Walt Whitman” explica el tono de predicador en que ha de dirigirse a Roosevelt, a quien lo compara también con Nemrod, el legendario cazador, acentuando la idea de tiranía desmedida.
También cita el verso “Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza”, esto lo identifica de toda una “raza” de hombres poderosos que intentaban colocar sus manos sobre ciertas naciones en conflicto aun luego de su independencia, décadas atrás.
Se ve reflejado la posición de nuestro poeta ante la agresión de esta potencia, al ser repudiadas por el “No” desafiador, el cual es enfático y resalta su postura ante estas situaciones, que enuncia en el verso.
Seguida de esta figura, vemos la personificación de todo un pueblo en la figura de Roosevelt cuando cita: “Eres los Estados Unidos, /eres el futuro invasor/de la América ingenua que tiene sangre indígena, /que aún reza a Jesucristo y aún habla en español” representa una visión profética de Rubén Darío, al decir que un pueblo mantiene todavía la sangre, la lengua y la religión, pero no por mucho tiempo.
El poema presenta en la segunda estrofa, el contraste entre ambos pueblos, porque si a Latinoamérica la cataloga de “ingenua”, a Roosevelt (Estados Unidos) lo define como “soberbio” y “hábil”, además se opone a Tolstoy lo que hace una clara referencia a la oposición a la paz y la sencillez que para Rubén, caracteriza al pueblo latinoamericano.
Al describir al reproche que Hugo hizo al general Grant, sugiere que el poderío imperialista amenaza a las jóvenes repúblicas del Sur, la fuerza física (“el culto de Hércules”), la avaricia (“el culto de Mammón”), y la propaganda cínica (“alumbrando el camino de la fácil conquista, / y la libertad levanta su antorcha”) cooperan a alcanzar esa meta.
En los versos finales y en la descripción de las características de la “América española” se indica la resistencia del pueblo ante los invasores, que sólo con la intervención divina a Roosevelt, podría salirse con su juego: “Se necesitaría, Roosevelt, ser por Dios mismo, /el Riflero terrible y el fuerte Cazador, /para poder tenernos en vuestras férreas garras.//Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!”
A Roosevelt
¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman,
que habría que llegar hasta ti, Cazador!
Primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;
eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.
Y domando caballos, o asesinando tigres,
eres un Alejandro-Nabucodonosor.
(Eres un profesor de energía,
como dicen los locos de hoy.)
Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción;
en donde pones la bala
el porvenir pones.
No.
Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras».
(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol
y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos.
Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.
Mas la América nuestra, que tenía poetas
desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida,
cuyo nombre nos llega resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
la América del gran Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de Amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!