(En "Intervención sangrienta Nicaragua y su pueblo". Homenaje que rinde el Frente Unitario Nicaragüense (FUN) a la memoria del insigne guerrillero General de Hombres Libres Augusto César Sandino en el XXVII aniversario de su asesinato y de su gloria.
Informe presentado por los universitarios nicaragüenses Carlos Fonseca y Silvio Mayorga ante la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela, en marzo de 1960)
Definición y origen de la dictadura somocista
El pueblo de Nicaragua sufre una de esas dictaduras típicas de los países oprimidos de América Latina, con régimen económico semifeudal y semicolonial. Sin embargo, la dictadura somocista reviste determinadas manifestaciones, que no son bien conocidas, y que es necesario señalar ante los demás pueblos a fin de fortalecer la solidaridad a favor de quienes luchan heroicamente dentro de Nicaragua por alcanzar una vida digna y feliz.
El principal instrumento que sirve a la dictadura para su sostenimiento es la Guardia Nacional, o sea las fuerzas armadas. Puede afirmarse que la historia de la dictadura es la historia de la Guardia Nacional, la cual fue creada por los marines que en 1926 invadieron una vez más el suelo nicaragüense.
El primer traidor nacional que se prestó para ocupar el puesto de jefe de la Guardia fue Anastasio Somoza García, ascenso que coloca en sus garras la parte más importante del poder y que le permite llevar a la práctica, el 21 de febrero de 1934, la infame orden de los amos extranjeros y reaccionarios nacionales, que consistía en asesinar al gran patriota jefe del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, general Augusto César Sandino, junto con una multitud de sus gloriosos compañeros.
Asesinando a estos patriotas, el "traidor recién alquilado" Anastasio Somoza demuestra a los enemigos del pueblo ser una garantía para dirigir la opresión de la martirizada Nicaragua.
Los métodos criminales adoptados por Somoza para consolidar su poder contaron con el aplauso de los dirigentes del Partido Conservador, tienda política de la oligarquía feudal, como lo demuestra el hecho de que durante la celebración de un banquete en la ciudad de Granada poco después de la terrible noche del 21 de febrero, varios dirigentes conservadores servilmente aplaudieron la confesión que sin la menor vergüenza hiciera Somoza sobre su responsabilidad en el asesinato de los patriotas sandinistas.
Por otra parte, es importante observar que el partido político al que Somoza pertenece es el Partido Liberal o sea la otra fuerza tradicional de la nueva burguesía nacional.
Para comprender algunas de las razones que propician el implantamiento de la dictadura somocista en la década del 30, sombría en toda la tierra, tiene interés recordar que sufría el mundo entero la ofensiva fascista. Debido a esto, la instauración del somocismo en Nicaragua formó parte del plan fascista internacional de implantar gobiernos basados en la fuerza reaccionaria.
No constituyó una casualidad que durante cierto tiempo Somoza exhibiera ostentosamente en su despacho fotografías de las funestas figuras de Hitler, Mussolini e Hirohito, autografiadas. Precipitadamente las retiró a raíz del ataque japonés a Pearl Harbor.
Principales objetivos de la dictadura Somoza
La permanencia de los Somoza en el poder ha tenido, entre otros objetivos, el de servir de centro de conspiración contra regímenes del Caribe legítimamente constituidos, que en mayor o menor grado han manifestado voluntad de proteger los derechos de sus respectivos pueblos. El mercenario Carlos Castillo Armas contó con aviones somocistas para derrocar al régimen de Árbenz que lesionaba los intereses de la United Fruit Company y demás sectores antiguatemaltecos.
El gobierno de Figueres, en Costa Rica, que en cierto momento hizo reclamos a los monopolios, fue agredido por Somoza en 1955. Lo mismo ha ocurrido contra Villeda Morales en Honduras. El pueblo cubano fue masacrado por Batista con la ayuda de tanques que Somoza le facilitó.
La familia Somoza ha ultrajado la memoria de nuestro primer poeta nacional, Rubén Darío, cuyo nombre lleva la principal condecoración del gobierno, al otorgársela a las peores gentes de América y del mundo, entre las cuales se encuentra el siniestro Pedro Estrada.
Un rasgo diferente de la opresión que padecen los compatriotas de Sandino consiste en la cuestión dinástica, ya que al ser ajusticiado Somoza el 21 de septiembre de 1956 por la voluntad heroica de Rigoberto López, fue impuesto en la presidencia del gobierno el hijo mayor, Luis Somoza. Se sabe que tal sustitución dinástica contó con el respaldo del embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Mr. Thomas A. Whelan.
La herencia del poder en Nicaragua significa una violación de nuevo tipo en América al derecho de nuestros pueblos a ser libres e independientes. En Nicaragua se encuentra establecida una dinastía que es incompatible con los principios más elementales de una república.
Para formarse una idea clara de que bajo la presidencia de Luis Somoza , desde 1956, actuando como jefe de la Guardia Nacional su hermano Anastasio, no se han operado cambios fundamentales en las condiciones de dominación contra todo el pueblo, pondremos de relieve que continúan haciendo su antojo en el gobierno los antiguos colaboradores de la dictadura y que se mantienen los instrumentos represivos como la Guardia Nacional y la Seguridad Nacional.
El 2 de febrero de 1957 es celebrada una farsa electoral más, de la que resulta Luis Somoza facultado para ser presidente hasta 1963. Los lectores verán con claridad el valor de esas elecciones si tienen en cuenta que el día anterior, primero de febrero, fue suspendido el estado de sitio que había sido decretado el 21 de septiembre del año anterior. Y ya se sabe muy bien cuáles son las libertades que se pueden gozar en esas condiciones. Esas son las "elecciones libres" que aprendió a celebrar Luis en la escuela de su padre.
Anteriormente quedó señalado el servicio de tipo político que la dictadura presta a los intereses extranjeros en el área del Caribe. Ahora debe destacarse que la economía del país ha sido mantenida en una aguda situación semifeudal y semicolonial, que se manifiesta especialmente porque la parte fundamental de la producción del país está orientada hacia los mercados extranjeros y sobre todo hacia Estados Unidos.
Porque la mayor parte de los productos importados la forman artículos manufacturados. Hay un fenómeno que demuestra con transparencia el carácter semifeudal de la economía; nos referimos al hecho de que el primer terrateniente y el primer rico del país es la familia Somoza. Y es bien sabido que una de las características del feudalismo es que el jefe del estado es también el primer terrateniente.
Con toda una base como la que hemos dejado expuesta, el pueblo de Nicaragua, y en grado máximo su campesino, ha sido reducido a soportar una vida llena de las peores privaciones, entre las cuales se encuentran la desocupación, los bajos salarios, el analfabetismo, enfermedades, etcétera. Los nicaragüenses pasan todos los días al borde de la muerte.
Más del cincuenta por ciento de las personas que mueren son niños menores de cuatro años. No hay madre pobre en Nicaragua que no haya sufrido, por lo menos, el fallecimiento de un niño. Son extraordinariamente duras las penalidades que torturan a los trabajadores de los minerales de oro, plata y cobre poseídos por las compañías extranjeras. En esos infernales sitios solamente es ley la voluntad de los gerentes, a cuyas órdenes la dictadura pone a los peores verdugos.
Condiciones existentes al iniciarse la dictadura
Durante la existencia de la dictadura, el pueblo nicaragüense no ha permanecido con los brazos cruzados y son muy diversos los esfuerzos realizados para lograr una nueva vida. A continuación apuntaremos los grandes rasgos de la lucha que se ha sostenido. Debe comenzarse por decir que al asumir Somoza el poder, la masacre de los sandinistas produjo conmoción popular.
Desgraciadamente, ese profundo descontento no fue debidamente canalizado porque se carecía de un instrumento cívico de lucha adecuado, lo cual también ocurrió en la acción del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional del general Sandino y eso puede ayudar a explicar una de las razones que impidieron el triunfo definitivo de los anhelos patrióticos. Es evidente que Sandino se había convertido en la cimera personalidad del país. Y su existencia constituiría un obstáculo para la realización de los perniciosos planes preparados por los intereses extranjeros.
Al iniciarse la dictadura, el reclamo más sentido por las más amplias capas nacionales era el castigo para los asesinos de los heroicos patriotas. Al contar Somoza con el apoyo del tradicional Partido Liberal para sostenerse quedaba fuera formalmente del poder gubernamental el Partido Conservador, que por haber propiciado anteriormente la intervención extranjera carecía totalmente de autoridad moral para levantar la bandera de la defensa de la Patria.
La falta de instrumento cívico organizado a la altura de 1960 es un problema que todavía no ha sido debidamente solucionado en Nicaragua. Ya esa grave falla existía al insurgir el auge democrático de América Latina que acompañó a la Segunda Guerra Mundial. Esta situación fue aprovechada por el Partido Conservador reaccionario, para aparecer ante el pueblo como enemigo de un régimen opresor.
Este auge culmina en 1944 y un sector estudiantil de la juventud intenta organizarse independientemente de las viejas fuerzas políticas cómplices disidentes de Somoza y juntos constituyen el Partido Liberal Independiente, que en la práctica no tiene diferencias ideológicas sustanciales comparado con el Partido Conservador.
Para ese entonces alcanza cierto desarrollo el movimiento obrero, pero no lo suficiente como para colocarse a la vanguardia de la lucha contra la dictadura, actividad que es dominada por los partidos Conservador y Liberal Independiente. Hemos expresado que estos partidos carecían de contenido revolucionario y no levantaban en sus actividades la bandera de las reivindicaciones populares, limitándose a proclamar solamente el derrocamiento de los Somoza.
A pesar de esto, el pueblo manifestó su gran deseo de lucha, saliendo en repetidas ocasiones a las calles a demostrar sus sentimientos antidictadura. Los desfiles de miles y miles de ciudadanos que para esa época se verificaron en casi todas las ciudades de Nicaragua, habrán de pasar a la historia de nuestro pueblo como la prueba más evidente de la justa aspiración a una vida diferente y mejor.
Se llegó el año 1947, en que fue celebrada una elección en que participó como candidato de los partidos mencionados el doctor Enoc Aguado, como abanderado de la oposición; y como candidato de la dictadura el doctor Leonardo Argüello, siendo impuesto el triunfo de éste de una manera fraudulenta. Al tomar posesión de la presidencia el doctor Argüello indicó que no se encontraba dispuesto a servir de títere de Somoza y a los 26 días es incruentamente derrocado.
Al sufrir el fraude Aguado y las organizaciones que lo apoyaron, no se preocuparon por movilizar al pueblo que se sintió indignado por la imposición dictatorial y se decidió Aguado a viajar a Estados Unidos para poner su queja en forma sollozante al Departamento de Estado.
Aparición y fracaso de UNAP
Un poco después de estos acontecimientos, se integra el organismo UNAP (Unión Nacional de Acción Popular) que intenta agrupar a los elementos opositores que no logran satisfacer sus inquietudes dentro de los partidos tradicionales. Pero la realidad es que este grupo tampoco logra liberarse de los métodos de actividad propios de los partidos reaccionarios y no puede ligarse a las capas más sufridas del pueblo para ponerlas en acción en la lucha por la democracia.
El representante del Partido Conservador, Carlos Cuadra Pasos, exministro del traidor Adolfo Díaz, suscribe en 1948 un pacto con Somoza. En el año 1939, también había suscrito otro pacto el mismo Partido Conservador.
En 1950 dicho Partido Conservador concierta un nuevo pacto, que lo firman su jefe Emiliano Chamorro y el dictador.
El desarrollo de los instrumentos revolucionarios se encuentra dificultado en ese tiempo, en una gran medida, debido a la ofensiva antidemocrática que por esos años asolaba al mundo y a América.
Este último pacto permite a Somoza continuar en la presidencia del país ya que los conservadores admiten su derrota en las elecciones amañadas, a las que asistieron llevando de candidato al latifundista Emilio Chamorro Renard.
En la celebración de esta farsa electoral merece expresarse con énfasis la elevada conducta del pueblo nicaragüense que se negó a emitir su voto. Esta abstención del pueblo surgió espontáneamente, sin que tuvieran gran influencia los elementos democráticos que existían en el país. Este fenómeno constituye una valiosa prueba de la sabiduría del pueblo nicaragüense que extrajo de la farsa de 1947 la lección cuyo contenido es que la presencia de los Somoza apoyados en la Guardia Nacional es sinónimo de fraude electoral con la complicidad del Partido Conservador.
El organismo UNAP llega a ser dominado por elementos cercanos a la extrema derecha que no encuentran en el Partido Conservador las condiciones que desean. Entonces los de izquierda se apartan y organizan el Partido Renovación Nacional en 1953, que hasta ahora no ha logrado crecer, debido en gran parte a que no ha sabido ligarse al pueblo, a las amplias masas de nicaragüenses de la ciudad y del campo que padecen igual que las más explotadas del mundo, una vida de miseria y de terror.
Dicho partido jamás ha logrado contar con organismos en los diversos departamentos ni con prensa y propaganda efectivas, a pesar de que han existido en el país ciertas posibilidades de desarrollar alguna lucha legal. Tales grupos, nuevos realmente, no han alcanzado el carácter de partidos tomando el término en todo su sentido político, y no han sabido descubrir métodos de trabajo diferentes y antagónicos a los de las fuerzas conservadoras.
Somoza es ajusticiado
En 1956 Somoza intentó cubrir los formalismos para continuar en el poder y el mismo día que su Partido Liberal lo había postulado candidato para un nuevo período de seis años, fue ajusticiado con cinco certeros balazos del patriota Rigoberto López Pérez, quien pereció a manos de los esbirros guardaespaldas del tirano. Esta acción heroica de Rigoberto no ha sido hasta ahora debidamente analizada y nosotros diremos algo al respecto.
Debe reconocerse que el heroísmo de Rigoberto fue positivo, entre otras consecuencias porque impidió que el tirano huyera sin castigo al ser derrocado su régimen, en la forma que ha ocurrido con Pérez Jiménez de Venezuela y Batista de Cuba.
Aunque también se tiene que admitir que el heroísmo individual no logró extirpar la dictadura, ya que se produjo una sustitución dinástica al ocupar la jefatura del estado Luis Somoza, hijo mayor del ajusticiado. Es que el derrocamiento de la opresión que sufren los nicaragüenses no puede ser el producto de determinada acción individual, sino la acción de las mayorías populares movilizadas; y el sacrificio personal es indudable que puede jugar un formidable papel si se liga a las amplias masas de nicaragüenses.
Para encontrar una explicación al gesto desesperado del héroe Rigoberto, hay que observar que, al tiempo de realizarse la acción, la lucha con la dictadura continuaba dominada por las fuerzas derechistas liberoconservadoras y que todavía no existía una verdadera lucha activa de masas debido en gran parte a que no había sido posible desarrollar los ansiados instrumentos políticos revolucionarios. Este último hecho sirve para encontrar explicación también a la circunstancia de no haberse sabido canalizar el júbilo que prendió en el pueblo al contemplar hecho realidad el ajusticiamiento del odiado tirano.
Los primeros meses de gobierno de Luis Somoza en 1956 sirvieron para convencer al pueblo nicaragüense y a la opinión internacional de que se mantendrían vivos los métodos que caracterizaron a la dictadura del viejo Somoza. En efecto, durante esos meses fue implantado un estado de sitio, al amparo del cual millares de inocentes fueron detenidos, abundando las torturas y perpetrándose asesinatos atroces contra Luis Armando Morales Palacios, Jorge Rivas Montes, Bonifacio Miranda y el poeta Ramón Orozco.
Venezuela produce esperanza a los nicaragüenses
La victoria del pueblo venezolano el 23 de enero de 1958 contra la dictadura de Pérez Jiménez y Pedro Estrada, produjo entusiasmo y esperanza en el pueblo nicaragüense y especialmente entre la juventud que, representada por los estudiantes, demostró en 1958 el puesto de primera línea que está ocupando en los combates por la transformación de Nicaragua.
Los estudiantes nicaragüenses lograron conocer el valor que tuvo en la lucha del pueblo venezolano la resolución de los estudiantes, dignos descendientes de El Libertador. La unidad venezolana de la clandestinidad antitiranía tuvo eco resonante en Nicaragua y sobre todo entre la juventud.
Sin un apoyo serio de los partidos y grupos opositores, el Centro Universitario de la Universidad Nacional de Nicaragua (Unión Nacional de Estudiantes Universitarios) logra celebrar, en julio de 1958, asambleas patrióticas en las que los estudiantes manifiestan sus sentimientos hondamente nacionalistas repudiando la resolución servil de la Junta Universitaria de otorgar a Millón Eisenhower el título de doctor honoris causa.
Tal otorgamiento solamente podría verificarse en el recinto de la universidad y Mr. Eisenhower no acudió, temiendo las demostraciones del patriotismo universitario inspirado en la gran lucha que sostuvo Sandino a la cabeza del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.
En octubre del mismo año el estudiantado realiza jornadas que sirven para fortalecer la conciencia revolucionaria. Se convoca a un paro universitario de protesta contra el peligro que corrían las vidas de presos políticos encarcelados a raíz del ajusticiamiento de Somoza. Inmediatamente Luis Somoza aceptó entrevistarse con una comisión de estudiantes acompañados por el rector de la Universidad para discutir la situación de los prisioneros.
Durante la entrevista el dictador amenazó declarando las mayores insolencias, tales como la de "haber sido educado para ser presidente de la república y que no estaba metido en las almas de los guardias para impedir que se les fueran balazos que llegaran hasta las cabezas de los estudiantes cuando anduvieran en manifestaciones". Ante tales amenazas el Centro Universitario organizó un nuevo paro general de protesta durante el cual fue acompañado por los estudiantes de secundaria. Estas acciones estudiantiles repercutieron en la conciencia de todo el pueblo.
El triunfo del pueblo cubano da nueva esperanza a Nicaragua
Al decidirse favorablemente el primero de enero de 1959 los titánicos esfuerzos del pueblo de Cuba, el Centro Universitario lanzó un pronunciamiento saludando la nueva vida que iluminaba a la isla y hacía recordar las eternas palabras del gran poeta Rubén Darío, nicaragüense y universal: "Oh Cuba, eres bella, y hacen bien tus hijos en luchar por verte libre".
La victoria cubana, al igual que la venezolana, fue tomada como propia por el pueblo de Nicaragua.
Para marzo de 1959 se logra integrar Juventud Democrática Nicaragüense, suceso que debe ser recogido como el primer esfuerzo de diversas capas de la juventud -estudiantes y de otras agrupaciones- para independizarse políticamente y jugar su rol histórico. Muy pronto consigue agrupar en sus filas a valiosos elementos de nuestra juventud. Las condiciones que exige JDN para aceptar a los jóvenes en su seno son honestidad y antisomocismo, expresando así su carácter amplio.
Los partidos políticos existentes un poco antes de salir a la luz pública JDN, se habían agrupado en la Unión Nacional Opositora, UNO. Los partidos que compusieron la UNO fueron: el Partido Conservador Tradicionalista, el Partido Liberal Independiente, el Partido Movilización Republicana, el Partido Renovación Nacional y el Partido Social Cristiano.
En párrafos anteriores hemos definido el carácter de los partidos Conservador, Liberal Independiente y Renovación Nacional. Más adelante hablaremos de los otros grupos, que como se verá, revisten características semejantes a las de los nuevos grupos que en ocasiones anteriores intentaron surgir. Apuntemos que los derechistas de UNAP, renunciando a su organización, tomaron la decisión de incorporarse al Partido Conservador, estructurando el ala denominada Juventud Conservadora Democrática Cristiana, dirigida por Reinaldo Antonio Téfel, hijo de banqueros; Emilio Alvarez Montalván, íntimamente ligado a la oligarquía conservadora, y Luis Cardenal, de la misma condición.
Juventud Democrática Nicaragüense señaló fraternalmente los profundos defectos que penetraban la UNO y que hacían imposible el logro de canalizar la voluntad combativa de Nicaragua. La debilidad orgánica de los partidos que componían la UNO y su débil combatividad no atraían a la juventud.
La nueva organización juvenil desplegó una gran actividad, inició la campaña de llenar las paredes de las ciudades con leyendas contra la dictadura y encabezó en Managua las primeras manifestaciones de importancia celebradas en 1959.
La forma en que creció Juventud Democrática alarmó a los sabuesos del régimen, que desataron sobre ella una violenta represión en todo el país. Por haber nacido recientemente a la lucha contra la dinastía, JDN no estaba en condiciones de resistir la represión que le impidió consolidar su organización. Sin embargo, cumplió una importante labor, al señalar que para canalizar el entusiasmo de nuestro pueblo debíamos tener pocas ilusiones en los partidos existentes y desarrollar un nuevo instrumento.
Las fallas organizativas no logró superarlas la UNO, y así ocurrió en junio de 1959 la invasión llamada de Olama y Los Mollejones, encabezada por Pedro Joaquín Chamorro, Luis Cardenal y Reynaldo Téfel. La lucha armada en Nicaragua requiere inusitados sacrificios que solamente se pueden soportar siendo dueños los combatientes de una alta moral, nacida del profundo interés en el derrocamiento de la tiranía, la transformación de la miserable y horrorosa vida que flagela a nuestros amados compatriotas. Tales elementos no podían darse en las personas mencionadas, ligadas a las fuerzas económicas que han compartido en considerable proporción con la dictadura la explotación del pueblo.
El "Frente Interno de la Resistencia", creación espontánea del pueblo
Y aunque los dirigentes derechistas que dominan la oposición no realizan esfuerzos respetables para que en la lucha participe el pueblo, éste espontáneamente integra grupos que concretan actividades de propaganda, sabotaje, finanzas. Los militantes más conscientes de estos grupos se aglutinan bajo la denominación de Frente Interno de la Resistencia.
El FIR naciente es brutalmente reprimido, lo cual reduce su nivel organizativo y su nivel político general. Los integrantes de JDN se incorporan al FIR y los estudiantes le prestan todo su apoyo. A comienzos de 1960 se ha logrado recuperar considerablemente el FIR y existen inmensas posibilidades para desarrollarlo y lograr que desempeñe un papel de primer orden en el desenlace del proceso antisomocista.
Entre las labores que deberá desplegar el FIR distingamos las siguientes: realizar un trabajo de orientación en el pueblo acerca de los objetivos de la lucha y de los métodos que deban emplear para llegar al éxito. Difundir entre él pueblo la propaganda revolucionaria. Mantener y elevar el espíritu de lucha en las ciudades a través de acciones de sabotaje, etcétera.
A nuestro juicio la más importante tarea general del FIR es impulsar la creación de las condiciones para la realización de la huelga popular de brazos caídos al momento de ser derrumbados los Somoza, a fin de impedir cualquier maniobra tendente a mediatizar la Revolución.
El Frente Interno de la Resistencia deberá desempeñar el importantísimo papel de convertirse en el primer auxiliar del Ejército Defensor del Pueblo Nicaragüense.
24 de junio y 23 de julio, jornadas gloriosas de los estudiantes y la juventud
En "El Chaparral" perecieron nueve heroicos jóvenes, estando entre ellos los estudiantes Manuel Baldizón, Enrique Morales Palacios, Antonio Barboza y Marcelo Fernández. Esta tragedia aconteció el 24 de junio de 1959 y allí quedó demostrado con muerte y sangre que es la juventud con el espíritu embebido de amor al pueblo y a la Patria la que está dispuesta a hacerse cargo de la lucha.
Debemos decir que los defectos y debilidades padecidos por el sector más avanzado de la oposición hicieron posible que la columna armada, apoyada por éste, llegara a ser jefeada por un individuo como Rafael Somarriba, cuya incapacidad revolucionaria y militar facilitó el criminal ataque llevado a cabo por el Ejército de Honduras con el auxilio de la misión militar norteamericana en dicho país y por recomendación de la Organización de Estados Americanos, OEA.
Si acaso no bastara "El Chaparral" para sostener que la juventud ha de ser el corazón en la liberación del pueblo, nuevos estudiantes fueron masacrados por los asesinos uniformados el 23 de julio en las calles de la tradicionalmente gallarda ciudad de León, sede de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.
Sobre los dirigentes traidores del Partido Conservador
Después de los fracasos bélicos financiados por los dirigentes del Partido Conservador, éstos se han plegado a la pequeña patraña electorera sostenida por los Somoza, para solucionar la crisis política por que atraviesa Nicaragua, y que no merece ningún crédito en el pueblo.
El hecho de que los conservadores se pasen con gran facilidad del campo de la lucha armada a una posición que equivale a un pacto tácito con la dictadura, como es la concurrencia a comicios, se explica por la semejanza que presentan en muchos aspectos los intereses económicos de los Somoza y su camarilla y los de los dirigentes del Partido Conservador.
Un ligero análisis del Partido Conservador nos revela que ha sido un partido reaccionario durante su historia de más de cien años y que sus dirigentes tienen intereses contrarios a los de su base, pues son en su casi totalidad grandes latifundistas e importadores, que guardan semejanza con los feudales somocistas.
Ahora bien, a través del caudillismo de sus líderes, especialmente de Emiliano Chamorro, a cuyo nombre van ligadas infames traiciones a nuestra Patria, lograron atraer a una considerable parte de elementos de la pequeña burguesía y del campesinado, siendo más débil su influencia en los medios obreros. Es de señalar que los últimos fracasos armados del Partido Conservador le han restado considerablemente su influencia en sus elementos populares.
La contradicción que a nuestro juicio ha llevado a los conservadores a tratar de derrocar a los Somoza, ha sido la ambición de los dirigentes conservadores de sustituirlos en su calidad de primeros terratenientes y primeros ricos del país.
Ante el fracaso evidente de los dirigentes conservadores de dominar la lucha armada contra la dictadura y ante el temor de que iniciada ésta se desarrollen las fuerzas revolucionarias del pueblo, es lógico que se refugien en una nueva componenda igual a las otras muchas, con el beneplácito e instigación de la embajada yanqui en Managua. La historia de Nicaragua señala en repetidas ocasiones esta intervención del Departamento de Estado de Washington en las conspiraciones fraguadas en contra del pueblo y la soberanía nacional.
Los dirigentes conservadores oscurecen más su negra hoja de traiciones cuando enfocan la existencia del sanguinario ejército de la dictadura. Sostienen los líderes conservadores que la Guardia Nacional, creada por los invasores norteamericanos para defender sus espurios intereses, se formó para mantener la paz y la estabilidad democrática.
Esta aseveración tremendamente traidora hace deducir que en caso de que los conservadores llegaran al poder, se opondrían a la transformación del ejército y lo continuarían utilizando para salvaguardar sus cuantiosos intereses contrarios a los del sufrido pueblo nicaragüense.
Del seno del Partido Conservador han salido infames traidores y traficantes de nuestra soberanía, como Adolfo Díaz, quien sigue al servicio de las peores causas en su calidad actualmente de espía de Rafael Leónidas Trujillo. Emiliano Chamorro, quien fue el firmante del oprobioso tratado canalera Chamorro-Bryan, náusea de América. En la actualidad los jefes del conservatismo han evidenciado nuevamente su abyecto servilismo al formar filas junto con los más asquerosos detractores de la gloriosa revolución cubana.
El Partido Conservador se ha situado en el campo de los enemigos de la revolución nicaragüense, lo que aumenta cada vez más su desprestigio y disminuye hasta casi liquidarla su influencia en el pueblo.
Acerca de los otros grupos políticos
Atrás señalamos que la Unión Nacional Opositora, UNO, estuvo constituida por el Partido Conservador Tradicionalista, Partido Liberal Independiente, Partido Movilización Republicana, Partido Renovación Nacional y Partido Social Cristiano. La UNO estuvo controlada por el Partido Conservador. Atrás también hemos expresado el carácter de varias de las agrupaciones enumeradas. A continuación diremos unas cuantas palabras sobre las otras.
El Partido Social Cristiano Nicaragüense, formado en 1957, nace debido principalmente al esfuerzo de nicaragüenses que retornaban al país procedentes de naciones en que los partidos de esa ideología se estaban desarrollando. Este partido, ante la posición ultrarreaccionaria del Partido Conservador y la abulia del PLI, adopta una posición más avanzada que ambos. Además, la honestidad y buena fe de sus fundadores les diferencia mucho de los corrompidos directivos del Partido Conservador.
En el plano de la acción, pese a que algunos de sus líderes desplieguen actividades en un grado apreciable, la carencia de métodos adecuados les impide ligarse al pueblo. Aunque actualmente tiene reducida influencia en las masas, podría crecer en el futuro, porque se ha pronunciado a favor de la lucha armada y además se muestra partidario de una transformación profunda en la situación política, económica y social del país.
El Partido Movilización Republicana es un nuevo intento de un sector de la clase media para forjar su instrumento político de lucha; sin embargo, tampoco logra realizar su objetivo. El PMR adopta una posición antiimperialista en sus planteamientos teóricos, propugna por la reforma agraria, por la libertad política para todos los partidos, por la transformación del ejército.
En la práctica la actividad vacilante de algunos de sus principales dirigentes le dificulta asumir una línea de lucha completamente consecuente con las aspiraciones del pueblo de derrocar la dictadura. También encontramos en este grupo la clásica falla de no ligarse al pueblo, salvo al sector estudiantil, donde tiene favorable acogida en cantidades relativamente minoritarias.
En agosto de 1959 se agudiza la lucha interna de la UNO, que se planteaba entre casi todos sus integrantes y el Partido Conservador, basada en que éste toma toda una serie de decisiones sin consultarles. Y ocurre que, excluyendo al Partido Conservador, las demás agrupaciones constituyen lo que dio en llamarse Bloque de Acción Democrática Unitaria, ADU, que significa la desaparición de la UNO.
Este Bloque acogió un programa con muchas demandas revolucionarias, aunque todavía no existe una completa claridad sobre la táctica que habrá de adoptar en la lucha contra la dinastía. En los métodos de trabajo de ADU se observan todavía los remanentes de aquellos métodos que le imprimió a la UNO el Partido Conservador, métodos que esencialmente se caracterizan en no saber ligarse al pueblo, a los campesinos, a los obreros, a los industriales, a la clase media, en la lucha por una Nueva Nicaragua.
Los elementos democráticos tendrán que realizar todos los esfuerzos posibles para impedir que ADU sea dominado por los agentes de la reacción, partidarios de la componenda electoral Por supuesto que esto de ninguna manera puede consistir en que se renuncie a auxiliar al máximo las reformas legales de lucha a favor de las reivindicaciones del pueblo. La lucha revolucionaria, para culminar victoriosamente, necesita poseer una extraordinaria flexibilidad, pero esto no quiere decir que el aprovechamiento de las formas legales de lucha pueda llegar al extremo traidor de apoyar la farsa electoral.
La lucha legal tanto del Bloque de ADU como de otras organizaciones populares deberá servir de auxilio a la lucha clandestina del Frente Interno de la Resistencia y a la lucha armada del Ejército Defensor del Pueblo Nicaragüense.
Conclusiones
Después de analizar brevemente la lucha popular nicaragüense contra la dictadura somocista, extraeremos algunas conclusiones importantes.
La salida electorera no es más que una hipócrita farsa y, dadas las condiciones de existencia de la dictadura, fundamentalmente semejantes a las que se presentaban en vida del viejo Somoza (carácter de la Guardia Nacional y presencia activa en el gobierno de los antiguos personeros veteranos en fraudes), sería igual a las otras estratagemas comiciales en los últimos veintiséis años.
El Partido Conservador y alguno que otro elemento vacilante junto a los Somoza, son traidores a Nicaragua, pues nadie como los conservadores sabe mejor que las patrañas electorales en nuestro país no han tenido otro objetivo que afianzar la tiranía
La insurrección popular armada es la médula de la lucha contra la dictadura. La lucha, de acuerdo con las circunstancias geográficas de nuestro país y de la gran fuerza material del ejército de la dictadura, tendrá que ser de tipo guerrillero, tipo que tantas victorias produjo al glorioso general Augusto César Sandino, cuando combatía en las Segovias contra la infantería de marina de Estados Unidos de Norteamérica. La lucha sandinista en definitiva demostró que nuestro pueblo puede librar victoriosas batallas contra enemigos muy poderosos materialmente.
Es evidente que deberán ser superadas toda una serie de deficiencias de tipo político y militar que en las acciones del último intenso año se han padecido. Este es un asunto que merece estudio especial. Hay un problema que se debe señalar aquí y es que la unidad es necesariamente fundamental para el progreso de la insurrección. Sobre la unidad hay que aclarar muchos puntos para que se llegue al convencimiento de que no es una cuestión formal y pasiva, sino todo lo contrario un factor vivo, esencialmente dinámico. Incluso podemos decir que la unidad sin acción no es unidad, sino grotesca caricatura de la unidad.
En su lucha, el Ejercito Defensor del Pueblo Nicaragüense deberá contar con el auxilio del Frente Interno de la Resistencia El FIR deberá instruir al pueblo, en forma clandestina, acerca de los objetivos de la lucha. El FIR deberá emplear métodos clandestinos y secretos de lucha, al margen de las leyes reaccionarias de la dictadura.
A través de todo lo expuesto en el presente trabajo, puede verse que no han estado en capacidad los partidos para movilizar al pueblo. Al mismo tiempo sobresale la forma espontánea como brotaron los primeros núcleos del FIR La aparición del FFIR como materialización del histórico anhelo de disponer de un instrumento revolucionario de lucha, es sumamente alentadora .Es innegable que el papel del FIR será el de convertirse en el primer auxiliar del Ejército Defensor del Pueblo Nicaragüense.
La importancia del FIR es grandísima aun en el caso de que la guerra contra la dictadura no fuese demasiado prolongada. La lucha será larga, hasta lograr el control político de la totalidad del país. En ese lapso el FIR preparará las condiciones para que pueda declararse la huelga popular de brazos caídos, que será el golpe final y definitivo que marcará el derrumbe del aparato de la dictadura. La huelga, al mismo tiempo, liquidará toda maniobra tendente a mediatizar la revolución y permitirá que el poder sea asumido por el Ejercito Revolucionario, que vendrá a ser, como dijera el patriota de la independencia cubana Antonio Maceo, "el pueblo uniformado".
Anteriormente ya quedo expresado el importante papel que puede jugar en el conjunto de la lucha revolucionaria la actividad legal de determinadas organizaciones y personalidades.
La juventud del pueblo nicaragüense siente y comprende que es la más vinculada al triunfo de la lucha contra la dictadura. Siente que lo que se decide en esta contienda es el futuro de Nicaragua y que el futuro pertenece a la juventud. Es por eso que la juventud nicaragüense, que ansia un porvenir de libertad y progreso, combatirá a la dictadura sin regatear sacrificios ni esfuerzos.
En estos momentos la juventud nicaragüense funde sus anhelos en el lema glorioso de Augusto César Sandino:
Libertad o muerte.