Nicaragua: La CIA entrenando a los traidores y cobardes a la Patria.

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INTI ANTE LA MUERTE DEL CHE

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Inti Peredo cuando se da cuenta de la muerte del Comandante Ernesto Che Guevara en Bolivia describe:

"Aproximadamente a la una de la tarde, Urbano escuchó una noticia que nos dejó helados: las emisoras anunciaban la muerte del Ché y daban su descripción física y su indumentaria.

No había posibilidad de equivocarse, porque señalaban entre su indumentaria las abarcas que le había hecho el Ñato, una chamarra que era de Tuma y que el Ché se ponía para abrigarse en las noches, y otros detalles que nosotros conocíamos perfectamente.

Un dolor profundo nos enmudeció; Ché, nuestro jefe, camarada y amigo, guerrillero heroico, hombre de ideas excepcionales, estaba muerto. 

La noticia horrenda y lacerante, nos producía angustia.

Permanecimos callados, con los puños apretados, como si temiéramos estallar en llanto ante la primera palabra. Miré a Pombo, por su rostro resbalaban lágrimas.

Cuatro horas más tarde el silencio fue roto, Pombo y yo conversamos brevemente.

 La misma noche de la emboscada del Yuro, los seis nos habíamos puesto de acuerdo para que él asumiera el mando de nuestro grupo hasta que encontráramos al Che y al resto de nuestros compañeros.

Era preciso, en este instante tan especial, tomar una decisión que honrara la memoria de nuestro querido jefe. Intercambiamos algunas opiniones y luego, ambos nos dirigimos a nuestros compañeros.

 Es difícil reflejar exactamente, en los menores detalles, un momento saturado de tantas emociones, de sentimientos tan profundos, de dolor intenso y de deseo de gritar a los revolucionarios que todo no estaba perdido, que la muerte del Ché no se convertía en panteón de sus ideas, que la guerra no había terminado.

¿Cómo describir cada uno de los rostros? ¿Cómo reproducir fielmente cada una de las palabras, de los gestos, de las reacciones, en aquella soledad impresionante, bajo la amenaza siempre permanente de una fuerza militar canibalesca, que nos buscaba para asesinarnos y ofrecía recompensa por nuestra captura "vivos o muertos" ?

Sólo recuerdo que con una sinceridad muy grande y unos deseos inmensos de sobrevivir, juramos continuar la lucha, combatir hasta la muerte o salir a la ciudad, donde nuevamente reiniciaríamos la tarea de reestructurar el Ejército del Ché para regresar a las montañas a seguir combatiendo como guerrilleros.

Con voces firmes pero cargadas de sentimiento, esa tarde surgió nuestro juramente, el mismo que ahora cientos de hombres de muchas partes del mundo han hecho suyo, para plasmar en la realidad el sueño del Ché.

Por eso, en la tarde del 10 de octubre: Ñato, Pombo, Darío, Benigno, Urbano y yo dijimos en la selva boliviana: Ché:  TUS IDEAS NO HAN MUERTO, NOSOTROS, LOS QUE COMBATIMOS A TU LADO, JURAMOS CONTINUAR LA LUCHA HASTA LA MUERTE O LA VICTORIA FINAL. TUS BANDERAS, QUE SON LAS NUESTRAS, NO SERÁN ARRIADAS JAMÁS.

¡VICTORIA O MUERTE!

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