VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

EEUU: elecciones en medio de una dictadura

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***La imposición de candidatos, el control de la opinión pública y la represión generalizada de los disidentes han sido elementos esenciales de la celebración de la democracia en Estados Unidos.

Todos los grandes medios de comunicación occidentales, controlados por el aparato de desinformación y propaganda de Washington, están ofreciendo una amplia cobertura informativa (o más bien, “periodística”) de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

El país se presenta como un bastión de la democracia y de la libre elección de los ciudadanos. Sin embargo, este paraíso se ve amenazado por uno de los candidatos, al que se califica de aberración y anomalía del sistema estadounidense.

Por lo tanto, los dos intentos de asesinato contra este candidato se justifican por el clima tenso y la polarización que él mismo fomenta. 

Al mismo tiempo, él –Donald Trump– ha utilizado estos acontecimientos como arma propagandística contra sus rivales, presentándose como víctima de un régimen controlado por el Partido Demócrata que ha destruido el sueño americano.

Ambos bandos han utilizado todas las herramientas más modernas para obtener la más mínima ventaja sobre sus oponentes. 

La más utilizada es la difusión de noticias falsas. Pero Kamala Harris y los demócratas han quedado al margen de la mayoría de las acusaciones de la prensa vinculada a ellos.

De hecho, Trump, a pesar de ser un absoluto demagogo, tiene razón cuando dice que Estados Unidos vive bajo una especie de régimen dictatorial. 

Sin embargo, esto no se debe exactamente a los demócratas y no es algo nuevo. Estados Unidos siempre ha sido una dictadura, al menos desde que se convirtió en una potencia capitalista.

Sólo en dos ocasiones la camarilla bipartidista no ha conseguido un doblete en el resultado final de las elecciones presidenciales.

 Y eso fue hace mucho tiempo. Hace muchísimo tiempo, en efecto: en 1860 y en 1912. Como se expone en otro artículo, al menos la mitad de los estadounidenses querría tener un tercer partido mínimamente competitivo, porque los demás son mera fachada para encubrir el sistema bipartidista, claramente antidemocrático.

El sistema funciona básicamente así: los grandes banqueros e industriales se reúnen para decidir quién debe representar sus intereses en el Despacho Oval de la Casa Blanca. 

Como los intereses no son exactamente los mismos –algunos quieren más dinero para sus empresas que otros– y como es necesario hacer creer a una población de más de 300 millones de personas que estos ciudadanos también tienen algunos derechos, se eligen dos candidatos para competir.

En los últimos años, Donald Trump –uno de estos grandes empresarios– ha logrado el apoyo de un sector de la burguesía para ser uno de estos dos candidatos. 

Como dice algunas tonterías que a mucha gente le gusta oír (y que tienen sentido para mucha gente que está en la ruina en todo sentido), eso molesta a los empresarios más poderosos.

La élite capitalista de Estados Unidos prefiere a Harris antes que a Trump. El aparato que controla la política y el Estado norteamericanos está constituido básicamente por los sectores de las finanzas, la industria armamentística y la tecnología de punta. 

Un vistazo a la financiación de ambas campañas muestra que la balanza sigue inclinada a favor de la candidata demócrata.

El dinero invertido, tanto oficialmente como entre bastidores, es lo que decide quién será elegido. Los votantes se dejan llevar por la corriente. 

El monopolio de los grandes medios de comunicación sólo informa sobre los candidatos demócratas y republicanos: ¿cómo sabrán los votantes sobre los otros candidatos para votar por ellos? 

Las redes sociales controlan los debates y el contenido que se ve: Google es el mayor financista de la campaña de Harris; Apple, Oracle, Amazon y Facebook también invierten mucho en la demócrata, mientras que Microsoft también deposita dinero en Trump.

No hay lugar para nada diferente.

El único espacio serían las calles. Pero allí la dictadura es aún más brutal. Miles de activistas han sido detenidos en los últimos meses por realizar protestas políticas. 

El principal ámbito de actividad política de Estados Unidos, como auténtico imperio global, es la política internacional. 

Y gran parte de las discusiones entre ambos candidatos han versado sobre ello. 

En las calles, la gente también intenta sumarse a las discusiones –ya que se han excluido de las redes sociales canales, páginas y perfiles tanto de personas como de organizaciones e incluso medios de comunicación–. 

Pero estudiantes de decenas de universidades están siendo atacados y detenidos por la policía por oponerse al genocidio que las armas y el dinero estadounidenses están facilitando en Gaza. 

Esta represión en las calles –llevada a cabo durante el mandato de los demócratas– es aplaudida por Trump y los republicanos. 

Pero Trump debería tener cuidado, porque los dos intentos de asesinato que sufrió fueron llevados a cabo por personas a las que no les gustan las palabras supuestamente pacifistas del candidato respecto a la guerra en Ucrania. 

De hecho, quienes no apoyan la guerra de EE.UU. y la OTAN en Ucrania contra Rusia han sido el blanco preferido de la censura en estas elecciones. 

Varios destacados funcionarios y comentaristas políticos han sido coaccionados por la policía y el FBI debido a sus posiciones políticas, como Scott Ritter, Dan Kovalik y Dimitri K. Simes, o el historiador judío Ilan Pappé, quien fue interrogado a su llegada a Estados Unidos por su opinión crítica sobre Israel.

En estas elecciones, la imposición de candidatos, el control de la opinión pública y la represión generalizada de los disidentes han sido elementos esenciales de la celebración de la democracia en Estados Unidos.

Este es el país que quiere enseñar al resto del mundo una lección de democracia.

https://strategic-culture.su/news/2024/10/06/usa-elections-in-the-midst-of-a-dictatorship/
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