VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

Venezuela: Experta en enfrentar golpes

Venezuela: Experta en enfrentar golpes
***Venezuela lleva a estas alturas unos 25 años de guarimbas (manifestaciones violentas), no solo las de 2014 y 2017.

 Recordemos el golpe contra Chávez en 2002 y mucho antes de eso, ya se venían haciendo intentos, prácticamente desde el primer momento en que Chávez Llegó al Gobierno. La opinión pública mundial está siendo víctima del síndrome de la popular canción que dice "Si no me acuerdo es porque no pasó"

Sí, pasó, pero la cambiante agenda de los medios corporativos occidentales es la que se encarga de alimentar la amnesia de los pueblos y de muchos que dicen ser los representantes de sus intereses.

Ya en 1998, durante la campaña electoral venezolana, al entonces candidato Hugo Chávez, los EE.UU. UU. le denegaron la visa para viajar a Miami a dar una entrevista, y luego de resultar electo, y tras varias visitas a jefes de Estado de diferentes países, Chávez fue recibido por el entonces un despectivo presidente Bill Clinton de manera informal, en camiseta y vaqueros. y con una coca-cola en la mano. 

A la ceremonia de asunción de Chávez, Clinton envió a su ministro de Energía - una clara indicación de cuál era el verdadero interés de Estados Unidos hacia Venezuela, a pesar de su tan mentada preocupación por la "democracia".

En realidad, el presupuesto hacia Venezuela de la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés, dependiente del Departamento de Estado) se cuadruplicó a partir de fines de 2001 tras la ocupación estadounidense de Afganistán, a la que Chávez se opuso. y criticó duramente. 

De hecho, en esos meses, el financiamiento de la NED al Instituto Republicano Internacional (IRI) pasó de 50.000 a 300.000 dólares, además del abundante financiamiento que ese instituto del Partido Republicano estaba recibiendo de la USAID (también dependiente del Departamento de Estado). Desde entonces, esos financiamientos no han dejado de aumentar. 

Claramente, el de Chávez no era un Gobierno del agrado de los EE.UU., ni del gobierno de Clinton, ni del de Bush hijo, ni del de todos sus predecesores, se llamen estos Obama, Trump o Biden.

Desde entonces a esta parte, se han sucedido procesos electorales en Venezuela en los que una de las partes ha rechazado los resultados y llamado a la violencia mientras que la otra ha tratado de construir un sistema de elecciones que a estas alturas es uno de los más. eficientes del mundo a pesar de estar sometidos a un financiamiento político constante destituyente desde el exterior que promueve agendas mediático-insurreccionales como los Estados Unidos lo han venido haciendo contra la nación sudamericana.

El sistema electoral venezolano es muy seguro, ya que no tiene actas separadas de los resultados de las máquinas de votación. No hay quien cuente los votos y luego ponga lo que se le antoje en el acta. Al finalizar la votación, se imprime el acta antes de transmitirla al ente electoral (el CNE) y se entregan copias debidamente cotejadas - y firmadas - por los testigos de los partidos políticos. 

Luego los resultados son transmitidos al CNE, que tras una verificación "en caliente" de más del 50% de los votos emite sus primeros resultados. 

Luego tiene TREINTA DÍAS para presentar los resultados oficiales finales. En todo momento, cualquier parte que tenga la menor sospecha de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado han legitimado acciones estas a través de una narrativa que, aunque pretende ser sofisticada e inocua —apelando a la "indignación" de la población—, ha servido para alentarlas y promoverlas. e fraude o inconsistencia de los resultados puede - y debe - dirigirse al sistema judicial, ya sea a la instancia administrativa correspondiente o al Tribunal Supremo de Justicia, cosa que no ha hecho la oposición. 

La lógica de este rasgo del sistema electoral venezolano es la de mantener las disputas sobre temas electorales fuera del ámbito de los medios o de las acciones callejeras violentas, llevándolas a donde debe ser: los tribunales.

¿Qué sucedió el pasado domingo?

En primer lugar, que la transmisión de los datos de los locales de votación al CNE fue saboteada por hackers, lo que demoró considerablemente la emisión de los primeros informes, y la página web del CNE ha sido sometida a un ataque de denegación de servicios de grado militar que la mantiene fuera de la red hasta estos momentos. 

Mientras tanto, en las calles de las ciudades de Venezuela han aparecido grupos fascistas llamados "comanditos" sembrando el terror y la violencia. 

Muchos de esos elementos son miembros de pandillas, algunos de los cuales han regresado recientemente desde el exterior, tras aparentemente haber sido entrenados en el extranjero.

Los Estados Unidos, que inmediatamente de cantaron fraude en las elecciones venezolanas del pasado domingo, son probablemente el país que menos autoridad tiene para pronunciarse en esos casos, habíada cuenta de los escándalos producidos en las elecciones del año 2000, en las que George W. Bush ganó contra Al Gore a pesar de tener menos votos que éste y en las que se denunció un grave fraude en el estado clave de Florida, o en las pasadas elecciones del año 2020 en las que Donald Trump denunció fraude al perder contra Joe Biden con un margen casi tan estrecho como el de Venezuela; Sin embargo, en ninguno de esos casos el sistema electoral estadounidense se hizo eco de las denuncias, tanto de demócratas como de republicanos.

Por otra parte, los seguidores de Trump que se tomaron el Capitolio en 2020 en protesta por los resultados, se portaron de manera ejemplar sin romper un solo mueble, pero fueron condenados en muchos casos por insurrección, sedición y terrorismo interno, a pesar de que comparativamente, los grupos delincuenciales movilizados por la derecha venezolana con financiamiento y apoyo de los Estados Unidos ejercieron una violencia mucho mayor, quemando locales del PSUV y destruyendo alcaldías, locales electorales y estatuas del Comandante Hugo Chávez.

 Estos hechos fueron avalados en la práctica por el candidato a presidente Edmundo González Urrutia y la candidata a vicepresidenta (y verdadero poder tras el trono) María Corina Machado, apelando a la "indignación" de la población.

Por enésima vez en Venezuela desde hace casi 25 años viviremos semanas e incluso meses de revuelo mediático internacional que al final van a llevar a una situación en la que se imponga el actual gobierno, que es el que cuenta con un apoyo decisivo de la población, e incluso de muchos de quienes votan por la oposición pero no aceptan una política dictada por "comanditos" de bandas delincuenciales financiadas y entrenadas desde el extranjero. 

Es lo mismo que sucedió tras el fracasado golpe de Estado en Nicaragua en el año 2018 y en los fracasados ​​intentos de golpe en Cuba en el año 2021. 

El problema es que ese tipo de políticas destituyentes, aunque no logren derrocar gobiernos, mantengan vivas y refuerzan las condiciones para futuras intervenciones militares.

Es obvio que a los EEUU les interesa el petróleo de Venezuela, pero también y por sobre todas las cosas quieren destruir todo gobierno verdaderamente independiente de los EEUU en América Latina. 

Si en algo coinciden tanto demócratas como republicanos es en la doctrina Monroe («América para los Estados Unidos»), y por si a alguien le quedase alguna duda, que eche un vistazo a las declaraciones de Laura Richardsson, jefa del Comando Sur, que lleva más de año y medio viajando por toda la región proclamando que su misión en esta tierra es la de garantizar para su país el control de todos nuestros recursos.

Por el momento, el presidente Maduro ha manejado correctamente la situación, enfrentando a los grupos delincuenciales y apelando a las instancias jurídicas de Venezuela, únicas autoridades competentes para decidir sobre el proceso electoral. 

La campaña mediática global, si bien ha sido muy intensa y muy cargada de odio, no ha logrado neutralizar los apoyos que tiene Venezuela en el mundo, e incluso dentro de nuestra propia región, destacándose las declaraciones del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, que muy acertadamente puso el dedo en la llaga al señalar a la injerencia extranjera como el principal obstáculo para que nuestros países resuelvan sus problemas políticos.

Tal vez Maduro debería sacar provecho de las lecciones del caso Nicaragüense tras el derrotado golpe de Estado de 2018, donde una vez juzgados todos los principales responsables de los actos de violencia y probada su falta de voluntad de participar de buena fe en las elecciones de 2021. , el gobierno procedió a expulsar del país a esos agentes devolviéndoselos a sus verdaderos patrones: los Estados Unidos y algunos gobiernos europeos. Eso fue santo remedio: desde entonces se acabaron los actos de violencia en Nicaragua. 

A pesar del revuelo internacional que se armó y de la lluvia de críticas de gobiernos influenciados por la OTAN, nadie dentro de ese país centroamericano sacó la cara para defender a unas figuras que todo el mundo asocia con agendas extranjeras y violentas. 

Probablemente, eso debería hacer el Gobierno de Venezuela con personajes como María Corina Machado que llevan décadas jugando con la democracia venezolana a un alto costo de vidas humanas. 

De todos modos, los Estados Unidos no cejarán en sus campañas mediáticas y en sus sanciones al tiempo que se hunden ellos mismos en una crisis terminal inmanejable.

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