VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

Por qué el último viaje de Putin es tan importante para el orden mundial emergente

Rusia/Azerbaiyán/
****Azerbaiyán, un nuevo aliado ruso, está en condiciones de desempeñar un papel crucial en una Eurasia emergente.

Por Farhad Ibragimov

La visita de Estado del presidente Vladimir Putin a Azerbaiyán puede calificarse de histórica, ya que es la primera vez que un presidente ruso realiza una visita oficial a esta república del Cáucaso meridional. 

El alto nivel de esta visita es un claro reflejo del estado actual de las relaciones entre Rusia y Azerbaiyán, que se encuentran en su mejor momento. 

A pesar de que Azerbaiyán no es miembro de organizaciones como la OTSC y la UEEA, su relación con Moscú sigue siendo sólida.

Un hito importante en las relaciones fue la firma de la Declaración sobre la Interacción Aliada (Declaración de Moscú) el 22 de febrero de 2022 por los líderes de ambos países, que, como señaló Putin durante su visita, se está implementando con éxito. 

Azerbaiyán está pasando de ser un socio estratégico a convertirse en un aliado estratégico de Rusia. 

Este cambio puede atribuirse en parte al compromiso compartido de ambos países de establecer un nuevo mundo multipolar, lo que dio como resultado posiciones alineadas en muchos temas dentro de la agenda internacional actual.

Aunque Azerbaiyán mantiene una postura de estricta neutralidad en ciertas áreas, tampoco tiene miedo de expresar abiertamente sus opiniones.

 Bakú reconoce que la formación de un nuevo orden mundial no es una mera ficción, sino una realidad que se desarrolla ante nuestros ojos.

 Las relaciones de confianza entre los líderes de ambas naciones desempeñan un papel importante en este desarrollo. 

Cabe destacar que durante la reunión entre Putin e Ilham Aliyev se discutieron las perspectivas de que Azerbaiyán se una al BRICS y a la OCS, lo que indica la disposición de Bakú a definir sus prioridades en materia de política exterior.

Esto no significa que Azerbaiyán esté dispuesto a cortar lazos con Occidente; sin embargo, las capitales europeas –en particular París, Bruselas y Londres– han dejado en claro, a través de su comportamiento provocador hacia Azerbaiyán, que no tienen intención de tratarlo como un socio igualitario, lo que deja a Bakú con pocas opciones. 

Azerbaiyán ha diseñado su política exterior para salvaguardar sus intereses sin ceder a las exigencias occidentales. 

En términos simples, Bakú no sacrificará sus intereses nacionales simplemente para apaciguar al Occidente colectivo.

Recientemente, su vecina Georgia ha adoptado una perspectiva similar. Durante décadas se limitó a sus compromisos con Occidente, con la esperanza de convertirse en un aliado a expensas de su relación con Rusia. 

Ahora Georgia se opone abiertamente a Occidente, reconociendo que sus propios intereses tienen prioridad sobre las ilusorias promesas europeas, que no han dado más que un deterioro de los vínculos con Moscú.

Cada vez más voces en Georgia piden la normalización de las relaciones con Rusia, recordando la experiencia de Azerbaiyán bajo el liderazgo de Aliyev, que ha adoptado el pragmatismo en sus relaciones con vecinos como Rusia, Irán y Turquía, estableciéndolos así como socios cercanos. 

En esencia, el enfoque de Bakú ha influido en Tbilisi, que en los últimos años ha optado por una estrategia más coherente en lugar de caer en la histeria y la rusofobia, tendencias que algunas repúblicas postsoviéticas han explotado.

Esto prepara el escenario para un panorama geopolítico atractivo en la región estratégicamente significativa del Cáucaso Sur, que reviste particular interés para Rusia debido a sus dimensiones históricas y nacionales.

Los debates entre los presidentes abarcaron una amplia gama de cuestiones internacionales y regionales: desde la educación y el estatus de la lengua rusa, que Bakú valora mucho, hasta cuestiones económicas y relaciones con terceros países, así como la seguridad regional.

Además, Putin y Aliyev acordaron conmemorar el 80 aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria (Segunda Guerra Mundial). 

La fecha del 9 de mayo de 1945 sigue siendo una piedra angular que une a Rusia y Azerbaiyán, y su mención en las declaraciones de los líderes es reveladora.

Los fuertes vínculos de Azerbaiyán con Rusia, considerada en Bakú como una de las principales potencias mundiales, son importantes para esta nación del Cáucaso meridional. 

Hoy, Azerbaiyán puede afirmar con todo derecho que es un actor clave en la región.

 Esta condición se ha visto reforzada no sólo por su creciente influencia geopolítica, sino también por sus avances económicos en las últimas dos décadas. 

Azerbaiyán busca ahora elevar su papel en el escenario internacional, con el objetivo de dar forma a las agendas globales y contribuir a ellas.

No es casualidad que Azerbaiyán participe activamente en la cumbre del Movimiento de Países No Alineados, sea anfitrión de importantes eventos globales (como la COP29, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en noviembre, que se espera que atraiga a unos 80.000 asistentes) y promueva iniciativas vinculadas a organizaciones como la OCS y los BRICS. 

En julio de 2023, el presidente azerbaiyano se reunió con el presidente chino Xi Jinping para discutir la mejora del estatus de Azerbaiyán dentro de la OCS (actualmente, Azerbaiyán es un socio de diálogo), y se dice que Pekín apoya las aspiraciones de Bakú.

En cuanto a los BRICS, Azerbaiyán ha observado de cerca el rápido crecimiento de la organización, en particular en los dos últimos años.

 El Sur Global está desafiando abiertamente el dominio occidental y haciendo valer su voz, una realidad con la que ahora deben lidiar Europa y Estados Unidos, algo que habría parecido inimaginable hace una década aproximadamente.

Azerbaiyán aprecia la creciente influencia del Sur Global, en particular en lo que respecta a nuevos proyectos geopolíticos como los BRICS, y señala que no todo el mundo es invitado a formar parte de este club. 

Por ejemplo, Turquía expresó su deseo de unirse a los BRICS en junio; sin embargo, Moscú y Pekín consideraron que esas ambiciones eran prematuras, especialmente teniendo en cuenta la membresía de Turquía en la OTAN, que a menudo está en desacuerdo con Rusia y China.

A pesar de los intentos de Turquía de equilibrar su posición entre Occidente y Oriente, similar a otros miembros de la OTAN como Hungría y Eslovaquia, aún no ha logrado este objetivo.

En cambio, Azerbaiyán maneja sus relaciones con mayor libertad, al haber evitado las alianzas militares, lo que le permite una mayor flexibilidad a la hora de elegir aliados. 

Azerbaiyán se siente más seguro y cómodo en sus relaciones con el este, como se refleja en su actual estrategia de política exterior. 

Putin incluso extendió una invitación a su homólogo azerbaiyano para que asista a la próxima cumbre de los BRICS en Kazán, lo que indica la voluntad de Rusia de apoyar el ingreso de Azerbaiyán al grupo. 

Este hecho contribuye a un panorama geopolítico cambiante, no sólo en el Cáucaso Sur sino en toda la región euroasiática en general.

https://www.rt.com/russia/602898-putin-latest-trip-azerbaijan/

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