*** Esto está en todos los medios del mundo occidental y de las colonias, exactamente como debió ser.
Y vamos a dar explicaciones.
Lo primero es que El País se equivoca, probablemente adrede, al caracterizar AMIA como el mayor atentado terrorista de nuestra historia.
Ese no fue.
El peor atentado de la historia argentina fue el bombardeo a Plaza de Mayo en 1955, el que tuvo cinco veces más víctimas fatales que AMIA.
Ahora bien, esto aclarado debemos decir lo siguiente: la legalidad es una cuestión de poder y no de justicia, razón por la que los fallos judiciales son siempre a medida de la necesidad del poder de un momento.
Este fallo aparece ahora y no hace tres meses o de acá a dos años porque el poder necesitaba que salga ahora.
¿Por qué? Porque el poder quiere alinear como furgón de cola la #Argentina al bloque occidental en esta III Guerra Mundial en curso.
El poder necesita que seamos proveedores de materias primas, combustibles y alimentos al esfuerzo de guerra del bando occidental.
Por eso #Milei es presidente y por eso sale este fallo judicial, entiéndase.
El poder judicial argentino sabe que Irán y Hezbollá no tienen nada que ver con AMIA, pero eso no importa.
La narrativa que el poder necesita es esta y acá está.
Nuestro destino está sellado porque nuestros dirigentes están de acuerdo, esto va a ser así.
No es cuestión de llorar ni de lamentar, sino de entender.
La política argentina entera quiere estar con la #OTAN y así será.
Pero habrá consecuencias, como las habría si fuera lo opuesto.
Cuando un país opta por abandonar su postura de sabia neutralidad en peleas ajenas ese país empieza a ser parte del conflicto.
Y siéndolo pasa a ser también un objetivo para el bando al que declara enemigo.
Como el hilo siempre se corta por lo más delgado podemos estar seguros de que se va a cortar por este lado. Por el nuestro.
Los dirigentes traicionaron al pueblo al meterse en la guerra.
Los dirigentes son traidores a la patria.
Nota fuente: La Batalla Cultural