Cuando el gobierno de Estados Unidos lanzó su llamada “Guerra Global contra el Terrorismo” después de los ataques de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001, los ataques terroristas liderados por Estados Unidos contra Cuba ya llevaban más de 40 años en marcha.
Incluyeron: invasión militar (1961), paramilitares contrarrevolucionarios patrocinados por la CIA en el campo (década de 1960), un avión cubano completamente cargado derribado por agentes estadounidenses (1976), ataques a ciudades costeras y barcos de pesca, guerra biológica, cientos de asesinatos. en Cuba y en el extranjero, sabotajes y atentados con bombas a hoteles e instalaciones turísticas (1997).
Sin embargo, con el nuevo siglo la violencia y el terror parecían estar de vacaciones. Los medios cubanos y los medios internacionales comprensivos informaban poco o nada sobre los ataques terroristas perpetrados en Estados Unidos que habían sido su principal actividad comercial.
El 17 de diciembre de 2023, el canciller cubano Bruno Rodríguez emitió un comunicado que recuerda el pasado violento. Insistió en que el “gobierno estadounidense está muy consciente de las denuncias oficiales, públicas y reiteradas por parte del gobierno cubano sobre la asistencia, protección y tolerancia de que gozan en Estados Unidos los promotores y perpetradores de actos terroristas contra Cuba”.
Y agregó: “Recientemente el Ministerio del Interior de Cuba ha informado sobre el desmantelamiento de planes de desestabilización desarrollados en Estados Unidos por terroristas de origen cubano en un operativo de seguridad que condujo a la detención de varias personas vinculadas a esta conspiración”.
La declaración de Rodríguez siguió a un informe que apareció en el periódico Granma del Partido Comunista el 9 de diciembre de 2023. Un residente de Florida, que viajaba en una moto acuática, desembarcó cerca de Matanzas, en la costa norte de Cuba, a finales de 2023; no se especificó ninguna fecha. Portando pistolas, municiones y cargadores, el individuo se dirigió a Cienfuegos, su provincia de origen, y fue detenido.
El hombre anónimo “se puso en contacto con varias personas para reclutarlas”. Supuestamente tenía vínculos en el sur de Florida con “terroristas que promueven públicamente acciones violentas contra Cuba… [y que] han recibido entrenamiento militar con armas, cuentan con el equipo físico… y otros recursos para llevar a cabo sus planes”.
Granma afirmó que “los terroristas, con sus planes de acciones encaminadas a alterar el orden interno, van más allá de un escenario virtual; se concentraron en promover la violencia para causar dolor, sufrimiento y muerte al final del año”.
Estos “instigadores del odio y la muerte… aparecen en la Lista Nacional [de Cuba]… [Los funcionarios de seguridad cubanos] han investigado acciones que han tomado en el territorio nacional o en otros países”.
Un informe del 4 de enero del periodista mexicano Beto Rodríguez analiza la “Lista Nacional de personas y entidades… asociadas con el terrorismo contra Cuba” del Ministerio del Interior. Desde 1999 “han planeado, ejecutado y tramado actos de extrema violencia en territorio cubano”.
La Lista apareció por primera vez el 7 de diciembre en el Diario Oficial de Cuba como Resolución 19/2023 . Nombra a 61 individuos y 19 organizaciones terroristas, todas con sede en Estados Unidos, presumiblemente la mayoría de ellas en el sur de Florida. Uno de los nombres de la Lista pertenece al motociclista, pero no se especifica cuál.
Según Beto Rodríguez, investigaciones criminales en Cuba revelaron que algunas de las personas incluidas en la lista atacaron “instalaciones gubernamentales y turísticas y realizaron sabotajes, incursiones ilegales, trata de personas y preparativos de guerra”. Ellos “hicieron planes para asesinar a los líderes de la revolución”.
También informó que el motociclista arrestado “pretendía reclutar cubanos para quemar plantaciones de caña de azúcar, provocar disturbios, perturbar centros turísticos y repartir propaganda”. Una “denuncia ciudadana” motivó su detención.
En la Lista aparece Alexander Alazo Baró, quien disparó contra la embajada de Cuba en Washington con un arma semiautomática el 30 de abril de 2020. Aún está “bajo investigación”. Dos cócteles molotov explotaron en la embajada el 24 de septiembre de 2023. Se desconoce el autor.
Beto Rodríguez señala que el 24 de noviembre de 2023, el Departamento de Estado de Estados Unidos, al advertir a los posibles viajeros a Cuba sobre “potenciales acciones terroristas… contra Estados Unidos”, les aconsejó evitar “lugares comúnmente utilizados para manifestaciones”.
Un día antes, una gran marcha pro-palestina encabezada por el presidente cubano Miguel Díaz-Canel pasó por la embajada de Estados Unidos en La Habana. El periodista Rodríguez supone que “Washington ya sabía de antemano que grupos anticubanos planeaban ingresar a la isla para cometer actos de terrorismo”.
Hernando Calvo Ospina, veterano analista del terrorismo estadounidense contra Cuba, informó el 10 de enero que el gobierno cubano remitió la Lista Nacional a la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), que se ocupa del crimen que se extiende más allá de las fronteras.
Al describir las actividades de los enumerados, Calvo Ospina destaca su nuevo uso de las redes sociales para comunicar propaganda y para “incitar a la violencia interna, el asesinato de personalidades del Estado, la destrucción de bienes comunes y todo tipo de sabotaje”.
Ospina afirma que “los objetivos que ahora se persiguen son similares a los del llamado 'grupo del exilio histórico'. Sólo el método ha cambiado. Ambos tienen una cosa en común: utilizan métodos terroristas”. Algunos de aquellos cuyos nombres aparecen estaban llevando a cabo actividades terroristas en la década de 1990.
Indica que “muchos recibieron financiación directa del Departamento de Estado de EE.UU., y también de la CIA, que utiliza diversas entidades y ONG para entregarla”.
Según el Servicio de Investigación del Congreso, el llamado “financiamiento para la democracia y los derechos humanos” del gobierno para Cuba, en referencia al apoyo brindado a la programación intervencionista, ascendió a 20 millones de dólares anuales entre 2014 y 2022.
En julio de 2023, el representante Mario Díaz- Balart, republicano por Florida, presidente del Subcomité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, buscó “aumentar la financiación en un 50% para los esfuerzos de promoción de la democracia en Cuba”.
Lo que parece un resurgimiento de la anterior campaña terrorista contra Cuba del gobierno de Estados Unidos puede apuntar a una o más de varias posibilidades:De hecho, los ataques terroristas habían continuado durante las últimas dos décadas, pero el gobierno de Cuba, por razones desconocidas, optó por no publicarlos.
Los ataques terroristas continuaron, pero en un nivel bajo, y ahora el gobierno cubano, en un momento difícil, busca informar a la opinión mundial sobre las acciones ilegales y peligrosas de los Estados Unidos, con el objetivo de promover la movilización multinacional contra los prolongados ataques de los Estados Unidos. guerra contra Cuba.
El gobierno de Estados Unidos, aprovechando el desaliento de los cubanos agravado por una terrible crisis económica, ha reclutado disidentes con éxito y una vez más es capaz de organizar ataques terroristas.
El gobierno de Estados Unidos, fiel a su núcleo ideológico, a su yo imperialista, no se detiene ante nada mientras domina o golpea a los pueblos inferiores del mundo.
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