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El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Van 1030 niños y niñas asesinados en Palestina.


La barbarie Sionista

Cada 15 minutos asesinan un niño en la tierra donde surgió una religión basada en el amor. 

En Colombia mataron 350 niños bombardeados en este siglo y asesinaron 6.402 jóvenes sin armas en apenas unos años. 

Muchos de los que hoy se consideran miembros de esa religión del amor ya no defienden los niños en peligro sino el Herodes desencadenado. 

Me han acusado de ser antisemita y de apoyar a Hamás.

 Ignorantes. No puedo defender una organización que sostiene la fusión entre Religión y Estado porque eso lo combatimos en nuestro propio país, y porque la visión de los que se creen pueblo elegido y raza superior lleva a la masacre de los demás pueblos. 

Nunca ni yo ni mis padres y abuelos biológicos o ideológicos estuvieron con Hitler como si lo hizo la oligarquía y la prensa que me ataca. 

Están resucitando a Hitler en los tiempos de la crisis climática y vuelve idéntico con sus campos de concentración y la destrucción completa de los pueblos. 

Hitler renace como práctica del poder político y económico sobre la división misma de la humanidad, sobre sus debilidades y sus miedos. 

El miedo al diferente es el padre de Hitler. Es el miedo al diferente lo que hace que el poder político de Europa aplauda que expulsen a los palestinos hacia el sur. 

Se opondría con armas en los dientes si la expulsión fuera hacia el norte. Aún la democracia tiene su oportunidad. Esa oportunidad se aferra a la paz, se aferra a la vida de la humanidad y del planeta. 

Esa vida integral de humanos y naturaleza que no se puede defender sino a través de la unidad de las diferencias. La reivindicación de la diferencia mata a Hitler. La democracia mundial es la voz poderosa del sur haciéndose escuchar. 

Los pueblos condenados de la tierra están al sur y deben hoy gritar porque en la tormenta desatada por una atmósfera dañada por los gases que provienen del consumo enorme del norte y su riqueza, pueden perecer. 

El consumo de la riqueza de hoy se basa en la muerte de los demás y crece solo si hace crecer la indiferencia y logra acabar la democracia.

 La indiferencia es lo que permite el aplauso a quienes ordenaron la muerte de nuestros 6.402 jóvenes inocentes bajo armas del estado y a quienes han asesinado 1030 niños en Palestina bombardeados.

 Hoy Colombia y el mundo eligen entre la esperanza y la barbarie.

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