Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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Rusia, Al Accidente Colectivo Sólo Le Quedaron Las Ganas

Buen domingo, mis palinuros y atlántidas. 

La asonada militar del incalificable Prigozhin, jefe de los contratistas de Wagner, que se desinfló en menos de 24 horas, dejó a los capitostes del Accidente colectivo con la miel en las trompas -no de Falopio.
  Se imaginaron hecho realidad su sueño, más bien delirio, de ver a Rusia hundirse en el caos, al ejército ruso fragmentarse y a Putin picando hielo en los témpanos tempranos del polo norte. 

Les duró poco la alegría. Actuando con inteligencia digna de encomio, Putin evitó todo enfrentamiento armado y confió en la solución pacífica de la asonada de Prigozhin, confiando en su amigo, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, quien conocía al levantisco desde hacía veinte años. Fue conversar, negociar y asunto terminado. Sin una gota de sangre, repetimos y recalcamos.

A señalar varios temas, más relevantes que la fugaz asonada militar.

 La primera, la reacción de Putin. de su gobierno y de las fuerzas armadas. Evitar un innecesario y contraproducente derramamiento de sangre. 

Ejemplo a tomar, pues recurrieron a la antigua regla del Derecho, de que nada contribuye más y mejor a resolver un problema que una conversación abierta y franca. 

Tal cual. Los wagneritas volvieron a sus cuarteles y Prigozhin a vacaciones en Bielorrusia, un bello y estratégico país eslavo. 

Para los contratistas que no perdieron el norte, habrá nuevos contratos para ser incorporados a las filas del ejército ruso. No olvidemos que, en distintos frentes, demostraron su capacidad y heroísmo y sería una pérdida para las fuerzas armadas rusas no volver a contar con ellos.

Destacamos la rápida. oportuna y eficaz gestión del presidente bielorruso. Alexander Lukashenko, como un ruso/bielorruso más, no dudó en asumir el papel de negociador, mediador, aplacador y promotor turístico. 

Si había un momento y una causa para hacer ver su vínculo profundo y lealtad a Rusia y a la milenaria unión de rusos y bielorrusos, era esta.

 Amigos así merecen un monumento. Pocas dudas van quedando de la futura reunión de dos pueblos hermanos y hermanados, a los que. en un futuro no lejano, se les unirá Ucrania, como que en invierno hace frío y en verano calor.

También a destacar la euforia de champán barato de los países que integran el Accidente colectivo. 

Euforia indicadora de un cuestión omnipresente: el miedo a ser derrotados por Rusia. Después de la payasada de contraofensiva ukronazi, el desaliento ha recorrido los pasillos y se ha aposentado en los cuartos de baño de los mendaces accidentales. 

Y ahora ¿quién podrá defenderlos?, que diría el insigne Chapulín Colorado. 

Hablan de una nueva contraofensiva en julio que, según ellos, será bárbara, pues irán nuevos armamentos alemanes y gringos, tan, tan buenos, que los soldados ucranianos los averían a propósito para no ir al combate en ellos, mejor dicho, para no ir al combate, y punto.

 Después del sonado éxito de los leopardos germanos y los bardley gringos, los rusos están esperando que envíen más para seguir practicando su tiro al blanco. 

Así que sí, razón tenían en su euforia, esperando que los wagneritas hicieran lo que ellos encuentran imposible hacer. Pero, dado los resultados, tendrán que buscar a otros pendejos.

Un último hecho a destacar es que, mientras reinó la confusión, no se vio una sola grieta en el robusto edificio ruso. 

Nadie salió a aplaudir el aventurerismo insensato de Prigozhin. Intuimos que esa fue una de las razones que le llevó a ordenar dar la vuelta. Lo suyo era un viaje a ninguna parte, salvo el cementerio.

Terminamos pensando en qué movió al Prigozhin a hacer lo que hizo. 

Recordamos que había expresado su deseo de ser candidato a la presidencia de Rusia; sus escándalos acusando al alto mando del ejército ruso porque -según él- no le enviaban municiones a sus tropas; sus amenazas de abandonar Artemovsk en lo más crítico de la batalla. 

En fin, que no parece persona de personalidad estable y, digámoslo sin miedo, precisamente sensata. La ambición es muy mala consejera y la ambición desmedida, la peor de todas.

Que haya ejércitos privados suele ser malo para la salud de los Estados. 

El gobierno ruso puede proceder a disolverlo y a reconfigurar a sus probados combatientes en unidades regulares del ejército ruso. Suponemos que eso pasará, andando las semanas.

Nosotros terminamos esto, escrito a vuelapluma, que es domingo y toca recibir la mañana con una buena y recién hecha taza de café, con una nota nativa. 

Hay, en Nicaragua, la expresión "alegrón de burro". No sabemos de dónde viene ni por qué le toca al burro. 

Se refiere a esos alegrones enormes que nos provoca una noticia o un hecho que después resulta falso y te deja fané y escangallá, que dice el tango. Como que te digan "Te sacaste la lotería" y resulta que no había ni reintegro. Pues eso mismo con el Accidente colectivo. 

Un total y pleno alegrón de burro con Prigozhin. Esperemos que disfruten este chasco accidental toda la semana. Nosotros, a pasear entre el verde de los árboles y el trinar incesante de los pájaros, sin fondo asnal, que pájaros hay, pero burros no.

Feliz domingo, atlántidas y palinuros, Y cuidado con los alegrones esos, de burro o de lagartija...

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