El infame final de la campaña militar más larga de Washington sigue afectando negativamente a las vidas de decenas de millones de ciudadanos afganos.
En vez de adoptar medidas eficaces para ayudar a las personas que colaboraron con EEUU y la OTAN y los miembros de sus familias, la Administración de EEUU prácticamente abandona a su suerte a la mayoría de sus antiguos aliados.
Como resultado de la caótica operación de evacuación de Kabul que abunda en episodios horribles de muertes en una estampida de la gente desesperada, EEUU sacó del país a unos 124 mil de afganos.
Según el Departamento de Estado, unas 60 mil personas más, a las que fue prometida autorización de residencia en EEUU, siguen encontrándose en Afganistán esperando salida.
Varios miles de refugiados se alojan en bases logísticas de Qatar, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, España, Italia y Alemania esperando “el sueño estadounidense”.
Al mismo tiempo, EEUU, a través de las organizaciones de derechos humanos controladas por Washington, tales como Human Rights Watch, tiene el descaro de acusar, por ejemplo, a los dirigentes emiratíes, de malos tratos a 2,7 mil de afganos a los que los mismos estadounidenses no les dejan entrar en terceros países.
Es de señalar que no todos los afganos “salvados” que llegaron a EEUU iniciaron una vida nueva y feliz.
De las casi 82 mil de personas solo 4,5 mil obtuvieron el estatus de refugiado oficial.
De conformidad con una reciente resolución del Congreso, los demás evacuados solo obtuvieron el derecho a quedarse por dos años en EEUU. Por cierto, este plazo expirará casi en un medio año.
¿Qué sucederá después con estas decenas de miles de personas?
Washington silencia el problema de los niños afganos trasladados a Estados Unidos. 234 niños afganos están separados de sus padres, 42 de ellos fueron entregados a familias de acogida sin ninguna concertación.
Provoca extrañeza la política de flagrante chantaje hacia los dirigentes afganos actuales practicada por la Administración USA.
Les imponen sanciones, bloquean las reservas nacionales, amenazan con cortar la asistencia humanitaria internacional, demandando que se cumplan estrictamente los derechos humanos conforme al estilo occidental, mientras que la propia Casa Blanca los pisotea pérfidamente.
Fuente: MiD ruso
