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Nicaragua, Crimen contra el bolsillo


El ganadero y productor ante, el clamor nacional que condena el alza inescrupulosa en los derivados de la leche, intenta justificar infructuosamente el encarecimiento del precio del queso aduciendo una reducción de la producción de leche en un 50% achacando la situación al periodo seco.

Actualmente, el precio de la libra de queso de hasta 110 córdobas se mantendrá, lo que realmente es un crimen si consideramos que el producto es parte integral de nuestra mesa y será hasta después del mes de abril que posiblemente, posiblemente, experimente una baja, seguramente pírrica, con la entrada del invierno, pero como alegrón de burro nos adelantan golosamente que es seguro que la población se enfrente a otra alza no cuantificada porque las condiciones climáticas actuales, dicen, no permiten pastos verdes y por ende el ganado baja la productividad y no da lo suficiente.

“Será hasta el final del verano que haya mayor producción porque hay aumento en el nacimiento de terneros que coinciden con la entrada de invierno, entonces de esa manera va a aumentar la cantidad de leche, por eso es posible, solo posible, que baje el precio de la libra del queso”, dijo Salvador Castillo, dirigente Faganic.

Este dirigente de los ganaderos, casi casi me provoca lágrimas, al lamentarse diciendo que si bien es cierto, una baja en el precio de este lácteo es importante para el bolsillo de la población, también va a significar una afectación directa para el productor, para él y sus acaudalados y millonarios agremiados, debido a que el precio del litro de leche va a bajar y eso significa menores ingresos en un sector que atraviesa por constantes aumentos en sus costos de producción, es decir ellos los pobrecitos que se sacrifican por mantener un negocio que no les da, pero que curiosamente viven reventando en todo tiempo al que menos tiene y para quien una onza de queso, en el buen sentido de la comparación, es la equivalencia a una onza de oro y créanme que hasta para el que puede es incomprable.

Este dirigente de Faganic dice que los insumos que requieren para el mantenimiento de las fincas y ganado han subido de manera exagerada, casi tres veces su valor y no hay comparación con el aumento que está experimentando el consumidor y por eso dicen que las alzas no compensan los aumentos que ellos tienen en el campo, es decir todavía debemos agradecer porque según ellos no le han subido tanto al queso, aunque claro, resulta inocultable que a pesar de las limitaciones que denuncian como impedimentos para bajar los precios, no se traduzca también en que por lo menos le bajen unas dos rayitas al alto nivel de vida que tienen esos ganaderos que tienen derecho a vivir como magnates si quieren, pero a cambio de su lujoso confort, no quitar de la mesa del nicaragüense un producto que es parte elemental de su dieta tradicional.

Este ganadero, que habla obviamente por sus socios, nos sugiere además que, si queremos la libra de queso más barata que vayamos a comprársela directamente a ellos, en sus haciendas, sin intermediarios, porque entonces nos la clavarían a 70 y 80 córdobas.

Hablando claro 70 y 80 córdobas ya es una barbaridad, pero debemos agradecer nos la puedan vender a ese precio porque es mejor ese que los 110 que cuesta ahora en tanto no suba más porque de todas formas sino no es porque es verano, es porque es invierno o por haber demasiada producción o cualquier otra cosa que no importa, aunque sí que nos metan descaradamente la mano a la bolsa para que ellos, a pesar de los altos costos de los insumos, la mano de obra o el clima, puedan seguir disfrutando de su inalterable estilo de vida.

Como si descubrieran el agua helada o la rueda te plantean como algo nuevo que para procesar una libra de queso necesitan cuatro litros de leche y que el costo de procesamiento es de hasta 80 córdobas, lo cual va en aumento y que en esta época hay menos vacas en ordeño y mucho pasto seco. 

Por estos tiempos esa “sabia y mágica” deducción ha sido la norma, pero lo que no ha sido la norma es el abuso desenfrenado del agiotista, del acaparador, que sube y sube a su antojo para nunca más bajar, sino que impone para siempre la modalidad alcista.

Para no ir tan largo venimos de Navidad que es la temporada más vivida y celebrada porque para nosotros los nicaragüenses, en lo particular, es frescor, luces, colores y olores y es más que especial por la tradición que arrastramos en muchos aspectos sobre todo porque es profundamente reflexiva, sentimental, familiar y hogareña, porque recibimos el aguinaldo, el 13avo mes que a todos nos encanta porque nos alivia las deudas, nos permite la compra de los juguetes para los niños o nos garantiza la cena de noche buena.

La Navidad, aunque es lo más lindo para la mayoría de los nicaragüenses, no es la única temporada en cuanto a vacacionar se refiere porque además tenemos, con otras connotaciones, pero igualmente disfrutadas, la semana santa, que para algunos es zángana y las fiestas y conmemoraciones patrias que también son generalmente días largos de descanso.

Aunque la navidad, la semana santa y las fiestas patrias desembocan siempre en temporadas de vacaciones hay algo que siempre empaña en la previa de cada una de estas vacaciones. 

Así las cosas, molesta e indigna, y con mucha razón, el alza desmedida, injustificable y depredadora de los precios en los alimentos, las frutas, las bebidas, los lácteos y hasta el hielo, lo que en muchísimos casos hace optar al ciudadano por quedarse en sus casas y no salir a ninguna parte porque el oportunismo de los acaparadores no tiene límites.

No meto el precio en los combustibles porque al menos estos ya están congelados, gracias al subsidio que decidió el gobierno sobre este tema hace varios meses, de lo contrario tenga usted por seguro que los gasolineros a estas alturas ya hubieran ahogado nuestras molestias con las millonadas y millonadas que se meten a la bolsa o igual hubieran paralizado al país junto a la economía nacional la que ha seguido creciendo porque aquí se decidieron políticas de contra impacto distintas a otros países que ya se encuentran en una irreversible recesión.

Pero bueno el tema aquí no es analizar nuestra economía que Gracias a Dios va muy bien, sino poner sobre la mesa la actitud caníbal de los oportunistas acaparadores que tienen todavía libra de frijoles hasta en 45 córdobas, y además te advierten, como para rematarte, que están baratos, que se podrían poner más caros y que el culpable, quien sabe quién es, porque el productor te dice que es el intermediario, este que el detallista y por último casi terminan echándole la culpa al cliente; el queso en muchos casos alcanzó los 115 córdobas la libra, porque como ahora el ganadero te dicen que por la sequilla las vacas no pastan como deben y otros le endosan el problema al invierno porque como sí hay pasto entonces hay sobre abundancia de leche que se pierde porque es tanta que el acopio paga muy bajo el litro y que entonces es preferible botarla o dársela toda al ternero; la cajilla de huevos llegó a 165 córdobas el pequeño argumentando que las ponedoras no se alimentan bien pues los cereales vitaminados dice ellos que han subido mucho el costo y cuando se hace una investigación sobre el precio de los insumos talvez subieron un 10%, pero ellos te dicen que hasta el 200% y entonces te clavan sin misericordia porque saben que es infaltable en la mesa.

Vistas las cosas objetivamente no hay que perder de vista que estos gringos imperialistas, que no comen zacate porque no les da la nuca, pues a ellos les afecta también, son los únicos culpables de una inflación mundial que tiene al planeta en una profunda crisis alimentaria. 

Eso es lo que generaron cuando el imperio y sus perros de pelea en la OTAN, usando a Ucrania, para armar una guerra contra Rusia, desestabilizaron el sistema de acopio, distribución, venta y compra de muchísimos productos y de eso estamos conscientes casi todos, pero eso no puede ser de ninguna manera un argumento que justifique a los acaparadores y oportunistas en Nicaragua que nos quieren ver cara de babosos.

La guerra del imperio norteamericano contra Rusia, en esta etapa es reciente, pero lo aprovechado que son estos delincuentes que nos asaltan a plena luz del día es de años y siempre cuando vienen las vacaciones de semana santa, las fiestas patrias y navidad, es cuando se ponen de acuerdo y entre más productos encarecidos haya mejor porque así ganan todos, es decir, ellos.

Siempre se referenció a Nicaragua como el granero de Centroamérica. 

Nos tomó años después de 1979 llegar a este 2023 teniendo a Costa Rica como comprador de un altísimo porcentaje de nuestro frijol; a los políticos hondureños reconociéndonos como grandes productores de alimentos y carnes, lo que quisieran ser ellos; al Salvador aceptando que somos el principal proveedor de lácteos y sus derivados y aun con todo somos un país que con solo lo que genera una cosecha de nuestro frijol podemos seguir vendiendo y garantizando el consumo interno del país.

Pero bueno el asunto inflacionario no es solo en los granos. Sube la cebolla, la chiltoma, el tomate, el repollo, la carne, el pollo, el pan, la tortilla, el plátano, el aceite y todo lo que represente alimentos o ingredientes para transformarlos, es decir, como que se alinean para asestar el garrotazo perfecto al consumidor y eso no puede ser, al menos en la forma en que los oportunistas y acaparadores quieren, porque al margen de las leyes del mercado, aquí estamos frente a una voracidad insaciable y criminal que ningún mercado libre puede justificar.

A mí eso del libre mercado no me cae o no lo digiero porque si eso es impunidad para que alguien desde los precios que impone me asalte descaradamente, porque viene una temporada alta en la que se adelantan salarios o con el mismo salario adelantado viene el aguinaldo, lo que sea  com, entonces yo no estoy frente a un comerciante estoy frente a un ladrón, un vulgar y ordinario ratero que no me deja más salida que comprarle sí o sí, porque es tal la voracidad, que ni a la oferta y demanda podemos optar, pues cuando el que está a un lado se da cuenta que el vecino está vendiendo caro, entonces aquel que lo tenía un poco más bajo lo equipara para “ganar” o mejor dicho robar y de la misma manera.

Que triste decir estas cosas, pero más triste seria no decirlas, porque al sí hacerlo, inspirado en la grita de quienes al final –todos- nos sentimos manos arriba, contribuimos a poner las cosas en su verdadera dimensión y sobre todo a recordar que en casos como este el gobierno sandinista es cuando sale al paso a frenar tanto abuso contra el hogar porque es ahí hacia dónde apuntan las baterías del ratero.

La definición dice que el Libre Mercado es aquel donde los precios se establecerán por el intercambio entre los demandantes y los ofertantes, sin que intervenga ningún factor externo, pero como dije antes los que demandamos precios razonables no encontramos ofertantes solidarios y es ahí cuando yo veo correcto que el gobierno se anima, aun así exista producción nacional, a traer de afuera lo que desde adentro no se puede comprar por los altísimos precios, porque es lo único que funciona para bajar la glotonería de los acaparadores y agiotistas.

En el mercado oriental hay cualquier cantidad de bodegas muy custodiadas llenas de granos básicos y otros productos bajo llaves y si usted va a cualquier parte de ese mercado a comprar porque supone encontrar en el precios más generosos, usted de todas maneras, se sentirá maltratado, porque ya el rumor de que todo está más caro o hay falta de abastecimiento, andará por todas partes y no tendrá más opción que dejarse crucificar porque ni modo no es culpa del comerciante que quiere hacer lo mejor para su bolsa sino de cualquier otro factor.

Aquí no nos chupamos el dedo, en estas cosas y en estas temporadas ya venimos de vuelta y lo mejor sería apresurar la importación de todos esos productos que los agiotistas y acaparadores nos han encarecido para que todo eso que tienen embodegado para especular con los precios se les llenen de gorgojos o se les pudran y ya veremos si van a seguir con el jueguito ese de que yo no fui, fue Tete, porque al final nadie resulta culpable.

Por: Moisés Absalón Pastora.

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