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¿Estados Unidos y la Unión Europea tienen una crisis de liderazgos?


Líderes de potencias occidentales, como Alemania y Estados Unidos, enfrentan bajos niveles de popularidad entre sus ciudadanos al mismo tiempo que no logran convencer al mundo de su narrativa en torno a conflictos como el de Ucrania.

En el caso del presidente de una de las potencias económicas y militares más desarrolladas del mundo, Joe Biden no logra el respaldo ciudadano en las encuestas. De acuerdo con la plataforma Five Thirty Eight, concentradora de datos estadísticos, el mandatario de Estados Unidos tiene una desaprobación del 53%, con corte al 1 de septiembre.

Lo mismo puede decirse del líder del motor económico de Europa, el canciller alemán Olaf Scholz, con una popularidad en déficit entre sus gobernados.

El líder europeo concentra un rechazo del 62% al conjunto de su gestión, iniciada desde diciembre de 2021, de acuerdo con una encuesta comisionada al diario local Bild am Sonntag. Sólo el 25% de los encuestados calificó positivamente a Scholz.

Esta situación no se acota a Washington y Berlín, pues en Londres el primer ministro Boris Johnson anunció su dimisión tras varios escándalos que lo dejaron mal parado ante los británicos, y en Roma también dimitió el primer ministro Mario Draghi.

A esto, por si no fuera suficiente, se suman las discordancias al interior de la Unión Europea, donde por ejemplo en reiteradas ocasiones el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha expresado su descontento ante la estrategia de Bruselas de bloquear los combustibles rusos en represalia por su operación militar especial en Ucrania.

¿El llamado viejo continente, otrora director de la conversación política mundial, padece una crisis de liderazgos? Sputnik conversó con un par de analistas políticos en busca de discernir este escenario.

Crisis política del orden liberal generalizado

Los bajos niveles de aprobación de estos líderes occidentales se explican como síntoma de una crisis política del orden liberal generalizado, estima en entrevista con Sputnik el maestro en relaciones internacionales Irving Rico, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

"Creo que no solamente en Europa sino prácticamente en todos los países que podríamos llamar occidentales existe un cuestionamiento político muy importante sobre las formas de representación y de cómo los líderes políticos no están respondiendo a las necesidades estructurales reales de cada uno de los países", estima.

"Esto es un signo muy importante de la crisis del orden liberal que se está enfrentando en la actualidad y que viene también de la mano del surgimiento de discursos más autoritarios o más nacionalistas en otras latitudes", agrega.

La doctora Iliana Rodríguez, profesora investigadora en derecho internacional público del Tec de Monterrey, considera, en tanto, que la baja popularidad de líderes como Scholz y Biden responde a una presión contextual que rebasa sus talentos individuales.

"El que está padeciendo en este momento de manera directa las consecuencias de la guerra es Alemania", distingue en torno al conflicto entre Ucrania y Rusia, y la relación de la Unión Europea frente a la situación.

"La población está condenando a Olaf Scholz por el concepto de una guerra y por eso sus índices de popularidad están en este momento como los puedes observar, el tema de la guerra es un tema circunstancial pero que finalmente pone a prueba el liderazgo" del canciller, opina la académica.

Europa, subordinada a EEUU desde la segunda posguerra

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, luego de que la Unión Soviética derrotara a la Alemania nazi, desde entonces Europa ha tenido un rol subordinado a Estados Unidos en términos del orden mundial, recuerda Rico.

A pesar del surgimiento de nuevos mecanismos en los últimos años, agrega el internacionalista de la UNAM, parece que Europa no ha logrado recuperar esa voz influyente que ostentó en otro momento histórico.

Un factor que agudiza la dependencia europea a Estados Unidos es el apego que tienen con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para garantizar su seguridad territorial, expone el maestro.
"Es urgente que Europa empiece a cuestionarse su lugar en el mundo en términos sociales, políticos y económicos", propone.

Sigue habiendo mucho esta visión o este imaginario de potencias y de que son el centro del mundo, cuando en realidad están enfrentando crisis muy importantes, crisis sociales muy importantes al interior, toda la cuestión de las oleadas migratorias que no han sabido gestionar y que han destapado un racismo muy profundo en la sociedad europea, que se mantiene vigente hasta la actualidad", expone Rico.

Además de estos factores, otro punto de debilidad en Europa es su dependencia energética a Rusia o al propio Estados Unidos, apunta, donde un conflicto como el de Ucrania pone en riesgo el estilo de vida del continente.

"A mí me parece fundamental que se repiense política y estratégicamente a Europa en términos de sus realidades estructurales y que esto llevara por supuesto a la elaboración de proyectos políticos que sean más acordes con las necesidades sociales y con las capacidades reales de estos países", sugiere.

¿Crisis de la narrativa occidental?

A pesar de que discursivamente se muestran en favor de Kiev en su confrontación con Moscú, los liderazgos occidentales están en realidad pensando más en sus intereses nacionales, estima la doctora Rodríguez, antes que contribuir o cooperar con la solución del conflicto en Kiev.

En una situación que requiere la búsqueda de una salida negociada y que muestra indisposición de las partes para concertar el conflicto mediante el diálogo, Estados Unidos y Europa piensan que las sanciones, además de los préstamos, ayudas y donaciones multimillonarias bastarán para aliviar el problema, acusa.

"Habrá que ver de qué manera la ONU (Organización de las Naciones Unidas) se sienta nuevamente a negociar con Rusia y con Ucrania, y por supuesto puede ser Turquía de nuevo mediador como lo fue ahora que se liberaron los puertos de Mariúpol y Odesa para que pudiera salir el grano", señala.

"Lo que estamos viendo es efectivamente la deficiencia en la toma de decisiones de países que han tomado Ucrania como un Estado pivote, que les conviene tenerlo más europeizado u occidentalizado que del lado de Rusia", calcula.

Apuestas de enfoque popular

Europa puede convertir esta crisis, considera Rico, en una oportunidad para elaborar políticas de orientación popular que de verdad atiendan los desafíos de polarización y fragmentación que padece el continente.

"Al final, si hay una debilidad institucional de los líderes, es reflejo de una crisis social mucho más importante que se viene cocinando desde hace tiempo", expone el universitario.

La reducción de Europa, el crecimiento de China

El encogimiento de la voz europea en la conversación internacional no es nuevo, pues desde hace tiempo es Estados Unidos el que guía escenarios multilaterales, considera Rico, sin embargo el escenario actual ha permitido el destacamiento de fuerzas económicas como China.

El gigante asiático, recuerda, ha aprovechado la situación para impulsar nuevas relaciones internacionales mediante mecanismos como la llamada Nueva Ruta de la Seda, una operación de infraestructura en defensa de países para fortalecer sus intereses comerciales en el exterior.

"Todo esto está creando también, me parece, un ambiente de mayor participación internacional que Europa no está teniendo, por ejemplo", distingue Rico.

También Rusia ha aumentado su capacidad de interlocución internacional ante problemas como el de Siria, valora, donde el presidente Vladímir Putin quedó muy bien parado por fomentar la negociación mediante la ONU.

"La legitimidad política de Europa hacia el exterior no está en su mejor momento", una situación que queda manifiesta en la relevancia de líderes como el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, evalúa.

Consecuencias vigentes del desplome económico de 2008

El colapso de la burbuja inmobiliaria que padeció Estados Unidos en 2008 golpeó a todas las economías preponderantes del mundo y sus consecuencias les impidieron estar listas para encarar con solvencia una situación como la que deriva de la situación en Ucrania, pondera en tanto la doctora Rodríguez.

La seguridad sanitaria y la interrupción de cadenas de suministro, ambas consecuencia de la proliferación planetaria del COVID-19, generaron condiciones caóticas para Europa y el mundo, recuerda la especialista, un escenario que se agudizó con las consecuencias económicas del conflicto entre Kiev y Moscú.

Esta misma situación ha alcanzado a la Casa Blanca, a pesar de su declaratoria clara en favor de Ucrania ante el conflicto, apunta.

El aumento en los precios del petróleo, consecuencia de las sanciones estadounidenses contra el hidrocarburo ruso, ha afectado a toda la cadena de suministro y provocado una espiral inflacionaria sin precedentes, agrega la doctora.

"Los ciudadanos se encuentran desencantados por la postura de Estados Unidos en esta guerra, pero también por supuesto por el tema de la contención sanitaria, hoy día Estados Unidos sigue siendo de los primeros estados en encabezar la lista de decesos por muertes por COVID", detalla.

Un contexto sensible ante los errores

Si bien las circunstancias desbordan las condiciones individuales de los líderes occidentales, argumenta la especialista, el hecho de que la situación sea tan sensible agudiza la vigilancia ciudadana sobre sus decisiones.

Los dirigentes pueden ser extremadamente empáticos, e incluso simpáticos, como logró serlo en su momento el todavía primer ministro de Reino Unido Boris Johnson, pero la situación los condena y los menores errores particulares los ponen bajo los reflectores y los muestran como líderes débiles, apunta Rodríguez.

El futuro del descontento

Si bien las sociedades europea y estadounidense tienen un amplio descontento ante la toma de decisiones de sus líderes, la doctora Iliana Rodríguez descarta que esta posición vaya a escalar a movimientos antigubernamentales o revolucionarios, sino que todavía optarán por manifestar su desacuerdo por la vía electoral.

"Toda revolución nace a partir de liderazgos capaces de organizar a las masas, las masas por sí mismas no van a ir en contra del Estado porque no tienen la organización ni los medios, pero son la pólvora para encender una mecha que lleve a una bomba", apunta.

En contrasentido, considera la profesora, acciones políticas como la Cumbre de las Américas han sido esfuerzos de Estados Unidos para hacer ver a la comunidad internacional su apuesta por la democracia.
Así, estos mensajes son convocatorias a que los descontentos se expresen en el margen de la ley y no de manera contraria, lo que conduciría a guerras civiles, valora Rodríguez.

"Y en este momento del mundo situaciones de esta naturaleza serían peor de lo que estamos observando", apunta.

https://sputniknews.lat/20220901/estados-unidos-y-la-union-europea-tienen-una-crisis-de-liderazgos-1129978684.html

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