La muerte de Allan Zuniga Aburto, padre del Sandinismo Histórico, en Jinotepe, hace un año, fue tan inesperada que ni tiempo tuvimos para resaltar su trayectoria de más de 45 años de lucha y compromiso revolucionario.
Allan, nació en Jinotepe, el 23 de octubre de 1959, hijo de don Pedro Zuniga Cruz, de quien tomó el sobrenombre y Rosario Aburto Ruiz, muy reconocida en el histórico barrio de San Antonio, donde se dedicó a su comideria y las famosas fritangas de cuyo trabajo le dio bienestar y educación a sus hijos.
Su vida política en el Frente Sandinista, comenzó en 1970, después que lo reclutó Mario Estrada Gómez, que fue su responsable hasta 1975 cuando cayó combatiendo junto a la Chinita, Arlen Siu Bermudez, en la Escuela Militar del Sauce departamento de León.
En esa misma acción también cayo la compañera, Julia Herrera de Pomares, a la edad de 22 años, esposa del legendario comandante, Germán Pomares Ordóñez, El Danto.
Allan Zuniga, estuvo presente en las acciones políticas y militares de trascendencia que el Frente Sandinista, organizó y llevó a cabo en el departamento de Carazo.
Lo vimos en la jornada por el cese del aislamiento a Marcio y Tomás, al frente de una multitudinaria manifestación que la guardia disolvió a punta de balas a media cuadra de la casa de doña, Chayo, que más tarde fue Casa de Seguridad para destacados cuadros del Frente Sandinista, incluidos varios comandantes guerrilleros y comandantes de la Revolución.
Al triunfo de la Revolución, El Diablo fue designado al trabajo político partidario en Puerto Cabezas, luego en la Empresa estatal, Enabus y más recientemente por voluntad de la dirigencia política departamental, fue Concejal Propietario del Frente Sandinista, en Jinotepe y secretario político en Dolores, Carazo.
En Eco Stereo, Allan, fundó el programa radial "La Voz del Combatiente" bajo el lema: Constructores de la Paz, que heredó su pupilo, Alejandro Morales y sigue en pié de lucha en la defensa ideológica de la Revolución y las conquistas del gobierno del Pueblo.
La capacidad organizativa de Zuniga, estuvo a prueba en la fundación del Sandinismo Histórico, en el año 2010, que aglutinó a combatientes, madres de Héroes y Mártires, lisiados de guerra y colaboradores históricos de Jinotepe.
Además de Zuniga, participaron otros camaradas como: Ramon Acevedo, William Matus Zapata, la Angelita Correa, Roger Rodríguez, Agustín González, Arturo Avilés, el profesor, Juan Valerio y Juan Carlos García, por los lisiados de guerra, entre otros.
Desde aquel momento, Allan, se tomó en serio la defensa de los veteranos del Frente Sandinista y luchó incansablemente por la reivindicación y restitución de la llamada Reserva Moral del Frente Sandinista.
En este nuevo frente de batalla, El Diablo, se ganó elogios y desprecios, incluso de ciertos dirigentes que lo consideraron como loco, disociador y conflictivo.
Claro que viniendo de la vieja escuela el caer bien o mal no fue obstáculo para trabajar y sin temor cuestionar y reclamar los derechos de los viejos militantes, pero desde el Frente Sandinista, ni en público, ni fuera del partido, porque su lealtad y firmeza lo acompañaron hasta su muerte.
El 10 de agosto del 2021, en plena pandemia cuando el Covid 19 diezmaba al país el guerrero fue trasladado a un hospital capitalino y después de batallar por varios días y cuando había sido declarado fuera de peligro sus complicaciones por la diabetes le causaron un paro cardio respiratorio.
Así termina de escribirse la historia de este gran hijo de Jinotepe, el terror de la Guardia Somocista y héroe de mil batallas en la lucha contra Somoza, la agresión de Estados Unidos, en los 80 y defensor de la Revolución ante los golpistas que en el 2018, impusieron el terror, la muerte, la tortura y el vandalismo en la pretensión de arrebatarle al pueblo, la paz y la libertad abonada con la sangre bendita de nuestros muertos y el heroísmo de otros como Allan Arcenio, cuyo legado vivirá por siempre en la medida que honremos su memoria y sigamos con el Frente, Daniel y la Rosario, conquistando más victorias para nuestro heroico pueblo.
Alberto Cano E