Los líderes de la Unión Europea, a pesar de que saben del terrible panorama que enfrentarán los ciudadanos de los países de la Unión, insisten en su negativa a terminar con las sanciones en contra de Rusia, que más que ocasionar daños a la economía rusa, más bien han impactado en la economía europea, con el consiguiente aumento de los riesgos para las poblaciones más desprotegidas y de bajos ingresos.
Los ciudadanos europeos se enfrentan a una situación de grave adversidad debido a la falta del suministro de gas para la calefacción y para el funcionamiento de la industria básica, ocasionada, principalmente, por la intromisión de Europa en la guerra de Rusia con Ucrania, que se ha sumado a los caprichos de Los Estados Unidos, de su presidente Biden, para hacer un solo núcleo y presionar a Rusia mediante sanciones convertidas en un balazo en el pie de los Estados Europeos, mientras los norteamericanos venden su gas a precios muy altos.
Las intervenciones de algunos Jefes de Estado solo demuestran el poco interés que tienen por sus ciudadanos, importándoles poco o nada las dificultades que amenazan a la población europea. Así proponen ideas descabelladas, mientras ellos tienen asegurada la calefacción y la comida en sus casas y oficinas.
Algunos, como el Presidente Sánchez de España, ha aconsejado .vaya ingenuidad- a los españoles que no usen corbata para disminuir en consumo de gas, mientras las autoridades de Polonia han invitado a los polacos a ir al bosque a recoger chiriviscos o ramas secas para poder enfrentar el próximo invierno, en otras palabras, les induce al retorno a las cavernas.
El presidente finlandés ha pedido a los europeos que se acostumbren a que la economía deje de crecer año con año. “Ante una inminente crisis energética y una posterior recesión económica, los países de la Unión Europea tendrán que acostumbrarse a que sus economías dejen de crecer año tras año”, declaró en una entrevista para Maaseudun Tulevaisuus el presidente finlandés, Sauli Niinisto. El estadista en vez de ofrecer más bienestar, amenaza con más miseria y dificultades, mientras insiste en unirse a la OTAN y con esto aumentar las dificultades para los finlandeses.
El ex primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, ha advertido, en The Guardian, que los británicos podrían afrontar un "invierno de extrema pobreza" debido al aumento de los precios de la energía. Según Brown, "una bomba de relojería financiera estallará para las familias en octubre, cuando la segunda ronda de subidas de precios de los carburantes en seis meses provoque una sacudida en todos los hogares y lleve a millones de personas al límite."
Él hizo una comparación de la pobreza de los niños británicos de hoy con las imágenes de una de las novelas de Charles Dickens: "El Reino Unido está creando una generación de chicos y chicas abandonados, sin dinero para participar en lo que hacen sus amigos y cuya infancia empieza a parecerse a vergonzosas escenas de una novela de Dickens." Al mismo tiempo pronosticó que la inflación podría llegar, en El Reino Unidos, al catastrófico 11%. Brown lamentó que en el país se esté formando una generación de niños sin expectativas.
En casi todos estos países de la Unión Europea hay fuertes preocupaciones de que, con la llegada del invierno más la dificultad para obtener calefacción por falta de gas por el alto costo, se produzcan fuertes protestas de la población en las calles que pudieran llegar hasta exigir la dimisión de las autoridades.
A pesar de estas preocupaciones, los líderes europeos no tienen las agallas para tomar sus propias decisiones en beneficio de los pueblos europeos que gobiernan, porque no osan enfrentarse a las instrucciones que emanan desde Washington y que están a contrapelo con los intereses europeos.
Rusia es el gran vecino europeo. Estará ahí, les guste o no a los dirigentes de la Unión. Además, el nivel de intercambio comercial entre Europa y Rusia es muy significativo y hay una gran dependencia por parte de Europa de muchos productos europeos básicos para el adecuado funcionamiento de su gran industria, entre ellos el gas.
Europa sanciona a Rusia y necesita el gas; Rusia no se opone a proporcionarlo pero Europa teme hacer concesiones a Rusia para no estimular la furia yankee. Porque hay que ser ingenuo para pensar que Rusia estará dispuesta a satisfacer las necesidades europeas, mientras Europa cierra todos los grifos del comercio con Rusia mediante sanciones que, repito, han causado más daño a la economía europea, a sus habitantes, que a Rusia.
Quieren el gas, pero insisten en mantener el gasoducto Nord Stream 2, concluido, listo para operar desde 2021, pero que sigue sin ser utilizado por presiones norteamericanas que insisten en que le compren su gas a precios mucho mayores que el que ofrece Rusia.
Lavrov, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia ha advertido con mucha razón: “Ya han agotado todos los ámbitos posibles en los que estaban dispuestos a infligirnos daño y ahora se ven obligados a pensar en lo que han hecho y en cómo les afecta [esto a ellos]".
Visto todo esto, no cabe duda que la torpeza de los dirigentes europeos, su sumisión a Biden y su olvido de las necesidades de los europeos podrían conducir a cambios drásticos en la Europa con revoluciones nacionales hasta la desintegración de la Unión.
Pero todavía tienen la alternativa de volver sus pasos para atender las demandas populares; no hacerlo, poner oídos sordos, cerrar los ojos para no ver, traerá graves consecuencias que podrían ser inevitables.
por Víctor Manuel Ramos
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