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Sri Lanka, otra pieza caída por el fracaso del neoliberalismo impuesto desde EEUU


Las imágenes recorrieron el mundo: una multitud asaltó el palacio de Gobierno de Sri Lanka exigiendo la renuncia del primer ministro Gotabaya Rajapaksa, en rechazo generalizado a las condiciones de vulnerabilidad social y económica agudizadas en el país asiático.

Su inconformidad tuvo mucho de festivo: los manifestantes nadaron en la alberca del mandatario, ocuparon la silla presidencial, atiborraron de selfies celebratorias las redes sociales y se atrincheraron bajo advertencia de que no se retirarían hasta que el primer ministro presentara su dimisión.

Y consiguieron el objetivo, pues Rajapaksa presentó su renuncia y fue sustituido de manera interina por Ranil Wicrkemesinghe, sin embargo, los problemas estructurales que encendieron a la población no se disipan tan pronto como un mando político.

Sputnik conversó con el especialista en pensamiento geográfico crítico del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) Héctor Dupuy para tratar de entender qué llevó a la isla al estallido social y qué panorama encaran las demandas populares que llevaron a la revuelta.

El impacto del neoliberalismo en el tercer mundo

"Todas las informaciones que llegan de ese país resultan altamente preocupantes, la economía se encuentra totalmente colapsada, en términos de declarado default de la deuda, muy alta inflación, crisis energética, todo agravado por los efectos de la pandemia y la caída de los ingresos por el turismo", apunta el investigador de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

"Las medidas adoptadas por un presidente que ha escapado ante la protesta han significado echar gasolina sobre el fuego; sin embargo, tenemos que pensar que esta crisis se inscribe en los reiterados fracasos de las políticas neoliberales adoptadas, de manera más o menos evidente, por los distintos Gobiernos del mundo y, en particular, los del tercer mundo. 

Esas mismas políticas impuestas por los organismos multilaterales de crédito para la renegociación de las deudas externas", abunda el analista.

Un Gobierno de emergencia aterrorizado

A pesar de la gravedad y urgencia de la situación que llevó al descontento social la actual administración está imposibilitada de tomar medidas, aunque fueran sólo paliativas, evalúa el experto.

"Se trata de un gobierno de emergencia que debe encontrarse aterrorizado frente a la protesta popular, y opta por la represión, el peor remedio que podría adoptar", califica el universitario.

"Esta conjunción de crisis económica, social y política es el peor panorama que se puede imaginar: el Estado entra en un proceso de disolución y puede dar lugar a cualquier experimento extremo. 

Como de costumbre, el verdadero poder mundial, el de las grandes corporaciones financieras, hace oídos sordos a estas situaciones", añade y pide mantener en observación a los mandos militares de Sri Lanka.

En crisis, la hegemonía política de EEUU

El mundo atraviesa una crisis de hegemonía geopolítica, analiza Dupuy, en la que, ante su retroceso de poder, Estados Unidos impulsa una situación bélica.

"Ha sido definida por el papa Francisco como 'guerra mundial fragmentada', hoy representada por la agresión de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en Europa oriental y la consecuente respuesta de Rusia", apunta el analista.

"Tal como ha ocurrido en otros momentos geopolíticos de la historia, cualquier crisis o conflicto que estalle en el mundo podrá quedar, con mayor o menor facilidad envuelto en dicha caracterización. 

Es el caso del estallido social expresado en Sri Lanka, puede inscribirse en el marco de la violencia que, lógicamente, se genera en la deriva de un Estado cada vez más ausente", señala.

Es en ese escenario, abunda, que cobran mayor relieve los postulados de constitución de un poder blando y de cooperación sur-sur que han enunciado los integrantes de la alianza BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) y las potencias emergentes.

"En este caso, la actitud de las potencias regionales, la India y China, puede ser de suma importancia y corroborar la perspectiva alentadora que presentaría un nuevo orden de concertación multipolar", describe Dupuy.

¿Qué fuerzas están detrás de la protesta?

"Lo que parece ser una expresión espontánea puede quedar allí si encuentra una respuesta idónea de los actores políticos involucrados, en especial los de la oposición, estas fuerzas políticas no parecen contar con el suficiente apoyo popular, pero si se recurre a una salida institucional, electoral, la protesta podría quedar cooptada y los sectores políticos intentar una salida que, por lo visto, sólo prolongaría la situación de penuria", pondera Dupuy.

Agrega que otra posibilidad, no visible por ahora, es que la espontaneidad de la protesta busque institucionalizar un movimiento de afirmación popular y nacional que impulse una agenda progresista.

Sin embargo, Dupuy también estima posible que el sistema asambleario de Sri Lanka convierta la crítica espontánea de la protesta en una fuerza para expresar demandas y controlar los siguientes pasos de los actores políticos institucionales en la isla.

"Sería, tal vez, una de las mejores oportunidades con las que contaría el pueblo esrilanqués", matiza.

No obstante, dijo que no sería asombroso que aparezcan, en medio de la situación, organizaciones no gubernamentales y movimientos vinculados de manera indirecta a Washington en busca de instalar un Gobierno que trate de implementar políticas ultraliberales aún más duras.

"Esto reafirmaría la estrategia de 'guerra híbrida' semejante a las revoluciones de colores que, golpeando las periferias, viene llevando a cabo el Gobierno estadounidense en su afán de frenar el crecimiento de las nuevas potencias emergentes", apunta.

https://mundo.sputniknews.com/20220718/sri-lanka-otra-pieza-caida-por-el-fracaso-de-neoliberalismo-impuesto-desde-eeuu-1128435596.html

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