El New York Times, que hasta ahora ha estado propagando bobadas sobre la Guerra de Ucrania, tiene un duro trabajo por delante, si quiere seguir siendo un medio de esos que llaman “de referencia mundial”.
Tiene que transmitir el punto de vista estadounidense sobre unos fundamentos más verosímiles de los que ha expuesto hasta ahora y, sobre todo, algo que en Estados Unidos es muy importante: justificar el desembolso económico que están haciendo por un país -para ellos remoto- como es Ucrania.
Los políticos estadounidenses no ocultan que una guerra en la que mueren otros, sobre todo si son rusos, sólo puede ser positiva. Pero con unos argumentos tan cutres, un medio no se convierte en referencia mundial. Hay que sentar otras bases, una tarea que emprendió el consejo de redacción del periódico el miércoles.
En Ucrania las cosas no van bien para Estados Unidos y su hombre en Kiev, Zelensky, no da la talla, por más que lo intenten encumbrar: “Los rusos mantienen gran parte del este [de Ucrania], a pesar de los reveses”, titula el periódico en primera plana.
En el artículo el panorama es aún mucho más sombrío: “La realidad geográfica es que Rusia ha ganado terreno”. No se “mantiene” sino que “gana”, un detalle importante cuando muchos juzgan que las guerras las ganan quienes avanzan sus líneas y las pierden quienes retroceden.
“El Ministerio de Defensa ruso dijo el martes que sus fuerzas en el este de Ucrania habían avanzado hasta la frontera entre Donetsk y Luhansk, las dos provincias de habla rusa en las que los separatistas apoyados por Moscú han estado luchando contra el ejército ucraniano durante ocho años”, continúa el artículo, que por fin nos informa de que los primeros disparos de la guerra no se oyeron el 24 de febrero sino en 2014.
Es otro detalle interesante para quienes creen que la “culpa” de una guerra es del primero que dispara y no analizan una correlación de fuerzas sino la moral, la ética, los buenos y los malos, los benefactores y los depravados…
“La captura del Donbas, combinada con el temprano éxito de la invasión rusa al tomar partes del sur de Ucrania colindantes con la península de Crimea […] da al Kremlin una enorme influencia en cualquier negociación futura para poner fin al conflicto”, continúa el periódico.
Además “los rusos disfrutan de la ventaja añadida del dominio naval en el Mar Negro, la única ruta marítima para el comercio ucraniano, que han paralizado con un embargo que podría acabar matando de hambre a Ucrania económicamente y que ya está contribuyendo a una escasez mundial de grano”.
“Rusia ha conseguido prácticamente uno de sus principales objetivos: apoderarse de un puente terrestre que une el territorio ruso con la península de Crimea” y “el último bastión de la resistencia ucraniana en la zona, en la planta siderúrgica de Azovstal en Mariupol, se ha reducido a unos pocos cientos de soldados hambrientos, ahora confinados en su mayoría en búnkeres”.
Rusia ha destruido la economía ucraniana por completo, confirma el periódico. La guerra ha “sometido a la economía ucraniana a una enorme tensión, con la fuerte devastación de las infraestructuras y la capacidad de producción”. Entre el 30 y el 50 por cien de las empresas ucranianas han cerrado, el 10 por cien de la población ha huido del país y otro 15 por cien está desplazada internamente. Esto supone un total del 25 por cien de la población desplazada de sus hogares.
Es un naufragio que no se arregla sólo con dinero, por más que el gobierno ucraniano destinara los cuantiosos préstamos recibidos a la reconstrucción civil.
En otro artículo, publicado el mismo día, el New York Times titula: “Estados Unidos y sus aliados quieren desangrar a Rusia. Realmente no deberían”. Lo que debería hacer Biden es agitar la bandera blanca:
“Cuanto más dure la guerra, más daño se hará a Ucrania y mayor será el riesgo de escalada. Un resultado militar decisivo en el este de Ucrania podría resultar esquivo. Sin embargo, el resultado menos dramático de un estancamiento continuo es poco mejor. Prolongar la guerra indefinidamente, como en Siria, es demasiado peligroso con participantes con armas nucleares”.
“Los esfuerzos diplomáticos deben ser la pieza central de una nueva estrategia para Ucrania. En cambio, se amplían las fronteras de la guerra y se presenta la propia guerra como una lucha entre la democracia y la autocracia, en la que el Donbas es la frontera de la libertad. No se trata de una simple extravagancia declamatoria. Es una imprudencia. No es necesario mencionar los riesgos”.
Ucrania tiene perdida la guerra desde el primer minuto y Estados Unidos nunca apuesta por un caballo perdedor. De ahí las cábalas del New York Times para una “nueva estrategia”.
(1) https://www.nytimes.com/2022/05/10/world/europe/ukraine-russia-donbas.html
(2) https://www.nytimes.com/2022/05/11/opinion/russia-ukraine-war-america.html
https://mpr21.info/ucrania-ha-perdido-la-guerra-y-estados-unidos-no-deberia-apostar-por-un-caballo-perdedor/