Tiene la escasez de fórmulas (leche) para bebés un parecido con el dumping, por ser la escasez artificial y el dumping prácticas comerciales carentes de ética. Ambos hechos comerciales afectan por igual a los consumidores, pues se dan escaladas de precios.
Y pareciera que el karma actúa en los hechos de personas individuales como colectivas. Los males deseables e impulsados contra Rusia por el mundo capitalista occidental, encabezados por Estados Unidos, se les están revirtiendo.
Sucede que la debacle financiera que los occidentales crearon se está volviendo contra ellos pues el rublo como moneda internacional se ha fortalecido y estamos hablando, hoy 14 de mayo, de una cotización de 64 rublos por dólar, pues cuando empezó la guerra con Ucrania tuvo una caída vertiginosa más allá de los 140 rublos.
El rublo es ahora una moneda fuerte y el dólar viene en picada.
Ante ese desorden económico y financiero del mundo occidental, siempre hay personas o empresas que les gusta pescar en el río revuelto, porque allí se da la ganancia de pescadores.
Eso acaba de hacer Finlandia con quien Rusia tiene un tratado de amistad y cooperación desde hace 70 años.
Sin embargo, el cuchillo artero finlandés y sueco fue dado por la espalda a la Federación rusa, que nada ha hecho para merecer semejante traición.
Son dos más los Estados inamistosos, como los definen los rusos, y de los que, obviamente, no se debe confiar.
No sé qué piensa esas dirigencias oportunistas porque Suecia y Finlandia NO GANAN NADA con su adhesión a la OTAN.
Su seguridad estuvo garantizada por 70 años y hoy haciendo uso de torpeza política nunca vista (o canallada extrema) ponen en riesgo al pueblo de esas dos naciones donde los niveles de vida hacen que los ciudadanos vivan en condiciones inmejorables.
Ya quisieran para sí esas condiciones de vida países como España, Estados Unidos o Grecia, donde la vida no está para masticar un jugoso filete, sino para morder un duro leño de abedul.
Pero con estos dos países se cumple aquél viejo refrán popular que dice que el extremo confort, la vida regalada; nos lleva a que nos duela el culo de tan bien sentado que se está.
La vida del país que tira la piedra y esconde la mano, los Estados Unidos está dura, durísima. La inflación real, no la que dice Biden, anda por el 8.5%, pues el galón de gasolina anda por los $ 4.5 y muchos ciudadanos han confesado, no sin ruborizarse, que se tienen que saltar un tiempo de comida para manejar mejor sus precarios recursos.
En Estados Unidos, como la gran paradoja, hay hambre señores alucinados por el capitalismo.
Ahora se suman a la matraca antisocial empresas como Abbot y Gerber, grandes productoras de fórmulas para niños lactantes, con la salvedad, dicho sea de paso; que ante este tipo de escasez alimentaria, un congresista dictaminó como un legítimo hijo de “Jasón, motosierra”, que no debe dársele esas fórmulas, esos alimentos, a los niños lactantes de los inmigrantes. ¿Se tiene noticia de otro desgraciado parecido?
Otro asunto del que no hablan los occidentales y lo tienen allí escondidito. El dinero USA se está poniendo inalcanzable pues las tasas de interés van para arriba, como loca medida de estabilizar el mercado financiero, lo cual, por supuesto, no ocurrirá, porque el mal, la podredumbre del aparato productivo de los Estados Unidos, no se le ve perspectiva de crecimiento.
Por lo tanto, hay una contracción económica que no tiene posibilidades de crear empleo, que es igual a crear riqueza.
Llegará el momento que nadie quisiera ser acreedor de bonos USA porque se quedarán al final con puros papeles de escaso valor y solo útiles para el sanitario cuando se vuelva inaccesible el papel higiénico. Los Estados Unidos.
Pero la marquesina donde se exhiben de cuerpo enteros las injusticias y desigualdades es precisamente USA, donde la trivialidad, la locura de la ostentación se exhibe en la alfombra roja (GALA MET), donde desfilan empresarios, celebridades, realeza, modelos diseñadores, socilite (persona de clase social alta metida en los pedos de los eventos benéficos, fiestas privadas, desfiles de moda, comidas, festivales y eventos exclusivos tan propios de la plutocracia y la aristocracia, donde teniendo todo y habiendo probado todo, solo les queda ser gloriosos homosexuales de ano perfumado que desterró a un planeta lejano el tufo a mierda).
En fin, ese es el mundo decadente de USA y que esperamos ya nadie lo salve. Una camisa de algodón diseñada para la ocasión no baja de $ 40, 000.
En fin, Allí no hay nada de arte, aunque el Instituto del Vestido esté tutelado por el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.