El “Estado profundo” que realmente gobierna a los Estados Unidos y al capitalismo global se frota las manos.
Pareciera que Rusia nuevamente puede ser arrastrada a una guerra que de local podría extenderse, incendiando no sólo el este de Europa, sino a todo el viejo Continente y quizá al mundo entero.
Pese a los esfuerzos del gobierno del Presidente Vladimir Putin por dirimir sus diferendos con Ucrania usando los mecanismos que aporta la diplomacia y el Derecho Internacional, los intereses políticos y geoeconómicos del Imperialismo yanqui y las élites de las antiguas potencias que hoy forman parte de la Unión Europea han saboteado cualquier arreglo pacífico posible.
Al desaparecer la URSS, parecía que la “Guerra Fría” y el enfrentamiento ideológico que justificaba la existencia de bloques políticos y grandes asociaciones militares era cosa del pasado.
Rusia, asumiendo los valores del liberalismo burgués y la economía de mercado, pasó a ser parte del capitalismo global. Sin embargo, sus inmensos territorios y recursos naturales -como en el pasado- siguen siendo una tentación para una Europa envejecida, sin poder hegemónico mundial, sin colonias ultramarinas y que en doscientos años de capitalismo salvaje y consumo desenfrenado ha agotado sus propias riquezas (metales, hidrocarburos, bosques, reservas de agua dulce, biodiversidad, etc.), pero que es capaz de promover insensatamente otra conflagración continental o mundial con tal de conquistar su añorado “espacio vital.
Los gringos, al contrario han sabido preservar sus propios recursos, consumiendo los del resto del mundo, apoderándose a través de las guerras imperialistas o usando su enorme poder económico para saquear la riqueza de la periferia del capitalismo sin importarle las consecuencias.
Sus objetivos son geoestratégicos, orientados a la preservación en el tiempo de su hegemonía global.
Pero el Sistema se agota.
Surgen nuevos competidores fuera y a lo interno del propio Capitalismo, donde la Federación Rusa tiene un lugar prominente, siendo un fuerte contendiente dentro de un mundo cada vez más multi-polar.
En la “lógica” gringa, la sola existencia de un Estado con tanta prevalencia histórica, unidad nacional, tanto arraigo cultural, capacidad militar y potencial económico es intimidante y necesita ser mediatizado, subyugado a mejor aún, destruido.
En realidad esto no es posible aún con el uso del recurso supremo de armas de destrucción masiva que sólo llevarían a la catástrofe total de la especie humana con la destrucción mutua asegurada.
Mucho menos tal propósito nefasto es viable con el uso de “sanciones económicas” en contra de Rusia, aún si estas sean colectivas y de impacto profundo para las finanzas y economía rusa.
Rusia se ha preparado para ellas, por eso da con firmeza los pasos necesarios para garantizar la defensa de su territorio y su existencia como Estado libre y soberano. Sabe que el Capitalismo es un organismo que no sobrevive a amputaciones, pues es una integración de mercados inter-dependientes.
Sacar del mercado a un proveedor tan necesario como Rusia equivale para el mundo (especialmente para Europa occidental) a un suicido.
La escases de combustibles, por ejemplo, acerería a corto o mediano plazo un shock que se proyecta por simpatía a todo el mercado, causando mayor inflación e impactando a la mayoría de la población, que a su vez causaría grandes disturbios sociales que pueden desestabilizar a cualquier gobierno.
La escases de minerales, otras materias primas y granos (de los que Rusia es importantísimo proveedor para el Sistema) pondrían de rodillas a economías que aunque ricas en divisas, su industria depende de esas importaciones y que ahora son mayoritariamente proveedoras de servicios.
A su vez, Rusia es un importante socio comercial y consumidor de productos alemanes, franceses, británicos, italianos, etc., países que resentirían el bloqueo de este mercado.
Muchos países pequeños de la UE tienen un gran intercambio comercial y son receptores del turismo ruso.
Esto sólo como ejemplo.
Es decir que si la economía rusa es golpeada, Rusia devolverá los golpes y aún más severamente.
Los mismos gringos no están tan fuertes para llevar adelante ninguna guerra comercial y financiera, contra un pueblo resiliente y siempre preparado para lo peor, más aun enfrentándose en tándem contra otra mega-economía como es China.
En el campo militar los gringos tampoco las tienen todas consigo, volvamos a recordar la situación interna de esa antes todopoderosa economía y el hecho que en un setenta por ciento los recursos humanos, armas, equipo y presupuesto de la OTAN son proporcionados por ellos, así que si deciden involucrarse directamente se arriesgan a un enorme fracaso. Rusia no es Panamá, ni el Presidente Putin es Noriega. Rusia es una POTENCIA MILITAR GLOBAL.
Si Rusia es obligada a involucrarse en operaciones militares en las repúblicas populares independientes de Lugansk, Donetsk o en otras zonas, tengamos claro que lo hará de manera decisiva y potente, sin pensar más que en la defensa de su gente y de su territorio.
Pareciera que las élites del poder en Europa no aprenden las lecciones de la historia y que su propia ambición y su docilidad ante los gringos la exponen a tropezar – otra vez- con la misma piedra.
Edelberto Matus.