Dicho oficialmente por ellos mismos, el gobierno de Estados Unidos mantendrá relaciones diplomáticas con el Estado nicaragüense, lo que supone que su caja de resonancia, es decir la dócil Unión Europea, seguirá ese camino.
Tácitamente el hegemón y “su” Capitalismo global reconocen con esta declaración la inutilidad del principal componente de su guerra híbrida contra el gobierno sandinista y el pueblo nicaragüense: La intención de aislar a Nicaragua de la comunidad internacional.
Esto no es una graciosa y voluntaria concesión del Imperio hacia nuestro país. Es el resultado de la férrea resistencia, de la voluntad y valentía de todo un pueblo agredido, la inteligencia, visión y férreos principios de lealtad y compromiso del Frente Sandinista, la militancia de este glorioso partido revolucionario y la conducción serena del Comandante Daniel Ortega, además del acompañamiento, la solidaridad y amistad de muchos gobiernos y pueblos del mundo en la lucha por la defensa del principio de respeto a la soberanía y las leyes que rigen desde hace siglos la convivencia pacífica y la cooperación entre las naciones.
Sabemos que el Imperio no es nuestro amigo y que antes bien, seguirá intentando por cualquier medio a su alcance desestabilizar a nuestro gobierno e imponer en nuestra patria su voluntad, hoy poco escuchada por un mundo en transformación.
Pero también es cierto que cualquier posibilidad de diálogo respetuoso y colaboración económica justa y de mutuo beneficio será siempre el mejor camino para alcanzar la paz y esto (si hubiese buena voluntad por la parte gringa) también los incluye.
“El borrón y cuenta nueva” es parte de la dialéctica, de la dinámica de los procesos históricos, de su devenir en los que se cimienta el progreso, porque la historia de la sociedad humana no es un camino recto y pavimentado, sino una tortuoso vereda que dando vueltas –siempre hacia arriba- va sorteando la objetividad del desarrollo socio-económico y también las ambiciones, iniquidades y todos lo peor del espíritu humano.
Si a nivel individual, el encono, la obcecación y exceso de racionalidad obnubilan el buen juicio y cierran toda posibilidad de reencuentro, en el plano político conducen a un estado permanente de guerra y al cierre de toda posibilidad de progreso.
De eso son testigos los infames doscientos años de vida “republicana” de Nicaragua: Un estado permanente de guerras civiles que nos convirtieron en un país de poco desarrollo y fácil pasto de las ambiciones, tanto de las élites nacionales como de los intereses extranjeros.
El “borrón y cuenta nueva” es parte de la lucha de clases, porque puede ser implementada como estrategia de la clase trabajadora, porque el salto cualitativo y en el momento preciso es la clave del cambio revolucionario: La Revolución es “borrón y cuenta nueva”.
De esta manera, los compromisos de paz, son “borrón y cuenta nueva”; las estrategias de desarrollo socio-económicas son “borrón y cuenta nueva”.
Sin embargo, el “borrón y cuenta nueva” nunca será revolucionario ni proactivo si se aplica para favorecer a criminales, con intención de cerrar los ojos ante la maldad de nuestros enemigos de siempre o que puedan conducir a repetir los errores del pasado. Porque la justicia (la verdadera) es consecutiva y la necesidad de buscar, mantener y desarrollar la paz y progreso no significa ni olvido ni sumisión.
Tres años de lucha constante, de gigantescos e inesperados escollos han sido finalmente superados con un saldo de victoria para nuestro pueblo y sus sueños gracias a la constancia, la imaginación, el trabajo y dedicación de los nicaragüenses patrióticos, de todos los sandinistas y del gobierno revolucionario.
Eso nadie lo puede negar, incluso nuestros propios enemigos.
Por eso es que el Comandante Daniel habla (en el inicio de este nuevo periodo de gobierno) de un “borrón y cuenta nueva”, que nos llama a redoblar esfuerzos por construir la patria de todos, que capitalicemos los logros alcanzados con tanto esfuerzo y sacrificio y que nos proyectemos hacia el futuro en busca del bienestar de nuestras familias, de nuestra sociedad.
Muchas cosas han cambiado y sabemos que para bien. Tenemos grandes amigos dispuestos a darnos la mano para que vivamos en paz y desarrollo.
Se abre una nueva etapa, quizá un nuevo paradigma socio-económico, grandes oportunidades y espacios para una Nicaragua que seguirá venciendo y construyendo.
Aprestémonos al “borrón y cuenta nueva”, aunque sin descuidarnos, sin ingenuidades, sin “poner la otra mejilla”, siempre muy claros de que el enemigo nunca duerme.
Edelberto Matus.