VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

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México: Hidalgo visto por Jefferson


El padre de la patria mexicana, Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811), era poco apreciado por Thomas Jefferson (1743-1826), el autor de la Declaración de Independencia de Estados Unidos. 

A pesar de que ambos lucharon por liberar sus naciones y eran hijos de la Ilustración, Jefferson apoyó la separación de la Iglesia y el Estado. 


Así, la divergencia ideológica de Jefferson con el cura de Dolores se debía fundamentalmente a la intervención de la Iglesia en los asuntos de gobierno, favorecida por Hidalgo y Morelos. 

 Mientras que la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos (avalada por Jefferson) prohibió la adopción de una religión nacional, la efímera Constitución de Apatzingán (promovida por Morelos) proclamó que la religión católica, apostólica y romana era la única que se debía profesar en el Estado

 El precursor del expansionismo estadunidense a costa de México era deísta, creía en Dios como un hombre de razón y de conciencia, no un hombre de rezos ni doctrinas. 

 Hidalgo y Jefferson eran coetáneos, pero la fe y una distinta visión del mundo los separaba, la católica y conservadora contra la protestante y liberal, en la que estaban insertos. Jefferson tenía interés en conocer a la nueva nación mexicana como parte de Hispanoamérica para entender las causas de la pobreza. 

 Según el investigador Zoltán Vajda, para Jefferson la indigencia entre los pueblos hispanoamericanos se entiende por la visión político-moral de los líderes de la Independencia. 


Jefferson, quien aprendió a leer el español leyendo el Quijote con la ayuda de un diccionario, recomendó a su futuro yerno: “Con respecto a las lenguas modernas, el francés, como he observado antes, es indispensable. 

Siguiente en importancia para un estadunidense es el español. 

Nuestra conexión con España ya es importante y lo será cada día más.

 Además de esto, la parte antigua de la historia estadunidense está escrita principalmente en español”. 

El tercer presidente norteamericano ya tenía puesto el ojo en la Nueva España al expandir el territorio de Estados Unidos con la compra a Napoleón de la Luisiana, lo que nos convirtió en vecinos de los estadunidenses. 

En 1803, Jefferson advirtió a Dupont de Nemours (negociador de la compra de Luisiana y padre del fundador del actual conglomerado químico): “Nuestra política será formar Nueva Orleans y el país se extenderá en ambos lados del Golfo de México en un estado... esto nos asegurará, tanto a España como a nosotros, las minas de México durante medio siglo”. 

 La ambición territorial sobre México de Jefferson, antecesor de James Monroe, se realizó de manera póstuma a través del esposo de su nieta Virginia Randolph, Nicholas Trist, negociador del Tratado de Guadalupe Hidalgo. 

 Jefferson, quien en muestra de admiración colgó un retrato de Hernán Cortés en la galería de personajes históricos en su residencia de Monticello, no incluyó uno de Hidalgo. 

Agustín Gutiérrez Canet 
gutierrez.canet@milenio.com 
@AGutierrezCanet 
https://www.milenio.com/opinion/agustin-gutierrez-canet/sin-ataduras/hidalgo-visto-por-jefferson

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