Nicaragua: La CIA entrenando a los traidores y cobardes a la Patria.

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Carta abierta a los Médicos de la República de Costa Rica


Me dirijo a ustedes con la máxima admiración y respeto. Su labor histórica ha sido fundamental para el desarrollo de nuestra sociedad, y en este momento puntal, su entrega y abnegación han sido invaluables para salvar las vidas de muchos compatriotas.


El objeto de la presente es manifestar mi enorme preocupación sobre algunos temas que considero que nuestras autoridades han abordado de modo dogmático y anticientífico, en el contexto de la actual emergencia sanitaria.

Como primer punto, y de todos los que pretendo mencionar el más importante, es el enfoque que se le ha dado a la vacunación como arma única para combatir la presente pandemia. 

Con el fin de obstruir a nivel global el uso de tratamientos alternativos como la ivermectina e hidroxicloroquina, y de implementar de modo ubicuo la agenda de las vacunas, las grandes farmacéuticas: han ejercido una deplorable captura regulatoria de agencias como la FDA (paradójicamente financiada en gran parte por las mismas empresas a quienes regula), han usurpado la objetividad de entes supranacionales como la OMS (fuertemente financiado por fundaciones con quienes tiene conflictos de intereses, como la Fundación Bill y Melinda Gates, La Fundación Rockefeller y GAVI), y han dictado los programas sanitarios de Gobiernos de todo el planeta mediante negociaciones secretas de contratos de vacunas, y “subsidios” a instituciones y personalidades apologistas de sus productos.

De la mano de las grandes corporaciones de comunicación y tecnológicas (que a su vez cuentan con importantes lazos e inversiones en la industria farmacéutica, como Google y Facebook), han emprendido una campaña de censura y manipulación nunca antes vista en la historia de la humanidad. 

Mediante algoritmos y omniscientes Fact Checkers, han evitado la confrontación de ideas y la discusión científica en torno a la eficacia de tratamientos profilácticos y curativos alternativos a las vacunas.

 La ivermectina, medicamento que se ha utilizado entre otras cosas para la desparasitación, tanto humana como animal, ha mostrado ser un medicamento seguro y esencial para uso humano, de acuerdo con la OMS. 

No obstante, recientemente la FDA lo ha difamado como un antiparasitario para uso ganadero con altos riesgos para la salud humana, con el fin evidente de estigmatizarlo y ridiculizar a las personas que hacen uso de este como profiláctico y tratamiento temprano para la enfermedad del Covid-19.

 Nunca antes la humanidad en su generalidad se vio expuesta a un pensamiento, una narrativa y una verdad tan únicas. Esta censura ominosa y la ausencia de debate han llevado a nuestra civilización a una regresión científica sin precedentes.

Afortunadamente, algunos gobiernos que no se han dejado chantajear, han utilizado estos tratamientos para el beneficio de su población. Datos oficiales del Gobierno de la Ciudad de México, demuestran que la ivermectina redujo entre 52% y 76% la probabilidad de hospitalización. 

En India, desde mayo del presente año, las autoridades de varios estados de ese país, saltándose las recomendaciones de la OMS, han hecho entregas masivas de ivermectina a toda la población adulta. Países como El Salvador, Bolivia y Guatemala, están haciendo entregas del llamado “Tratamiento ambulatorio para COVID-19” en las casas de los ciudadanos que presentan los primeros síntomas de la enfermedad. Este kit contiene entre otros medicamentos: ivermectina, azitromicina, vitamina C, vitamina D, y zinc.

Cabe resaltar que el uso de la ivermectina e hidroxicloroquina como tratamientos eficaces contra la infección del Covid-19 fue uno de los temas más tratados en la ICS International COVID Summit, realizada en Roma la semana pasada. Médicos de todo el mundo presentaron los sobresalientes resultados de las experiencias con estas drogas en sus respectivos países. 

Asimismo, manifestaron su disgusto e incomprensión sobre los motivos por los cuales algunos gobiernos han detenido el uso de estos medicamentos, cuando los resultados han sido notorios. Lamentablemente este evento ha pasado desapercibido. 

Es evidente que la existencia de medicamentos eficaces, accesibles y de bajo costo resulta incómodo para los intereses de la industria farmacéutica.

Un estudio epidemiológico preliminar divide los países africanos en dos grupos: aquellos que sufren oncocercosis (31 países), donde es común el uso masivo de ivermectina; y el otro grupo de países donde la oncocercosis no es endémica (22 países), y por lo tanto no es común el uso de ivermectina. 

Este estudio encontró que la mortalidad por millón en el primer grupo es de 14.4 casos; mientras que en el segundo es de 121.9 casos. 

Aun con las limitaciones del estudio, esta diferencia significativa (p 0.002) sugiere que la ivermectina tiene un impacto positivo en la reducción de la mortalidad causada por el virus.

Un metaanálisis de 63 estudios en tiempo real, da a la fecha de hoy, los siguientes datos referentes a la efectividad de la ivermectina: como profiláctico 86% de efectividad, tratamiento temprano 69% de efectividad y tratamiento tardío 40% de efectividad. 

Para este metaanálisis se evaluaron 26.422 pacientes y los estudios fueron realizados por un total de 623 autores.

Otro metaanálisis de 15 pruebas, publicado en American Journal of Therapeutics para los meses de julio/agosto de 2021, revela resultados similares. 

Su uso como profiláctico redujo la probabilidad de infección en un 86% y como tratamiento para la infección redujo el riesgo de muerte en un 62%. Los efectos adversos serios del uso de la ivermectina fueron raros. 

Este estudio llegó a la conclusión que este tratamiento de bajo costo puede tener un impacto positivo en la evolución de la pandemia, debido a que su uso en etapas tempranas de la infección reduce significativamente las probabilidades de hospitalizaciones y muertes.

Lamentablemente, nuestro Gobierno ha entrado en la dinámica del vilipendio a estos tratamientos alternativos. 

El 7 de abril de 2020, apenas iniciando la pandemia, el Gobierno decretó la “Prohibición de venta de los medicamentos que contengan cloroquina, hidroxicloroquina o ivermectina sin receta médica”. De modo análogo, las autoridades del Ministerio de Salud han censurado a aquellas personas que han propuesto el uso de hidroxicloroquina e ivermectina como tratamientos contra el Covid-19.

Habiendo a la fecha tantas investigaciones publicadas en revistas científicas, casos éxito empíricos sobre uso de estos tratamientos, metaanálisis que apuntan todos en la misma dirección ¿Cómo es posible que se diga que no hay evidencia de que estos tratamientos funcionen?

Para finalizar este punto los insto, estimables médicos, a estudiar este tema a profundidad. Prestigiosos médicos y científicos del mundo han manifestado que el uso de ivermectina, complementada con otras vitaminas, minerales y medicamentos como: zinc, azitromicina, vitamina D3, vitamina C, entre otras; podría suponer una disminución inmensa en el impacto de la pandemia en cuanto a pérdida de vidas humanas y regreso a la normalidad. 

¿Se han hecho estudios en nuestro país con esta medicación que hasta el inicio de la pandemia era de venta libre? 

¿Estamos actuando independientemente, o estamos atados a los lineamientos de la OMS, la FDA y las grandes farmacéuticas? 

Es hora de entender que este momento histórico nos exige autonomía de criterio, pues el flujo de información científica no es libre ni confiable. Es responsabilidad de ustedes velar por la salud de los ciudadanos costarricenses.

Dejo sobre la mesa algunos otros puntos que considero, tanto ustedes como la academia deben clarificar.

Con el fin de mitigar la resistencia de la población, se ha categorizado a estas inoculaciones como “vacunas”. Ciertamente, la técnica de tipo genético de la mayoría de estas inoculaciones no corresponde a las vacunas clásicas o convencionales, mediante las cuales se inoculan virus atenuados con el fin de generar inmunidad. 

Nunca antes en la historia de la medicina se realizaron inoculaciones masivas en humanos con la novel tecnología ARN mensajero que emplean muchas de estas vacunas. 

Doctores y científicos de talla mundial, como Dr. Robert Malone (inventor y desarrollador de la técnica de vacunas ARN mensajero), Dr. Luc Montagnier (Premio Nobel en Medicina), Dr. Michael Yeadon (Exvicepresidente de Pfizer), el virólogo Dr. Geert van den Bossche, el microbiólogo Dr. Sucharit Bhakdi, el cardiólogo Dr. Peter McCullough, y miles de renombrados investigadores y profesionales de la salud muestran extrema consternación. 

Sus preocupaciones van desde las consecuencias virológicas y epidemiológicas de las vacunaciones masivas en el contexto de una pandemia de un virus altamente mutante, hasta los potenciales efectos adversos en la salud de los vacunados. 

Entre las principales inquietudes mencionan: el riesgo de la ocurrencia de Mejora Dependiente de Anticuerpos (ADE), la biodistribución de la proteína espiga y los potenciales daños en el organismo humano, como: trombosis, miocarditis, pericarditis, infartos, abortos, malformaciones fetales, los riesgos de enfermedades autoinmunes, reactivaciones de virus latentes, los efectos a mediano y largo plazo sobre la fertilidad, potencial asociación con incremento en el riesgo de cáncer, entre otros.

El Sistema de Reporte de Efectos Adversos de Vacunas VAERS, que se estima que sólo computa el 1% de las lesiones reales, contabiliza al 3 de septiembre: 14.506 muertes, 58.440 hospitalizaciones y 675.591 efectos adversos relacionados a las vacunas contra el COVID. Los reportes de muertes en 2021 exceden la suma de los reportes de los últimos 30 años.

La información que menciono en el párrafo trasanterior no está al alcance del ciudadano promedio, pues ha sido censurada por Google, Facebook, YouTube y por los principales medios de comunicación. Los científicos que menciono han sido tildados de antivacunas, promotores de teorías conspirativas e incluso mediante revisionismo histórico sus logros han sido desestimados en sitios como Wikipedia. Siendo esto así: ¿Se está respetando el consentimiento voluntario e informado del que habla el Código de Núremberg, cuando se oculta información y se coacciona al individuo para tomar una decisión sobre un tratamiento médico? 

¿No dice la Declaración de Helsinki que el bienestar del ser humano debe tener siempre primacía sobre los intereses de la ciencia y de la sociedad?, ¿Se está siendo veraz, cuando se le promete al individuo que la vacunas son seguras, mientras que sus efectos a mediano y largo plazo resultan aún desconocidos?

Otro punto para evaluar es la necesidad de vacunar a los jóvenes. Una reciente investigación concluye que los adolescentes masculinos de entre 12 y 17 años con ambas pautas de vacunación tienen 6 veces más probabilidades de presentar problemas de corazón que de ser hospitalizados por COVID-19. Los datos muestran que las probabilidades de que un niño o adolescente sin factores de riesgo muera por la infección son casi nulas. 

Entendiendo que las vacunaciones masivas en el contexto de una pandemia de un virus altamente mutante generan una presión selectiva causante de la emergencia de variantes dominantes más infeccionas y eventualmente de mutaciones que escapan a la vacuna ¿es justificable epidemiológicamente la vacunación masiva que incluye a cohortes de individuos jóvenes y sanos? 

Concibiendo que los efectos adversos de estas inoculaciones son todavía desconocidos en su totalidad ¿es justificable la asunción del riesgo de que el remedio sea más peligroso que le enfermedad para una cohorte tan poco vulnerable?

Un sesgo inmenso en el manejo de la pandemia ha sido el tratamiento de aquellos que han superado la infección. 

Las autoridades han insistido en que la vacunación debe aplicarse indistintamente de si la persona superó la enfermedad. 

Un reciente estudio realizado en Israel encontró que aquellos con inmunidad natural (derivada de haber superado la infección) tienen hasta 13 veces menos probabilidad de contraer nuevamente la infección y hasta 27 veces menos probabilidad de tener síntomas que aquellos inoculados.

 Asimismo, un estudio sobre el SARS-CoV (un coronavirus con una secuencia 80% idéntica al actual SARS-CoV2), encontró que todos los individuos que sobrevivieron a la enfermedad hace 17 años siguen teniendo niveles significativos de anticuerpos en su sangre hoy día. 

En vista de esto, ¿es prudente inocular también a aquellos que superaron la enfermedad?

Otro tema fundamental que ustedes, estimados médicos, deben evaluar es el impacto en el desarrollo cognitivo, psicológico y social de los niños que no han acudido a clases. 

Deben evaluar también el impacto del uso de mascarillas en niños, desde la perspectiva tanto física como psicológica. 

Hay investigaciones sobre estos temas que ustedes pueden utilizar para determinar la conveniencia de las suspensiones de clases presenciales y del uso de mascarillas en poblaciones estudiantiles.

Las autoridades del Gobierno han tomado medidas con el supuesto fin de contener la pandemia. Las medidas, como: restricciones vehiculares “sanitarias”, cierres de comercios y lugares de ocio, restricciones al ingreso de turistas al país, limitaciones de horarios en el comercio, entre otras; han causado efectos socioeconómicos, médicos y psicológicos significativos en la población. Es papel de ustedes determinar la eficacia de estas restricciones y evaluar su relación costo-beneficio.

Por último, apreciados profesionales, en otras latitudes se ha implementado lo que se conoce como: Pasaporte de Vacunación. Este funciona como requisito para conservar las libertades individuales, que hoy día han sido catalogadas como “privilegios”. 

El sólo hecho de existir un elemento social divisorio impuesto coactivamente por los Estados, debería de erizarle los pelos a cualquier amante de la libertad. Se está creando en el mundo dos categorías de ciudadanos, los vacunados (de primera) y los no vacunados (de segunda). Y no sólo eso, ya pronto las categorías serán más rigurosas, pues serán ciudadanos de primera aquellos con las pautas al día, mientras que aquellos que no las tengan al día pasarán a ser ciudadanos de segunda.

 ¿Qué pasaría cuando después de la sexta dosis un individuo decidiera no aplicarse más vacunas? 

¿Dejaría de ser ciudadano de primera?, 

¿No abre esto el portillo a dar también tratamiento no privilegiado a grupos poblacionales que de acuerdo con algunos planificadores sociales puedan ser “irresponsables” como los obesos, fumadores, alcohólicos, homosexuales, o cualquier otra categoría arbitrariamente elegida y “racionalmente” justificada?

 Esa idea, aunque se haya hecho popular, va en contra los fundamentos de la bioética pues implica la obligatoriedad de la aplicación de un tratamiento médico experimental para seguir contando con libertades básicas. 

Un tratamiento médico, que además de presentar riesgos intrínsecos, ha demostrado ser incapaz de prevenir la transmisión del virus, como lo ha tenido que reconocer la doctora Rochelle Walenzky, directora del CDC (US Centers for Disease Control and Prevention).

¡Respetados médicos, les corresponde a ustedes hacer un alto a esta inercia anticientífica y autoritaria que estamos viviendo, hacer un diagnóstico y asegurarse que en nuestro país las decisiones referentes a la sanidad pública estén fundamentadas en criterios racionales y alineadas con los ideales de la libertad, inherentes a nuestra idiosincrasia!

Abie Grynspan 20 September 2021

San José, 20 de septiembre de 2021

https://institutolibertad.org/2021/09/20/carta-abierta-a-los-medicos-de-la-republica-de-costa-rica/

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