Los afganos se han convertido en la tercera nacionalidad con más personas (2,6 millones) registradas como refugiados ante el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), después de los sirios (6,7 millones) y de los venezolanos (4 millones).
Desde que los talibanes tomaron la capital afgana –sin disparar un tiro–, unas 123 000 personas, entre ellas 5 500 con la nacionalidad estadounidense, fueron evacuadas desde Kabul por las tropas de Estados Unidos, mientras que Reino Unido y Australia también evacuaban grandes cantidades de personas.
Pero esos evacuados son raramente pacíficos traductores o empleados de los ocupantes anglosajones.
Se trata principalmente de miembros de las unidades especiales afganas –la Khost Protection Force y la Dirección Nacional de Seguridad– formadas por la CIA para realizar lo que el Pentágono denomina como «tareas de contrainsurgencia».
Muchos de ellos cometieron contra la población afgana crímenes peores que los que se atribuyen a los talibanes y ahora tratan de escapar al castigo popular o temen ser juzgados.
Consciente de todo eso, el gobierno de Alemania, que inicialmente había anunciado su intención de recibir 40 000 afganos, finalmente acoge sólo 634 –o sea, 138 ex empleados y sus familias.
El gobierno alemán no tenía problemas con los afganos –durante los últimos años cerca de 150 000 afganos fueron admitidos en Alemania– pero estaba consciente, ya antes de la caída de Kabul, del peligro que representarían estos nuevos refugiados y no tenía evidentemente ganas de conceder la nacionalidad alemana a posibles criminales de guerra.
El hecho es que Alemania ha rechazado un gran número de solicitantes de asilo.
En medio del desorden que reinaba en el aeropuerto de Kabul, un avión alemán fletado por varias ONGs (Luftbrucke Kabul) finalmente despegó desde la capital afgana con 180 asientos libres.
Por su parte, el ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas, viajó precipitadamente a los países que tienen fronteras con Afganistán –Uzbekistán, Tayikistán y Pakistán– para distribuir 500 millones de euros a los que se decidan a acoger a los refugiados afganos que Alemania no quiere en suelo alemán.
Francia, por el contrario, ha recibido 2 600 afganos desde la caída de Kabul, a pesar de que sólo había recibido 30 000 antes del regreso de los talibanes.
El gobierno francés asegura que los afganos recibidos en Francia desde la caída de Kabul fueron objeto de «repetidas» verificaciones antes de aceptar embarcarlos, verificaciones posiblemente «repetidas» pero difícilmente profundas debido a la poca presencia de Francia en Afganistán.
El hecho es que Francia no tiene información sobre los colaboradores afganos de la CIA estadounidense y sus «tareas de contrainsurgencia».
https://www.voltairenet.org/article213908.html