
La Prensa, el diario La Prensa de Nicaragua, un monstruoso y rentable negocio comercial y político en nuestro país, que para mí representa el reino de la mentira, está hoy y así la veo claramente en la etapa terminal de su existencia, porque disfrazada desde el hacer periodístico que jamás tuvo, hoy quedó expuesta ante la sociedad como una industria de odio que la empujó en medio de su desesperación por no incidir, permear, o convencer, a tomar de su propio veneno y ahora la vemos descubierta como una embustera, como una manipuladora que quiso proyectarse como una víctima de una persecución que únicamente ha estado en cabeza de los abolengos que la dirigen y que los llevó a decir temerariamente, porque claro también se creyeron intocables, que la del 11 de agosto sería temporalmente la última circulación física de lo que ellos llaman periódico porque la “dictadura” les retiene el papel con el que imprimen.
Siempre que el tema de las retenciones del supuesto papel cuando brinco como pulga en el petate olió feo porque la pestilencia expedida nos condujo a la mentira.
Lo digo porque meses atrás se victimizaron con el mismo cuento y es que con el cuento de ser un poder mediáticamente intocable ellos no debían pagar los impuestos que correspondían a otros negocios de La Prensa con el mismo papel y al final la razón se impuso, pero hasta que pagaron lo que le querían robar al estado.
En el actual contexto La Prensa quiso hacer lo mismo de hace unos meses atrás y entonces dramatizó, como para que los nicaragüenses lloráramos por sus mentiras, que no sacarían a circular más la versión pasquín de ese panfleto, porque se habían quedado sin papel, porque la “dictadura”, temerosa de sus “verdades y denuncias” les venía bloqueando la materia prima para operar, pero resulta que el gobierno al amparo de la ley decidió ir al lugar ese, en carretera norte y con las autoridades competentes para determinar porque ese tufo a podrido.
Pues bien resulta que los que habían agotado sus reservas de materia prima para operar tenían sus bodegas repletas de papel por lo que a primera vista, a vuelo de pájaro como se dice, se determina que todo esto es un descomunal “FALSO-POSITIVO” para desprestigiar, como a base de mentiras lo han hecho contra el gobierno y que el imperio y sus marionetas tuvieran elementos para seguir lanzando misiles contra Nicaragua y su pueblo que siguen luchando por la paz contra los traficantes y mercaderes de la muerte.
El falso positivo es la concepción de una operación política y militar sucia para validar reacciones contra objetivos que están en la mira política o ideológica de la mentira y por eso se ha convertido en un instrumento manipulador de Estados, en este caso del imperio y corporaciones, en este caso sus sirvientes, para provocar guerras internas y externas, que tienen un solo fin posicionar sus únicos y exclusivos intereses y es así que La Prensa S.A, el partido de papel de la carretera norte, viene operando desde el primer día de su existencia.
La utópica república que Pedro Joaquín Chamorro quiso hacer del diario La Prensa sorprendió cuando meses atrás anunciaba que su página web comenzaría a cobrar a sus visitantes, mientras, los voceadores en las calles se asolean todo el día para poder vender uno que otro ejemplar de un pasquín famélico por el que algunos llegaron a pagar hasta diez córdobas solo para hojear unas bisagras, además ensangrentadas, que de periodismo no vendieron nada, pero de odio mucho.
La realidad económica de La Prensa, precedida por la barrida de centenares de empleados en los últimos años a partir del apocalíptico 2018 que promovieron, el visible adelgazamiento del medio físico, reducido a ocho páginas en miniatura, la inexistente pauta publicitaria, su limitadísimo tiraje, las millonarias demandas laborales entre sus mismos socios, los pleitos de perros y gatos entre gerentes y editores, la pugna entre los apellidos de abolengo Chamorro vs Holman, solo advertía y con mucha claridad, que lo peor estaba por venir y por ello el partido de papel está al borde de la fosa.
La Prensa nunca ha dicho la verdad sobre nada, eso sí, siempre pretendió imponer su verdad. Políticamente no hay distancias ni fronteras entre su editorial, las opiniones de sus colaboradores y su línea noticiosa porque en el conjunto son el falso positivo letalmente venenoso que corrompió desde hace 95 años, cuando fue fundada, la vida y desarrollo de los nicaragüenses y de Nicaragua hasta nuestros días.
Desde 1990 éste país ha querido conducirse a la democracia plena y efectiva y aunque con pasos largos y cortos lo ha logrado, La Prensa, siempre fue el lastre que impidió ir más rápido y lo fue desde el gobierno de Doña Violeta, a la que quisieron desaparecer como socia, siendo ella nada más y nada menos que la viuda de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal; pasó en el de Arnoldo Alemán disparando con el calibre de los cañones de Navarone porque les comenzaron a cobrar impuestos; siguieron con el de Enrique Bolaños con el que se coludieron para destruir al liberalismo bajo las órdenes de Paul Trivelli y desde el 2007 contra un Daniel Ortega distinto al de los ochenta que es el objetivo central del odio.
La Prensa está en contra de todo lo que se oponga a lo que ella dicta desde la estructura del partido de papel que ha sido y desde ese sitial siempre pretendió intimidar, mostrar el músculo, de sus abolengos; demostrar que es capaz de erosionar, hacer daño y poner a temblar al poder constituido, llámese como se llame, y por eso infunden miedo a quienes no quisieran aparecer expuestos en sus páginas como delincuentes porque así pintan sus escribanos a quienes no piensan como sus jefes, los que siempre se sirvieron con la cuchara grande.
La Prensa está en ruta a la bancarrota porque en su afán de estar a favor de los que están en contra y en contra de los que están a favor, desde su nicho como juez de conciencia de lo que sucede en el país, quiere llevar a un estado de postración total a Nicaragua y a los que la queremos ver renacida y dispuesta a luchar por salir adelante y eso les ha valido su derrumbe porque nadie que tenga paz en su corazón y quiera terminar con las guerras que promovió la Prensa, quiere saber nada de esta.
¿Uno se pregunta porque en nuestro país existe un “oposicionismo” como el que tenemos, porque tantos partidos y movimientos que se pelean y se dicen entre sí cualquier peste con tal de pintarse como “la auténtica oposición”?
¿Por qué tantos “lideres” que se auto llaman democráticos no son capaces de tolerarse, de verse en una recepción y saludarse con franqueza, sino que cuando se dan la mano en público es para que las personas alrededor crean que ellos también son gentes, que son civilizados, pero más tarde en sus reuniones comentan que se tragaron un sapo al saludar al zutano o al perencejo?
Estas preguntas no están vacías, tienen respuestas y están en la carretera norte desde donde editorialmente les escriben qué hacer o qué no hacer y si se salen del guion les va mal porque entonces los dueños del partido de papel sueltan a sus perros y en jauría salen los editores políticos, sociales, económicos y hasta el tristemente célebre de su caricaturista a despedazar a quien contradiga lo que dice La Prensa.
El diario La Prensa, que puede ser de cualquiera menos de los nicaragüenses, como pretende su slogan, animó a quienes fueron a Washington a poner quejas y a su regreso les puso medallas por esa “HEROICIDAD Y VALENTÍA” de ir al imperio a pedir la Nica-Act y para mostrar su satisfacción por tal “proeza” publicaron las fotos de quienes son efectivamente traidores y regala patria al aparecer abrazados, sonrientes y felices con aquellos que hoy nos quieren rostizar a fuego lento porque no hacemos sus caprichos ni copiamos el modelo nada paradigmático de una democracia que es la policía del mundo, que bombardea e invade al mundo, que pone y quita gobiernos para quedarse con el petróleo ajeno y que vive en la actualidad la peor crisis de su propio sistema político porque la Casa Blanca ya es una referencia en el mundo de que ahí es donde habita el maligno.
Este país aborrece y no quiere saber nada de una “oposición” mediocre que se canibaliza hasta su aniquilación y que después de casi tres quinquenios de haber perdido el poder sigue tan campante, ojalá que como el Johnny Walker, como la Chicha de Maíz, decidida al aniquilamiento, a mantenerse dividida, a proyectarse como payasos de caricaturas que no son capaces de hacer una sola propuesta por el bien de Nicaragua y todo porque no tienen una cabeza pensante, aunque sea una, una sola, que tenga capacidad de discrepar con la línea editorial de los Chamorro o de los Holman.
Este país quiere paz, aborrece la guerra, quiere empleos, quiere salir adelante con esos nicaragüenses que realmente la tratan como la madre que es y con ellos y sus esperanzas corregir lo que está mal, pero con el propósito de nunca más ir hacia el pasado donde todo se resolvía a balazos, sino que, a través de la reconciliación efectiva, de la inteligencia y de la sensatez deponer actitudes, ser responsables y entender que la nación es de todos y no es de nadie y que a ella nos debemos.
Lamentablemente esa visión racional no está en los cálculos ni del pensamiento editorial de La Prensa ni en sus escribanos porque si estuviera no atravesara la crisis económica que la ahoga porque lo de fondo no es necesariamente la publicidad sino el odio que han vertido, la campaña sostenida por desequilibrar mentalmente a toda la sociedad, que además, ante la falta de anunciantes que tomaron distancia de las páginas de ese estercolero, se la pasaron sobreviviendo gracias al millonario financiamiento que recibían de la extinta lavandería que se hacia llamar Fundación Violeta Barrios y de los negocios de una editorial que imprimía con papelería importada de la que salía el periódico, sí, pero además libros, poster, revistas, facturas, recibos y todo lo que puede hacer una imprenta que como empre está obligada a pagar impuestos.
A mí me han comentado reconocidos empresarios que antes pautaban publicitariamente en el diario decir que no lo hacen porque La Prensa es un cuartel de operaciones abiertamente terrorista que en vez de promover el desarrollo está demoliendo lo que con mucho esfuerzo se ha hecho y que está en una línea directa que niega lo que debe ser el periodismo serio y responsable.
Que razón hay en eso y créanme que no es la visión solo del empresario, sino que además es la del profesional, del obrero de la mujer, del anciano, del joven, de la familia, de todos aquellos que tenemos conciencia porque conocemos de historia e identificamos plenamente la raíz del mal causado y por ello no nos es difícil señalar a la Prensa, el partido de papel de la carretera norte, como el reino dónde habita la mentira.
Por: Moisés Absalón Pastora.