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Ya se volvió un disco rayado, en círculos claramente adeptos a lo que la política exterior norteamericana dicta, que nuestro país resulte agredido y vilipendiado por conclusiones irresponsables que pretenden poner de rodillas un modelo como el nuestro que es hostigado porque es un mal ejemplo para gobiernos que dan vueltas sobre el círculo de sus propios fracasos.

Del 2018 a esta parte de nuestro tiempo los misiles que dirigieron contra nosotros tuvieron una clara característica y es que fueron y siguen siendo disparados por individuos desde plataformas mediáticas que algún día fueron políticos tan fracasados que nadie se acuerda de ellos y quieren mantenerse vivos atacando a quienes nada tenemos que ver con sus cuitas como igual hacen órganos continentales o satélites que financiados por el mismo imperio nos calumnia y todo para actuar como los gatos cuando esconden sus cochinadas.

Ahí salió el tal Oscar Arias Sánchez, el que se le robó a Vinicio Cerezo, ex presidente de Guatemala el Premio Nobel de la Paz como el verdadero artífice de los Acuerdos de Esquipulas, otra vez opinando, desde una versión muy personal y antojadiza sobre lo que pasa en Nicaragua, pero incapaz de ver hacia adentro de su propio país y reconocer que él es responsable de la tragedia de los costarricenses que víctimas de la corrupción de todos los gobiernos que han existido en ese país, viven su más cruel presente.

Por su puesto que para éste señor la valetudinaria edad que lleva encima le debería representar su mejor consejera para comprender que callado luce mejor porque contra él hay muchísimos argumentos que sirven de barrera de defensa para responder a los misiles calumniosos que lanza siempre contra nuestro país, a fin de nicaraguanizar las desviaciones políticas y morales de los gobiernos y presidentes que ha tenido nuestra vecina del sur desde 1980 y que por supuesto lo incluye como maquillaje de esa falsa Costa Rica a la que han querido pintar como el paradigma de la democracia y lo peor como la Suiza centroamericana.

Oscar Arias Sanchez es un anciano recluido en la soledad de su abandono no solo porque es uno de los presidentes que tuvo Costa Rica que nunca hizo nada por su país desde sus dos mandatos, sino porque se la pasó jugando de falso pacificador hacia afuera robándose el mandado de otros y por añadidura odiado y aborrecido por moclín, porque la senilidad le dio por andar de tocón y de abusador sexual.

Y que se cree Oscar Arias, qué autoridad tiene para mencionar a nuestro país que en términos de calidades en muchísimos campos está más avanzado que la Costa Rica choricera dónde todo lo que se aprieta sale pus porque sus gobernantes, incluyendo a esta caricatura de pacificador, lo único que hicieron fue vampirizar el erario que jamás llegó al pueblo Tico por lo que con sobradas razones, desde el 2019, viene escenificando en las calles de San José y otras provincias enfrentamientos y acciones legítimas que la hipocresía política de aquel país justificaba como correctas en tanto nuestros lacayos nacionales afectaban los beneficios sociales del pueblo nicaragüense, pero cuando les tocó a ellos era malo porque los costarricenses enfrentaban al neoliberalismo.

Los trabajadores costarricenses se alzaron claramente contra un capitalismo depredador que es parte de un sistema de corrupción del que yo empecé a escuchar desde 1982 cuando llegué a ese país por razones propias de nuestros conflictos en la década de los ochentas. 

Para entonces ya venían reclamando a Rodrigo Carazo Odio, pero después la agarraron y con más fuerza con Luis Alberto Monge, hombre bonachón, pero con un alto historial de corrupción; Oscar Arias, que siempre navegó con cara de dundo, la misma que hoy tiene pero más arrugada, Rafael Ángel Calderon Fornie, estuvo preso, José Maria Figueres, se auto exilio pero con las garras bien cargadas de dólares; Miguel Ángel Rodriguez, llegó al aeropuerto Juan Santa Maria y de su oficina como Secretario General de la OEA se fue directo a la cárcel y bajado del avión bien esposado; Laura Chinchilla, su género la salvó de las rejas por una carretera que fue paralizada por costos altísimos e inflados que tienen tras las rejas a muchos funcionarios del gobierno de esa señora y que tenía por fin destruir nuestro Rio San Juan; Luis Guillermo Solis, que dejó la presidencia echando pus por todos lados, un advenedizo político que no sabe ni cómo se llama y ahora este Carlos Alvarado Quezada, que, sin realizar aun cómo llegó a ser presidente recibió un país quebrado y lo va a entregar saqueado, más endeudado y además hipotecado, aunque por supuesto siempre jactancioso de aquella fantasía que es la de una Costa Rica que gusta de vestir con las marcas de los más famosos diseñadores aunque en sus refrigeradoras no haya más que agua caliente porque prefieren que sus electrodomésticos, que solo son para lucir aunque no enciendan, estén malos y no gastar en repararlos.

Tengo que expresar que no puedo ni debo alegrarme por lo que nuestra vecina del sur sufre hoy y por lo que el senil de Oscar Arias no quiere ver porque sus ojos y enormes orejas las tiene dirigidas contra nuestro país. 

No me alegro porque, aunque es mal ajeno, nadie debe celebrar cosas como esas a pesar de la mala actitud que ellos puedan tener para nosotros pues al fin y al cabo somos vecinos y de la misma manera que ellos resintieron los efectos negativos de los que nos pasó de la misma manera nosotros resentimos los efectos de lo que les pasa a ellos por el simple hecho de que estamos pegaditos.

Cuando estas cosas pasan todo deja de ser normal y allá padecen los nicaragüenses que trabajan, que a la hora de que se profundice una desaceleración económica ellos van a ser los primeros despedidos, allá tenemos a compatriotas que tienen pequeños y medianos negocios, que son los primeros en ser afectados por una situación de esta naturaleza y eso se ve reflejado en el flujo de remesas que familiares de allá envían a familiares de aquí.

Por supuesto que cuando expreso todo esto no es porque me alegre de la situación que padece Ticolandia sino que lo único que quiero es dejar expuesta la hipocresía de los políticos costarricenses donde Oscar Árias es uno de los más falaces porque ya quisiera que su país tuviera la democracia social que disfrutamos los nicaragüenses donde la economía será puntera en américa latina en este 2021, donde la seguridad es la esencia fundamental de su estabilidad, donde a pesar de los decires, sobre todo los de este Oscar Arias, es reconocida como la mejor y más efectiva de la región y razón por la cual existe una total normalidad en el país que se manifiesta en la tranquilidad de todos los Nicas.

¿Qué hay detrás todo esto? Simplemente una campaña descomunal del imperio norteamericano moviendo a sus títeres en sus diferentes escenarios de dominio y por eso hablaba de políticos que siendo ex presidentes de varios países en América Latina y Europa, y que fueron en sus tiempos de gobierno verdugos de sus pueblos, ahora quieren meter la cuchara dónde no deben y todo porque el amo imperial los usa como perros rabiosos para crear con sus ladridos ruidos estridentes que persiguen deslegitimar unas elecciones que atrasan porque aquí el gran vencedor será Daniel Ortega que es precisamente la piedra en el zapato de aquellos delincuentes políticos que usaron el estribillo de la democracia para hundir en la más absoluta miseria a sus pueblos.

Este le cae a todos aquellos que nos agreden con el cuento de las sanciones, le cae al imperio que ya recontra perdió en Nicaragua, le cae a esos europeos que creen que todavía están en el tiempo de la colonia en la que con espejitos nos robaron nuestros tesoros, le cae a esos que todavía no se dan cuenta que el mundo ya no es unipolar, que nosotros los que resistimos el poder imperial bipolarizamos al planeta y que ahora, aunque queremos tener relaciones de respeto con todos, contamos con opciones que celebran nuestra dignidad y que quieren abrir rutas de comercio con esta tierra bendita porque saben que tenemos mucho que dar desde nuestras propias capacidades.

Creo que estos políticos fracasados del mundo y asalariados del imperio, creo que ese parlamento europeo, que esa tal O.E.A, que esos falsos organismos de derechos humanos, deberían ver hacia sus propios problemas y dejar de nicaraguanizar sus fracasos porque lo que evidencian es que son dictadores que a nombre de una democracia que no conocen ni practican se envilecen contra un pueblo como el nuestro que opta por una vida totalmente comprometida con la paz que es la que la hipocresía imperial nos ha querido arrebatar pero sin éxito porque aquí ni pudieron ni podrán.

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