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En los primeros meses de noviembre de 1974 René Núñez llega a hacerse cargo del regional clandestino Matagalpa, en sustitución de Olga María Avilés López.
René nos integró en una célula en la que estábamos Fabio Martínez, Flor de María Gutiérrez, Walter Mendoza y yo.
Nos responsabilizó de trabajar con la juventud en Matagalpa. Para tal fin iniciamos la formación de una organización juvenil que, siempre por orientación de René, se llamó Juventud Cristiana de Matagalpa y por aparte a Walter y a mí nos encomendó buscar cómo trabajar en algunos barrios.
Durante la semana también nos orientaba ir a hacer pintas o a dejar mosquitas en las puertas de las casas durante la media noche o la madrugada. Casi siempre nos tocó en el extremo opuesto de donde vivíamos, concretamente de donde es ENEL hacia el Norte.
Otros las hacían hacia el sur y por eso, a veces, aparecían pintas también en el Barrio El Progreso donde vivía Walter. Cuando eso ocurría algunas personas se las atribuían a él y a mí y lo amenazaban con denunciarlo a la guardia. Él contaba eso con mucha tristeza.
La escuelita de La Chispa
Empezamos en el Barrio La Chispa, un barrio pobrísimo que se fue formando por la incesante migración del campo a la ciudad dada la feroz represión de la guardia somocista en las montañas de Matagalpa.
La mayoría de sus pobladores eran trabajadores agrícolas, cortadores de café, que en tiempo de cosecha viajaban a las haciendas para trabajar en el corte. Era el único período en que tenían trabajo.
El barrio era miserable. Llegaron allí después de su primera toma de tierra de la que fueron desalojados por la guardia.
Inicialmente se habían tomado una trocha o “calle” que quedaba de la Bomba de Agua, en el Barrio Totolate, hacia el norte. Se afincaron en ese lugar y construyeron sus casitas de ripios de cartón, plásticos y pedazos de latas y zinc en una hilera hacia arriba. Por tal razón, al barrio lo bautizaron como El Chorizo.
Estos terrenos eran propiedad de doña Felícita Mairena de Günkel. Inmediatamente después que se produce la toma del área la señora les echa la guardia y ellos huyen hacia la parte más alta del cerro y allí se vuelven a asentar.
Cuando Walter y yo subimos por primera vez ellos también están casi recién llegados luego de haber sido reprimidos por la guardia. Es decir, como que llegamos en el momento preciso para organizarlos y trabajarlos.
Llegábamos los viernes por la tarde -cuando yo venía de la universidad- y sábado, a veces domingo por la mañana, porque en la tarde íbamos a la actividad de la Juventud Cristiana.
Nos reuníamos en cualquier lado. Debajo de un árbol, en un predio baldío pero casi nunca en una casa porque eran muy pequeñas y no queríamos comprometerlos.
De estas reuniones salió la idea y la necesidad de construir una escuela porque había muchos niños. Hicimos algunas actividades para recoger fondos pero era muy poco lo que se recaudaba. Aun así logramos comprar algunos materiales.
Walter y yo subíamos el cemento en nuestras cabezas los viernes. Los sábados y domingos trabajábamos con ellos pegando ladrillos y platicando.
Con el paso de los días ya había un compañero, Melitón Sánchez, que nos esperaba siempre por donde subíamos, nos recibía con alegría y después de trabajar nos llevaba a su casa y su mamá nos daba un bocadito.
Leíamos la Biblia de la Teología de la Liberación
La Juventud Cristiana se empezó reuniendo en el Salón de Actos de la Iglesia Molagüina con la aquiescencia del Padre Douglas Araica quien nunca llegó a nuestras reuniones pero sabía de qué se trataba. Nos abría la puerta y luego se retiraba hacia el interior de la Iglesia.
Luego nos trasladamos al Colegio San Luis con el apoyo del Padre Benedicto Herrera. Casi todos los que llegábamos a esas reuniones teníamos una Biblia de la Teología de la Liberación y gran parte de la reunión se nos iba en estudiar pasajes que previamente habíamos seleccionado, casi todos relacionados con el contexto de lucha y de represión en que vivíamos.
Los leíamos y los analizábamos y de la participación de los muchachos íbamos valorando quienes tenían madera para ser reclutados por el Frente.
Después de nuestras actividades en el barrio y en la JC , la célula se reunía con René a presentarle el informe de las actividades realizadas y le hablábamos del potencial que presentaban cada uno de los compañeros que llegaban a las reuniones.
Entre los que recuerdo que participaron con asiduidad están Carlos Torrez, Mario Mansell, Fanor Rodríguez, Ricardo Chavarría. Me parece que de vez en cuando llegaba Felipe Sáenz, muy amigo de Fanor. No estoy segura.
René nos orientó ponerle atención a Fanor Rodríguez, estudiante de secundaria, y un día de tantos nos dijo que le hiciéramos la propuesta de integrarse al Frente.
Como él era bien amigo de nosotros, en una ocasión que llegó a visitarnos a mi casa nos sentamos con él en las gradas oscuras y allí empezamos con muchos rodeos intentando caer al tema. Hablándole de la situación del país, de las condiciones de vida de la gente y, con mucha timidez, del Frente.
Fanor estaba preparado para ese momento y no nos dejó llegar al objetivo de la plática, nos rebatió y cuestionó fuertemente los métodos del FSLN porque él tenía mucha influencia del Partido Socialista.
Ese día nos dimos cuenta que él sospechaba que los del equipo de la JC éramos del Frente porque lo insinuó y su réplica iba orientada a disuadirnos de estar con el frente.
El siguió llegando a las reuniones de la JC y nosotros esperando a que la situación madurara. Un par de años después se integró al Frente y estuvo en la montaña pero…el experimento no resultó.
También iniciamos trabajo en el San Martín, otro barrio que quedaba en la punta de un cerro al norte del Barrio Guanuca. Igual, se formó producto de tomas de gente que venía del campo a asentarse a la ciudad, pero ya estaban mucho más establecidos que los de La Chispa.
Su problema fundamental era que no tenían agua y debían buscarla en la parte baja, que ya era el barrio Guanuca. Subir aquellos baldes de agua era un tormento. Los organizamos alrededor del proyecto de agua y logramos que les prometieran que le harían las instalaciones si hacían el zanjeo.
Entonces empezamos a trabajar con ellos haciendo el zanjeo. Al igual que en el Barrio La Chispa allí nos encontramos con alguien que se nos pegó, que nos buscaba y que siempre nos esperaba para las reuniones nocturnas. Era Mario Alaniz quien rápidamente se constituyó en nuestro contacto con el barrio, nuestra correa de transmisión.
Todo este trabajo orientado por René fue en noviembre, diciembre y parte de enero, hasta que fue capturado René. El trabajo fue por muy poco tiempo y en realidad no pudimos dejar una base de colaboradores ni de militantes del FSLN que era el objetivo final pero a lo mejor una semillita quedó allí. Al menos de la Juventud Cristiana la mayoría se integraron al Frente un par de años después y fueron combatientes sandinistas y militantes.
La captura de René
Luego del Operativo del Comando Juan José Quezada el 27 de diciembre de 1974, René Núñez cae preso.
La noche anterior a su captura durmió en mi casa y muy de mañana antes de irse le dice a mi mamá que necesita salir de Matagalpa y que vaya a conseguirle un vehículo.
Mi mamá busca a Osvaldo Martínez, dueño de un taxi y de un taller de mecánica. Osvaldo era un militante del frente que trabajaba con René y eventualmente lo movía en su vehículo.
Osvaldo le dice que no puede porque tiene el carro malo y desarmado. Doña Ana comprueba que es cierto porque ve el carro en el taller. Luego se dirige a donde el Doctor Ceferino Padilla, un excelente militante de extracción burguesa, que también trabajaba con René y con la montaña.
El doctor tampoco puede hacer el viaje. Creo que estaba de turno. A esas alturas ya se conocía en todo Nicaragua lo del operativo y la guardia estaba regada por todo el país.
Capturan a René cuando va en un taxi de Matagalpa, Managua a León. Nosotros no nos damos cuenta y seguimos trabajando pero en los primeros días de enero Fabio Martínez nos lleva un mensaje de parte de Iván Montenegro.
En el papel nos dice que capturaron a René y que tenemos que cuidarnos y quemar toda la documentación que haya en nuestra casa porque la OSN ya conoce nuestro vínculo con él. Que tenemos que buscar como enfriarnos y desactivar la Juventud Cristiana.
Nosotras estábamos solas porque mi mamá hacía turno en el hospital. Mis hermanas y yo sabíamos los materiales que teníamos pero de los trabajos que doña Ana tenía con René nunca supimos.
A esa hora empezamos a registrarle todo y como a las 8 de la noche estábamos haciendo una “quemancina” de papeles en una tina plástica.
Walter, Fabio y yo nos fuimos a Esquipulas a pasar un tiempo. Al mes nos regresamos. Fabio, que era el enlace entre René y Pedro Aráuz en León, se fue a la montaña y nosotros intentamos rehacer el trabajo de barrios pero ya con dificultades.
El 27 de diciembre se rompió el silencio y luego de la acumulación de fuerzas en silencio la gente empezó a ver que el Frente era una realidad. A lo mejor también sospecharon que nosotros podíamos haber llegado al barrio como sandinistas.
Poco a poco fuimos sintiendo que estábamos desconectados totalmente porque parece que el FSLN también puso a enfriar las estructuras dejadas por René.
“LOS DE ARRIBA”
La construcción de la escuelita nos permitió seguir llegando con esa buena coartada. En esa continuación del trabajo en el barrio, ya sin la orientación de René, platicando y platicando con ellos, nos dimos cuenta de sus vidas, de sus sufrimientos, de su historia y de su pobreza. Con ese material reunido acordamos hacer un periodiquito que se llamó “Los de arriba”. Casi en su totalidad lo escribí de todo lo que supimos sobres tristes uñy dolorosas vidas.
Aura Ortiz manejaba una copia de las llaves de todas las aulas de la Escuela de Periodismo. Ella me abría el aula de Periodismo I y yo, a escondidas, lo hice en las máquinas de escribir de la Escuela.
Una vez copiado en el esténcil, sin decirle de qué se trataba, le pedimos permiso al Capi para imprimirlo en el mimeógrafo del FER. Walter ya había ingresado a la universidad pero aún no estudiaba periodismo. Estaba en el año básico. Juntos lo distribuimos en el barrio a las personas de más confianza.
En la búsqueda de contacto
Paralelo a esto Walter y yo, que estábamos desesperados por contactar con el FSLN, empezamos a frecuentar la Asociación de Estudiantes de Periodismo (AEP) y nos ofrecimos a cooperar en las tareas de la AEP, cuya figura principal y más conocida era Aura Ortiz que creo, ya había concluido su pensum en la Universidad.
Ella nos insinuaba que trabajaba con el FER o con el FSLN entonces nosotros pensamos que a lo mejor por allí nos colábamos. Nosotros también le insinuábamos que éramos del Frente pero lo que más abiertamente le dijimos es que éramos de la JC.
Nosotros creíamos que Juventud Cristiana había por todos lados y que ella tenía que saber que era una organización del FSLN. Pero ella nos dice “Ah, son cristianos. Yo les iba a proponer algo pero ahora ya no”. Decepcionados ese día salimos de allí a reírnos de como por “ponerle Juana Ramos” la habíamos embarrado.
En enero de 1975 hago mi examen final de Periodismo I con mi maestro William Ramírez.
El examen son dos preguntas. La primera analizar el contexto en que se da el Operativo del Comando Juan José Quezada el 27 de diciembre y la segunda que explique si los comunicados del FSLN publicados por la Dictadura Somocista son propaganda o agitación. Me saco 95 en el examen.
Después del examen William Ramírez desaparece de la Universidad y empieza a correr el rumor que se había ido a la montaña. Que había pasado a la clandestinidad.
Como a las dos semanas de que Auri nos dice que nos iba a “proponer algo pero que ya no” me busca a mí sola en mi aula y después de algún rodeo me dice abiertamente que William antes de irse a la clandestinidad dejó algunos nombres de gente que podía ser reclutada para el FER y que entre esos nombres estaba el mío.
Que salvada nos pego mi profesor y mi nota de 95. Por supuesto que acepto a lo inmediato pero acepto en mi nombre y en el de Walter y así nos encontramos nuevamente militando en una célula con Aura Ortiz Padilla y Ramón Cabrales bajo la responsabilidad de Antenor Rosales (el Capi). Y ya de nuevo agarramos el trabajo del FER, entregados a tiempo completo.
Seguimos viniendo a Matagalpa y de vez en cuando hacíamos algo pero sin ton ni son. Nos vinculamos a un grupo de estudiantes que estaban comenzando a organizarse y estuvimos en una huelga que hubo en el INEP -pese a que en el FER nos habían prohibido hacer actividades en Matagalpa- con el cuento de que íbamos a apoyar a Fanor.
Estuvimos en el edificio donde se encontraba el equipo dirigente que creo que se llamaba Comité Central o algo así, con tan mala suerte que la guardia le cayó al Instituto y sacó a los estudiantes en fila india, escoltados por la genocida. Allí veníamos los dos, yo más agazapada que él porque ya tenía varios años de haber salido del Instituto y era lo más anormal que anduviera allí. Nos cuidamos bastante de que nuestros responsables no lo supieran.
Al fin llega el contacto
El trabajo del Frente en Matagalpa todavía no se restablecía, hasta que un 1º de Agosto, no recuerdo si del 75 o el 76, aunque es más probable que sea del 76, siendo día feriado en Managua yo estoy en mi casa cuando del telégrafo me llegan a avisar que tengo una llamada. Era mi mamá que me dice “necesito que te vengas hoy mismo a Matagalpa porque tenemos una visita importante”. Yo inmediatamente intuyo de que se trata.
Cuando llego a mi casa veo que la visita es Bayardo Arce, con quien hasta entonces nunca había trabajado, pero conocía de la universidad porque cuando entré a la escuela de periodismo él se iba a la clandestinidad y en una de las aulas le hicieron una fiesta de despedida. Yo estuve viéndolo bailar desde una ventana.
Mi mamá y mis hermanas se dieron cuenta que yo lo conocía al ver un atisbo de sorpresa muy mal disimulado. Lo primero que hizo fue regañarme por habernos integrado al FER. Me preguntó que quien nos había autorizado pero al ver que yo estaba feliz de mi vínculo con el FER me dijo que estaba bien, que podíamos continuar con el FER pero sin que se supiera que éramos del Frente ni se dieran cuenta que hacíamos otras actividades con el FSLN. Así quedamos nuevamente reclutados para el Frente.
Cuando le informé lo que habíamos hecho durante ese período le enseñé bien orgullosa el periodiquito “Los de arriba” y también me regañó.
Me dijo que ese nombre era un eufemismo que nadie iba a entender. Me orientó que todo los “bienes” que pudiéramos tener de la Juventud Cristiana se los entregáramos a los muchachos que comenzaba a organizarse en lo que posteriormente sería la AES. Si la memoria no me falla, creo que se los entregamos a Felipe Sáenz. No era casi nada. Papelería, cartulinas, un sello.
Empezamos a separarnos
A esas alturas, a mediados del 76, Walter y yo vamos adquiriendo más responsabilidades y ya casi no andamos juntos de arriba para abajo. Yo tampoco volví a venir a Matagalpa porque estoy semiclandestina. Ya ni siquiera sabemos que hace cada quien dentro del FER o del FSLN.
A mí me incorporan al Comité Ejecutivo del FER junto con Zenobia García, Noel Escobar y Carlos Herrera. Nos ubican en una casa en la Centro América con toda la documentación del FER y desde entonces no vuelvo a llegar a la universidad.
Unos atendíamos al FER de la Universidad y otros al FER de secundaria en Managua y a la AES. A la par me mandan semiclandestina a Nagarote para reconstruir un trabajo anterior del FSLN. Tuve el grandísimo honor de que mi casa de seguridad fuera la vivienda de la mamá de Silvio Mayorga, doña Elsita.
No lo vuelvo a ver, solamente una vez en la cárcel
Luego en marzo del 77 paso totalmente a la clandestinidad y en todo ese tiempo no supe nada de él. En octubre de ese mismo año caigo presa y mi mamá, cuando llegaba a las visitas, me daba sus saludos.
En otra ocasión me llegó un álbum a la cárcel, a través de mi mamá, quien me dijo que en una esquina de sus páginas venía una foto que me la mandaba alguien que quería que lo viera aunque fuera a través de una foto.
¡Walter! Me aterroricé y le devolví el álbum con la alegría de haberlo visto.
Y luego, en un acto de mayor temeridad, un día se apareció con mi mamá a la visita en la cárcel.
Casí muero del susto. ¿¿¿¿Qué haces aquí????, le dije en un susurro, porque mi mamá pudo introducirlo diciendo que era mi hermano.
Es que me dijeron que tenías el pelo largo y quería verte, fue el pretexto.
Yo emocionada viéndolo y...fue la última vez que lo vi.
Nuestra responsable en la cárcel informó de su visita y en el siguiente correo me llegó tremenda regañada.
Me imagino que a ellos también.
Desde entonces no lo volví a ver solo en mis recuerdos que son recurrentes e imperecederos.
Margine Gutiérrez
El 7 de Julio de 1979, junto a los compañeros Frank Toruño e Ismael Castillo, es capturado por la guardia somocista en las cercanías del Coyotepe (Masaya) y siendo asesinados en el lugar.