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El acucioso y agudo periodista sandinista, compañero William Grigsby Vado nos da en un reciente análisis en su programa radial, una pista muy importante para entender la dimensión real del contundente golpe propinado por el Sistema judicial, la Policía Nacional y otros órganos competentes del Estado nicaragüense al Imperialismo yanqui y sus lacayos criollos, empeñados en destruir a nuestro gobierno y al FSLN.
El enorme trabajo desarrollado por estas instituciones encargadas de velar por el respeto y cumplimiento de nuestra Constitución y sus Leyes, ha conducido al desmantelamiento de un entretejido sistema (digamos, organización mafiosa) de financiamiento -finalmente ilícito- que utilizando resquicios legales se ha infiltrado como una célula cancerosa, permeando principalmente los ámbitos de los medios de información y de ahí, migrando hacia la política, la economía y la sociedad, siempre persiguiendo el objetivo máximo:
El regreso al poder de las élites oligárquicas bajo el control de la política exterior y las corporaciones yanquis.
Un esquema construido en el transcurso de una década y “a punta de billetes” como se dice popularmente:
Siguiendo un patrón creado inicialmente por la CIA en otros países, las agencias oficiales dizque de cooperación yanquis y los fondeadores ultraconservadores occidentales, en cumplimiento de sus objetivos políticos, económicos, pero sobre todo, ideológicos, estimulan en Nicaragua la creación y fortalecimiento de una “sociedad civil” conformada por cientos de organismos no-gubernamentales (ONG), que a su vez impulsaran matrices y contenidos ideológicos y políticos entre la juventud, gremios y las minorías sociales, disfrazados en muchísimos temas (gobernabilidad, Derechos Humanos, diversidad sexual, medioambiente, iniciativa empresarial, etc.), con la clara intención de crear estados de opinión que conduzcan a acciones en contra del gobierno, para promover un golpe de Estado.
Dentro de este plan de trabajo, ocupa un lugar preponderante la construcción de una maquinaria propagandística que desde los medios tradicionales y las nuevas tecnologías impusiera “una narrativa” (como acostumbran a decir ellos), estados de ánimo en la sociedad nicaragüense, manipulando la información para influir en la opinión pública desde un poder mediático casi monopólico en un tiempo determinado de nuestro pasado reciente y con los mismos objetivos descritos mas arriba.
Un “cártel” de la desinformación y propaganda basado en mentiras y medias verdades, pero muy efectivo para incidir en la mente y comprensión del entorno sociopolítico de ciudadanos poco informados o ideológicamente contaminado por los antivalores del Sistema capitalista. Este entramado debía tener (como en las haciendas de los gamonales criollos de los siglos pasados) un patrón, un jefe que repartiera los dólares a discreción entre las medianas y pequeñas rémoras del periodismo “propagado” nacional.
En la escogencia de ese intermediario entre los fondeadores y el engendro constituido por el aparato de propaganda vendepatria y antisandinista, resultó ser una Fundación “sin fines de lucro” cuya dueña era (hasta que nuestras autoridades tomaron cartas en el asunto) para variar un miembro de la treceava generación de oligarcas que cargan el nefasto apellido Chamorro, clan plutocrático que tanto se ha lucrado desgobernando e influyendo en la política y economía de nuestro país.
La Ley se enfila en contra de este aparato propagandístico financiado ilegalmente y a contrapelo de los intereses soberanos de Nicaragua, lo golpea severamente, exponiendo ante la ciudadanía la trama mafiosa de su conformación y mantenimiento, lleva al banquillo (y esperemos que a la cárcel) a los principales responsables y coautores del delito y “visibilizando” la calidad ética y moral de muchos que se dicen “opositores” y “demócratas” que luchan por los intereses de nuestro país, pero en realidad son ratas de albañal que solo persiguen el lucro personal.
Aunque no ha sido objetivo del proceso inhibir de sus aspiraciones presidencialistas (raro en un Chamorro ¿verdad?) ni darle un baño de realidad política a la principal indiciada en este caso de lavado de dinero, gestión abusiva y falsedad ideológica, pues el Sandinismo (que hoy tiene tanto respaldo de la población que atestigua su buen y exitoso gobierno), es capaz de derrotar con claridad y contundencia en las urnas a cualquiera que se le ponga enfrente en noviembre próximo, si es cierto la mafia mediática ha sido aniquilada, al cortarse por imperio de la Ley sus fuentes ilícitas de financiamiento.
Ningún país del mundo (pregúntenle a los mismos gringos) permite que otro Estado, grupos o individuos corrompa su sistema político y dañe su ordenamiento jurídico. Sin embargo, tanto los gringos, los fascistas europeos, ultraconservadores latinoamericanos y la oligarquía criolla y sus parásitos, lo han venido haciendo en un país empobrecido pero digno, que hoy les ha demostrado que Sandino y su integridad moral sigue estando presente en Nicaragua, sus líderes y pueblo, siempre dispuestos a dar el ¡jaque! de apercibimiento y listos para pronto, muy pronto darles el ¡mate! final
Edelberto Matus.
