La principal prioridad del presidente Joe Biden es imponer la ideología del «1619 Project» a la sociedad estadounidense y al mundo entero.
Muchos creen que el presidente Joe Biden quiere garantizar la «igualdad ante el Derecho» para todos los estadounidenses, sin importar el color de su piel. Pero Biden pretende ser más bien ser el campeón de la «equidad racial», o sea de una forma de igualdad pero no entre las personas sino entre lo que él considera grupos raciales diferentes.
En el siguiente artículo, el autor utiliza el término «racismo» en su sentido literal y no en el sentido que comúnmente define el «racismo» como «comportamiento discriminatorio». Así nos mostrará que, al anunciar su intención de extender al mundo entero la «equidad racial», el presidente Biden y el Partido Demócrata estadounidense amenazan la paz mundial.
Una vez existió un Estado federal cuyo ministerio de Educación decidió enseñar en las escuelas de los niveles primario y secundario que la humanidad se divide en razas diferentes.
Aun tratándose de razas diferentes, es posible que los individuos de cada una de ellas se acoplen en parejas “interraciales”, que engendran niños. Pero estos serán estériles, como las mulas que resultan de la cópula entre yeguas y asnos, y es por eso que las estadísticas de ese Estado reflejan las cifras de blancos, negros, etc., pero no incluyen a los mestizos.
Como existe una jerarquía implícita entre esas razas diferentes y dado que –por desgracia– los mestizos no son estériles, estos últimos se cuentan como pertenecientes a la raza inferior. Claro, porque es necesario preservar la raza superior.
Ese Estado federal era el Reich nazi. Pero ese es también el principio de los Estados Unidos del presidente Joe Biden y de Miguel Cardona, su secretario de Educación.
Estamos viendo el regreso del «racismo científico», que condujo a la Segunda Guerra Mundial, con su saldo de 70 millones de muertos. Pero nadie parece consciente del peligro y muchos creen que los demócratas estadounidenses son ejemplo de apertura.
No debemos olvidar que el racismo de los años 1930 se vestía con todos los atributos de la Ciencia. Incluso era objeto de investigación en numerosos institutos científicos y se enseñaba en universidades, tanto en Estados Unidos como en Europa occidental. Antes de la Primera Guerra Mundial, numerosos Estados «modernos» prohibieron los matrimonios interraciales… para preservar la raza superior.
Medalla conmemorativa diseñada por el alemán Karl Goetz, etiquetado entonces como “de izquierda”.
El anverso muestra la imagen caricaturizada de un soldado francés negro con la divisa “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. En el reverso puede verse una mujer alemana atada y violada bajo un casco francés. Esta medalla, abiertamente racista, fue ampliamente difundida por algunas organizaciones de derecha y por casi todas las organizaciones de izquierda occidentales.
El racismo no es de derecha ni de izquierda
En el imaginario colectivo, el racismo supuestamente se desarrolla sólo en los círculos de la derecha nacionalista. Eso es absolutamente falso.
Por ejemplo, a finales de la Primera Guerra Mundial, Francia ocupó militarmente la cuenca minera alemana del Ruhr. Entre las tropas francesas allí desplegadas hubo durante 2 años soldados africanos de Senegal y Madagascar.
Rápidamente se desarrolló en Alemania, en Reino Unido, Estados Unidos y Canadá un movimiento de protesta que denunciaba como una “ignominia” que Francia hubiese enviado allí 20 000 negros para dominar a los blancos alemanes y violar a sus mujeres.
Aquel movimiento racista estuvo encabezado por la principal figura antirracista de principios de siglo, E. D. Morel [1], y reunió en grandes manifestaciones a todas las organizaciones feministas internacionales [2].
Incluso en Francia, los socialistas de la época se unieron al movimiento racista, entre ellos los nietos de Karl Marx y Jean Longuet, periodista en el diario L’Humanité y futuro dirigente de la Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO), predecesora del Partido Socialista francés.
Hay que reconocer que, en periodos de confusión –como el que se vivió entre las dos Guerras Mundiales o como el que estamos viviendo actualmente– la gente sigue sus impulsos, independientemente de sus ideas. Y a menudo se ven en plena contradicción consigo mismos sin darse cuenta de ello.
El presidente demócrata estadounidense Woodrow Wilson (1913-1921), artífice e impulsor de la Sociedad de Naciones, predecesora de la ONU, favoreció el Klu Klux Klan en el seno del Partido Demócrata e instauró la segregación racial en Estados Unidos.
El pasado esclavista y racista de los demócratas estadounidenses
En Estados Unidos, el esclavismo y el racismo fueron defendidos principalmente por los miembros del Partido Demócrata frente a los seguidores del Partido Republicano.
Los programas del Partido Demócrata correspondientes a los años 1840, 1844, 1848, 1852 y 1856 afirman que el abolicionismo disminuye la dicha del pueblo y pone en peligro la estabilidad y la permanencia de la Unión.
En 1856, el programa del Partido Demócrata establece que los Estados miembros de la Unión pueden practicar o no el esclavismo doméstico e inscribirlo en sus constituciones.
En 1860, el programa del Partido Demócrata tilda de subversivos los esfuerzos de los Estados abolicionistas que se negaban a detener a los esclavos en fuga.
La 14ª Enmienda, que concede la plena ciudadanía estadounidense a los esclavos liberados, fue adoptada en 1868, con los votos a favor de todos los parlamentarios del Partido Republicano y 0% de votos del Partido Demócrata.
La 15ª Enmienda, que concede a los esclavos liberados el derecho a votar, fue adoptada en 1870. Todos los parlamentarios del Partido Republicano votaron a favor. Ningún parlamentario del Partido Demócrata votó a favor.
En 1902, el Partido Demócrata hizo votar en Virginia una ley que suprimía el derecho al voto de más del 90% de la población negra.
El presidente demócrata Woodrow Wilson (1913-1921) instituyó la segregación racial de los empleados federales, imponiendo a la vez como obligatoria la presentación de una foto en cada solicitud de empleo.
La Convención Nacional demócrata de 1924, realizada en Nueva York, en el Madison Square Garden, fue llamada el «Klan-Bake», debido a la gran influencia del Ku Klux Klan en el Partido Demócrata.
Esa situación se mantuvo sin verdaderos cambios hasta 1964, cuando, sólo después de los esfuerzos de los Kennedy, el presidente Lyndon Johnson hizo adoptar la Civil Rights Act. Pero la aprobación fue trabajosa ya que parlamentarios del Partido Demócrata la bloquearon durante 75 días.
El “Proyecto 1619” es una operación del New York Times Magazine tendiente a reescribir la historia de Estados Unidos.
El «1619 Project»
La administración Biden se dice antirracista y nadie duda de su buena fe. Pero su antirracismo es como el que rigió el Partido Demócrata desde los años 1840 hasta 1961. Lo cual quiere decir que es un antirracismo de fachada mientras que en la práctica es precisamente lo contrario.
Las decisiones de la administración Biden en el sector de la enseñanza apuntan a promover la ideología del «1619 Project», o Proyecto 1619. Según esa ideología, Estados Unidos no nació de la guerra de independencia contra el colonialismo británico sino 2 siglos antes, en 1619, con la intención premeditada de imponer la esclavitud a los negros.
El «1619 Project» se inició con la publicación de una serie de suplementos y de artículos en el New York Times, a partir de 2019. El célebre diario estadounidense dejaba así de esforzarse por relatar la verdad y se convertía en una herramienta de propaganda de la ideología puritana.
Según el New York Times los amerindios eran tan esclavistas como los europeos. Pero los españoles concedían la libertad a los esclavos amerindios que se convertían a la “fe verdadera”, o sea al catolicismo. En definitiva, las colonias europeas en las Américas se desarrollaron realmente sólo después de la llegada de esclavos negros traídos desde Angola al territorio de los actuales Estados Unidos, en 1619.
Según la versión que ahora divulga el New York Times, la guerra de independencia o «Revolución de las Trece Colonias» no fue un movimiento contra los impuestos injustos instaurados por la Corona británica sino una rebelión que buscaba preservar el sistema esclavista. Eso explicaría por qué Estados Unidos es sistémicamente racista. Por consiguiente, cada blanco está en el deber de tomar conciencia del privilegio indebido que goza y de reparar hoy los crímenes del patriarcado blanco.
Esa teoría no se basa en la historia [3]. Lo que hace es mezclar esclavismo y racismo –por ejemplo, los amerindios esclavizaban a sus enemigos vencidos, sin ser por ello “racistas”.
Pasa por alto la existencia de esclavos blancos –entre los primeros esclavos en América del Norte había ingleses condenados por la justicia. También desdeña el deseo de emancipación de los colonos frente al yugo colonial británico.
Lo cierto es no fueron los “estadounidenses” sino los portugueses quienes introdujeron en América el esclavismo y la trata de esclavos traídos desde África. Todo ello demuestra que se trata de una teoría americanocentrista que simplemente ignora el hecho que los árabes ya habían esclavizado negros africanos durante todo un milenio.
Esta teoría es de carácter religioso ya que retoma el mito del pecado original, lo transforma y hace responsable de ese pecado al hombre blanco.
Al igual que los iconoclastas, que los puritanos y los musulmanes wahabitas, los partidarios de esa teoría destruyen, por “impuras”, las representaciones de aquellos que “pecaron”, comenzando por las estatuas de los generales sudistas.
Cada mentira engendra una nueva mentira. Durante la Guerra de Secesión, los sudistas no defendían el esclavismo (de hecho, lo abolieron antes del fin de la guerra) sino el derecho de cada Estado confederado a tener su propia aduana.
Los partidarios del «Proyecto 1619» actúan hoy exactamente igual que aquellos a quienes pretenden combatir. Para ellos, los hombres no son culpables por lo que han hecho sino que nacen culpables, siendo portadores de una culpa hereditaria.
Kevin Stitt, gobernador republicano de Oklahoma, lucha contra la institucionalización del racismo de nuevo tipo que la administración Biden pretende imponer.
La institucionalización du racismo por Joe Biden
Cuando Miguel Cardona, el secretario de Educación de la administración Biden, decidió promover el «Proyecto 1619» en las escuelas primarias y en la enseñanza secundaria, un movimiento de rechazo atravesó todo el país.
La reacción más interesante se registró en el Estado de Oklahoma. El Congreso local adoptó una ley, que el gobernador Kevin Stitt firmó de inmediato. El gobernador Kevin Stitt es miembro de la Nación Cherokee [4] y, como el ex presidente Donald Trump, es un jacksoniano [5]. Esa ley, identificada como HB 1775 (disponible en PDF para su descarga a partir del vínculo incluido al final de este artículo), prohíbe expresamente la enseñanza de las 8 premisas racistas enumeradas a continuación:
Una raza o un sexo es intrínsecamente superior a otra raza o sexo.
Un individuo, debido a su raza o sexo, es intrínsecamente racista, sexista u opresor, consciente o inconscientemente.
Una persona debería ser víctima de discriminación o sufrir un tratamiento desfavorable únicamente o en parte debido a su raza o sexo.
Los miembros de una raza o sexo no pueden y no deben intentar tratar a otros sin tener en cuenta su raza o sexo.
El carácter moral de un individuo está necesariamente determinado por su raza o sexo.
Un individuo, debido a su raza o sexo, es portador de la responsabilidad de los actos cometidos en el pasado por otros miembros de la misma raza o sexo.
Todo individuo debe sentir incomodidad, culpabilidad, angustia o cualquier otra forma de tensión psicológica debido a su raza o sexo.
La meritocracia o rasgos como profesar una ética del trabajo tenaz son racistas y sexistas o han sido creados por miembros de una raza en particular para oprimir a los miembros de otra raza.
El texto de ley que prohíbe la enseñanza total o parcial de esas 8 premisas en las escuelas del Estado de Oklahoma fue aprobado con los votos del 100% de los parlamentarios republicanos de Legislatura de Oklahoma. Ningún demócrata votó a favor de esa ley.
Estamos obligados a reflexionar con detenimiento y sensatez sobre las consecuencias de la ideología del «Proyecto 1619», que el Partido Demócrata estadounidense y la administración Biden pretenden imponer a los estadounidenses y al mundo entero. Es algo que sólo puede llevar a hechos de violencia de proporciones gigantescas.
Documentos adjuntos
(PDF - 56.1 KB)
[1] E. D. Morel denunció el tratamiento inhumano del rey belga Leopoldo II contra los congoleses.
[2] “Black Horror on the Rhine”: Idealism, Pacifism, and Racism in Feminism and the Left in the Aftermath of the First World War, Peter Campbell, Histoire sociale/Social history, Volume 47, Number 94, junio de 2014,
[3] The New York Times’ 1619 Project: A racialist falsification of American and world history, Niles Niemuth, Tom Mackaman y David North, World Socialist Web Site, 2020; 1620: A Critical Response to the 1619 Project, Peter W. Wood, Encounter Books, 2020.
[4] La Nación Cherokee –antes llamada Nación Cherokee de Oklahoma– es la mayor de las tres comunidades del pueblo amerindio cherokee constitucionalmente reconocidas por el gobierno de Washington. Nota de Red Voltaire.
[5] Nota del Autor: La historiografía del Partido Demócrata, atribuye a Andrew Jackson, 7º presidente de Estados Unidos (1839-1837), la responsabilidad del genocidio contra el pueblo cherokee durante la deportación masiva de 60 000 cherokees, conocida como el «Sendero de lágrimas» (The Trail of Tears), durante la cual murieron al menos 4 000 miembros de ese pueblo amerindio. Evidentemente, eso no es lo piensa el cherokee Kevin Stitt.
https://www.voltairenet.org/article213020.html