Los liderazgos que arrancaron de primero se agotaron en el camino”.
Después de dos años de estiras y encojes, de guerras cibernéticas intensas, de zancadillas, puntapiés, bofetadas, puñaladas en la espalda, de idas y venidas de grupos y de personas, de surgimiento y hundimiento de candidatos, y de todo lo que hemos visto hasta ahora, sin precedentes en la historia moderna de la política, aún no tenemos a una fórmula presidencial.
Esto es causado básicamente por tres factores:
1) La falta de institucionalidad (un partido, un grupo estructurado y normado, con experiencia),
2) La falta de un liderazgo en todo el sentido de la palabra,
3) Los viejos vicios de la política y de los políticos instalados en la cresta de un movimiento político único del siglo XXI que prometió hacer un parteaguas con el tradicionalismo y los antiguos males del siglo XX, a los que siguen aferrados quienes quieren gobernar al país.
Hay otros factores de los que hablaremos poco a poco.
Los presidenciales aparecieron tras la visita a Washington en septiembre de 2019 de un grupo de políticos invitados a exponer la crisis del país en los más altos foros de la capital estadounidense.
En esa delegación estuvieron JS Chamorro, Félix Maradiaga, Violeta Granera, Medardo Mairena, Mario Arana, Azaleah Solís, Max Jerez, Haydee Castillo, y otros menos conocidos.
A las reuniones con congresistas y senadores de los Estados Unidos, como Engel, Albio Sires, y otros líderes de la Administración Trump, solo aparecieron Maradiaga, Chamorro, Mairena, Haydee Castillo y Mario Arana. Los jóvenes de la Alianza Cívica fueron apeados, de las fotografías al menos, así como los activistas de derechos humanos y los dueños de medios de comunicación y periodistas que llevaron la denuncia a los foros sin que se les confundiera con los presidenciables.
EEUU quiere unirlos
En enero de 2020, el Secretario de Estado de los Estados Unidos Mike Pompeo, se reunió con un grupo más pequeño de los presidenciables en San José.
La masa ya se estaba arralando y los codazos para salir en la foto se habían convertido en campañas destructivas entre los que pretendían mantenerse a la cabeza, no importando el costo.
Lesther Alemán, Juan Sebastián Chamorro, Félix Maradiaga, Violeta Granera y Medardo Mairena se mantenían aún en el pelotón que encabezaba la competencia.
Lo que todos vimos entonces no fue todo el mensaje de Pompeo. Lo que el ex secretario de estado les pidió es que terminaran los conflictos internos y que se unieran, así de sencillo.
Lesther Alemán se lo comentó así a la agencia Associated Press: “Él llegó a escucharnos y su sola presencia la entendemos como un espaldarazo al proceso de unidad, pues está muy consciente de lo que está pasando en Nicaragua”.
Sin embargo, algunos de los asistentes no creían en la unidad, y tampoco ahora la quieren.
El mensaje de que se unieran no lo escucharon, ni ahora, y por eso hay un notable cambio de estrategia en la manera con que Washington está viendo las elecciones del país.
No solo Daniel Ortega ha estado aprovechando el interregno del traspaso y la crisis en los Estados Unidos, sino que algunos grupos nacionales (grandes capitales e Iglesia Católica, en especial) decidieron cambiar de estrategia frente al desastre opositor.
Guerra de desgaste
Poco a poco, la guerra interna fue desgastando a los presidenciables y a las organizaciones que creyeron que la invitación a Washington de septiembre de 2019 había sido el dedazo definitivo y que los “escogidos” ya podían mostrar el sello de la “bendición”, como ocurría en la tradición política del siglo XX.
Violeta Granera fue uno de los rostros que rápidamente salió de juego en esta competencia y su perfil ha bajado tanto que no se sabe ahora mismo cuál será su destino. Otra cara con menos perfil pero que fue parte del primer grupo invitados es Azaleah Solís, quien parece haber sido lanzada a ostracismo cuando rompió, junto con Tunnermannn, Medina y otros, con la Alianza Cívica.
Las invitaciones a Washington se detuvieron antes de las elecciones del 3 de noviembre en los Estados Unidos. Pero, en esa fase pasó tanto, que hoy en día no se sabe quién representa a la oposición nicaragüense ante la comunidad internacional.
Aunque hay portavoces que siguen hablando con líderes de ese país a través de Zoom, lo cierto es no solo la pandemia ha enfriado las relaciones, sino que la crisis interna de la oposición.
El Norte esperará a una fórmula presidencial con respaldo para tener con quién hablar y negociar.
Candidatos de tapada
Los liderazgos que arrancaron de primero se agotaron en el camino. Es como si alguien maquiavélico hubiese enviado a un grupo adelante para agotarlos y luego sacar a los candidatos de tapada.
Tampoco hay duda de que la candidatura de Juan Sebastián Chamorro se hundió y perdió toda la ventaja competitiva que llegó a tener y que Maradiaga está “listo y servido” sobre todo, después de la serie de trabajos de Trinchera de la Noticia demostrando la corrupción y la actitud mentirosa y antiética de este presidenciable.
Quienes hasta inicios de 2020 se ufanaban de considerarse la “fórmula” no lo son más.
Dos recién llegados a la competencia y que no se agotaron en la carrera inicial ni de la carnicería interna son ahora los más sonados: Cristiana Chamorro y Arturo Cruz, mientras muchos esperan saber si la fórmula será así o al revés (Cruz-Chamorro).
Insisto en que las plataformas opositoras, obligadas a unirse, deben hacer un pacto escrito, normativo, para que la competencia actual no contemple premios de “consolación”. Los que pierdan la carrera presidencial no deben reclamar un puesto “ganador” en las listas de diputados ni compromisos para cargo alguno.
Por Hamlet
https://www.trincheraonline.com/2021/03/23/la-carrera-de-los-presidenciables/