Carlos “Yaku” Pérez es presentado, en los medios, como la “nueva cara de la izquierda” ecologista e indígena en Ecuador, una alternativa a la “vieja izquierda” que representan Andrés Aruz y el expresidente Rafael Correa. ¿De verdad? Repasemos.
“Yaku” Pérez, en 2017, pidió el voto para el neoliberal Guillermo Lasso: prefiero “un banquero a una dictadura” como la de Rafael Correa, afirmaba entonces.
En la campaña electoral de estas semanas, el derechista Lasso le correspondía diciendo que apoyaría a Pérez con tal de vencer “al correísmo”.
Curiosamente, el indígena “Yaku” Pérez no fue invitado a la investidura del presidente de Bolivia Luis Arce, a pesar de que este cuenta con el respaldo inequívoco de los movimientos indígenas de su país.
Lógico. Un año antes, Pérez se había unido al coro de la derecha sobre el supuesto “fraude” electoral de Evo Morales, apoyando de facto el golpe de estado que vino a continuación.
Igual que, años atrás, apoyó los golpes, intentos de golpe y estrategias de lawfare en Brasil -incluida la petición de cárcel para Lula y Dilma Rousseff-, en Argentina, en Nicaragua y en Venezuela.
Desde los centros de poder de Washington ven con desesperación la paulatina recomposición del cuadro progresista en los gobiernos de América Latina.
De ahí su apuesta paralela, si fuera necesario, a cartas nominalmente progresistas. Funcionales Caballos de Troya al servicio de sus intereses de dominación.