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Bangladés: Los resultados de un país controlado por la religión


Nasrin Jahan Taslima de Rajab Ali e Idul Ara, más conocida como Taslima Nasrin o Taslima, (n. en 1962), es una médica y escritora feminista atea bengalí, quien se describe a sí misma como humanista secular. 

Desde los años 90 vive oculta y perseguida por los fundamentalistas islámicos que pusieron precio a su cabeza por pedir la revisión del Corán para poder mejorar la situación de la mujer musulmana. [1]

La República Popular de Bangladés, país de origen de Taslima, está ubicado en el sur de Asia, casi rodeado por la India y limitando con Birmania. Tiene una población superior a los 151 millones de habitantes, con la mayor densidad de población en el mundo.

«La religión más difundida es el Islam (89,7 %) y una considerable minoría se adhiere al hinduismo (9,2 %). Cerca del 97 % de los musulmanes son sunitas, mientras que más del 3 % son chiitas. Los biharíes étnicos son predominantemente musulmanes chiitas. 

Otros grupos religiosos incluyen a los budistas (0,7 %, en su mayoría Theravadas), cristianos (0,3 %, principalmente católicos) y animistas (0,1 %)» [2]

Pero toda esa devoción religiosa en la práctica no es ningún obstáculo para que se cometan atrocidades contra las mujeres.

«En Bangladés existen inmensos prostíbulos que rodeados de altas murallas, funcionan como verdaderas prisiones de niñas y mujeres esclavas sexuales. 

En esos lugares cientos de niñas nacen y mueren sin haber conocido la libertad, niñas que fueron robadas de sus hogares, reclutadas bajo engaños en las calles o usadas como moneda de cambio para pagar deudas. 

Allí deberán pagar con servicios sexuales forzados deudas ficticias y sobredimensionadas para recuperar una libertad ilusoria que nunca será realidad para ellas, ya que una vez que son libres, no tienen espacio para insertarse en un mundo exterior que desprecia y estigmatiza, forzándolas a regresar a la misma forma de vida. 

En estos burdeles construidos por los británicos durante la dominación colonial existen miles de niñas que son obligadas a tomar esteroides y todo tipo de drogas para que parezcan mayores y sean dóciles ante la violencia sexual a la que son sometidas. 

En Dautladia, por ejemplo, el 90 % de las 2000 niñas esclavas sexuales han consumido esteroides, dañando sus hígados y riñones de forma brutal; muchas de ellas son adictas a la heroína. 

Este burdel construido por los británicos durante la dominación colonial, actualmente es propiedad de la familia de un político local que se beneficia del crecimiento de la economía de la zona." 

Otro conocido prostíbulo que explota niñas esclavas sexuales es el burdel amurallado de Kandapara, en Daca, el más antiguo del país. Allí las niñas raptadas ejercen primero la esclavitud sexual y luego la prostitución. 

Solo algunas niñas logran salir de este círculo degradante gracias a una ONG gestionada por BRAC (Comité para el Progreso Rural de Bangladés o Bangladés Rural Advancement Committee) que se instaló en las cercanías del lugar para dar educación gratuita a las hijas e hijos de las prostitutas.» [2]

[Godless Freeman]

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