Fabio Gadea Mantilla
Uno puede no estar de acuerdo con algo y argumentar los motivos por los cuales se está en contra, uno puede estar tan frontalmente contra algo que podemos asumir con pasión la discrepancia, pero lo que uno no puede hacer, por llevar a ultranza la contraria, es quedar en el ridículo, exponerse a la lástima sobre todo cuando por ser venerable, nonagenario y aparente actor político, se debe tener mucho cuidado porque las reacciones contra aquel que se deja vencer por la senilidad pueden regresar de una manera despiadada.
Siempre hay que tener cuidado con la propia imagen porque generalmente está hecha de cristal y cualquier cosa la puede quebrar, sobre todo cuando la vida pública representa tener, más que fama, responsabilidad, pero hay quienes pierden el piso donde están parados y de pronto se les olvida que los años pasan, que ya disté lo que tuviste que dar y que si en tiempos de lucidez no fuiste capaz de convencer entonces menos ahora que estas chochando y eso es lo que le está pasando a Fabio Gadea Mantilla que tiene un concepto de la democracia oportunistamente concebido.
De muy joven conocí a Fabio Gadea Mantilla cuando este visitaba mi casa en las tertulias periodísticas que armaba mi Tío Orión Elpidio Pastora con el que viví la mayor parte de mis años mozos y francamente jamás sospeché que a la vuelta de los años le conocería muy cercanamente, que sería parte del elenco que grababa Pancho Madrigal y que también trabajaría por once años en su emisora. De Fabio Gadea tengo muchas cosas que decir, unas en la coincidencia de objetivos comunes y otras en la discrepancia total.
Fabio Gadea Mantilla, no hay duda, es un hombre de radio con una gran imaginación para el cuento, el es padre de Pancho Madrigal, el personaje de los cuentos de camino, de las ceguas, de las lloronas y carretas naguas, que al final creo yo, lo sustrajeron de la realidad, lo sobre dimensionaron y lo terminaron insertando en un recorrido político oportunista, anti democrático y falto de valores como la lealtad y el agradecimiento para muchos que un día le acompañamos.
Me ocupo de Fabio Gadea Mantilla porque la semana pasada una entrevista suya con un microfonero de la televisión que lo expuso lastimosamente a fin de pretender una exclusiva le hizo decir, en uno de esos análisis, propios de una emisora en “El Galope”, que era una barbaridad la construidera de tantas carreteras en el país, porque la intensión detrás de ellas, por parte del Banco Mundial que las financiaba para el gobierno de Nicaragua, era asegurar la compra de más vehículos en el país.
Cuando escuché semejante desaguisado me vino a la mente la grabación que hacíamos de los cuentos de Pancho Madrigal en Radio Liberación en Miami o en Radio Corporación aquí en Managua, porque de acuerdo al guion o al morcilleo que algunos nos dábamos el lujo de hacer, para enriquecer el cuento, lo que tenía luz verde en el cuadro dramático, era la locura, el disparate, lo absurdo porque después de todo se trataba de hacer reír con situaciones que por ser contrastantes con la lógica y el sentido común eran y siguen siendo los elementos que llaman la atención para todo aquel que sigue escuchando los viejos programas que desde hace años no se renuevan.
Lo crudo de todo esto es que las locuras de Pancho Madrigal tomaron control de la mente de nonagenario de Fabio Gadea Mantilla porque poseído por las cartas de odio a Nicaragua que se transmiten en la emisora de la que es dueño, sus recientes declaraciones, lo evidenciaron como una persona tan senil que su propia familia debería sugerirle la opción monástica para sus últimos días, es decir la del claustro y el silencio, para que no siga luciendo tan falto de inteligencia.
Yo nunca vi en Fabio Gadea Mantilla al político que algunos sectores interesados en el alcance de Radio Corporación pintaron para promocionarse en una emisora que habla el lenguaje, no del pueblo, sino de quien puede pagar la tarifa que va de acuerdo al tamaño del cliente y que se paga al capricho de lo que cobran los dueños.
Así las cosas, para Fabio Gadea Mantilla, la democracia y el pluralismo es otro de sus cuentos de camino porque en la Q-20 de Ciudad Jardín solo se requiere de una sola cosa para tener micrófono, plata para pagar, porque hasta hace unos años atrás llegaron a existir en la 540 de Amplitud Modulada hasta tres programas que eran de corte abiertamente sandinista y para entonces el odio anti sandinista no existía porque de por medio estaba la cancelación mensual y oportuna de los espacios.
Lo que quiero decir con esto es que la promiscuidad política en la que ha vivido Fabio Gadea Mantilla es tal que ya debería imponerse el retiro a sus aposentos porque la tragedia del pueblo nicaragüense le representó a él un gran negocio y así en ARDE, en Costa Rica, en la Resistencia Nicaragüense en Miami, a las que sacó un verdadero exilio dorado, con las comodidades propias de un magnate;
Después en el PLC del que fue por tres periodos consecutivos Diputado del Parlamento Centroamericano, gracias al dedo de su consuegro Arnoldo Alemán, al que traicionó por agenciarse las pautas del ingrato de Enrique Bolaños;
Mas tarde candidato por cansancio del PLI a la presidencia que le valió una diputación por haber obtenido el segundo lugar y la que no ejerció con el cuento de la dignidad, pero por la que nunca dejó de recibir porque convino con Eduardo Montealegre que le pagarían de los fondos de la bancada del PLI, cupones de gasolina incluidos, lo que se negó a recibir oficialmente desde la asamblea nacional, con el cuento de responder dignamente a un fraude que siempre fue otro cuento de Pancho Madrigal.
Para Fabio Gadea Mantilla la democracia, la lealtad, el interés por el pueblo y los valores éticos y morales, que demanda el ejercicio político, es historia solo a la altura de sus propios cuentos de camino.
Los de él son literalmente cuentos de la cripta y esto no es de la boca al labio sino que son tan sucios como que una vez, quien en vida llegó a ser mi mejor amigo, Carlos Emilio Gadea Pantoja, q.e.p.d, a quien cariñosamente llamábamos Milo, siendo su hijo lo censuró y lo corrió de la emisora porque se había convertido en crítico frontal de Enrique Bolaños y fue tal la desilusión de Milo, que dejó enmarcada para la posteridad aquella carta infame que Fabio le mandó por pensar distinto al sumo pontífice de la llamada nueva era que fue una era de apagones, remangadas de mangas, privatizaciones y el empobrecimiento de todo un pueblo por el cual nunca dio la cara Radio Corporación.
De Fabio Gadea Mantilla hay mucho por decir y lo que acabo de expresar es apenas una pincelada de lo realmente ingrato que es.
Mi interés es solo ubicar en el contexto de las cosas que se conocen y escuchan las vivencias y experiencias personales con gentes que nos quieren ver tara de tontos o que por creerse sin pasado y sin pecados se les ocurre que pueden decir cualquier cosa para afectar el optimismo de quienes creemos que Nicaragua merece un futuro de prosperidad.
¿Creo que Fabio Gadea Mantilla debería pensar hasta 20 veces lo que va a decir porque de pronto, así como dijo que las carreteras son un negocio para que las agencias de vehículos vendan más automotrices, así le preguntaría si la carretera que su consuegro el expresidente Arnoldo Alemán le mandó a construir hasta los corredores interiores de su finca “El Galope” en carretera Masaya aplica para esa misma visión?
Después de semejante disloque senil del nonagenario empresario radial, no me extrañaría que un día de estos como lloviendo sobre mojado, nos salga con la sesuda deducción que las escuelas son para los estudiantes, que las librerías para vender libros, que los parques es para que los niños compren chimbombas, que los hospitales son para que hayan enfermos, que los incendios son el negocio de los bomberos, que los aviones son para andar en el aire, que el agua es mojada, que la luz ilumina o cualquier otra expresión cacofónica y por supuesto innecesaria que deforma la hermosura del castellano, lo que por supuesto es un pecado mortal para aquel que hizo de su vida un cuento de camino.
Por: Moisés Absalón Pastora.