La señora Consuelo Porras, Fiscal General de la Republica de Guatemala, montó el 14 de diciembre una conferencia de prensa para deslindarse por cuenta propia de responsabilidades sobre el nombramiento sospechoso de la señora Karin Orellana, o sea, una mujer vinculada al narcotráfico mayor porque su pareja sentimental es pillo requerido por la Justicia de los Estados Unidos.
Flaco favor le hace al jefe de la FECI, el honorable jurista Juan Francisco Sandoval, su jefa, la Fiscal General de la República, Consuelo Porras, de permitir la investigación de su mejor fiscal cuyo reconocimiento a su profesionalidad gana prestigio a nivel nacional e internacional, para que a través de la investigación se puedan desestimar las denuncias en su contra o en caso contrario presentarlas ante un juez. Iba, claro, a ocurrir lo último, pues era la crónica de una muerte anunciada.
Del señor Sandoval nadie deja de reconocer su buena labor al frente de la Fiscalía Especial contra la Impunidad, la instancia sobreviviente de la CICIG. Ha sobrevivido el jefe de la FECI en ese pandemónium de corrupción y aviesos propósitos en que se ha transformado la Fiscalía General de la República. ¿Quién o quiénes ordenan en esa institución de manera real, porque en lo formal, es la señora Consuelo Porras?
Resulta sumamente curioso que la señora fiscal general afirme que la señora Karin Orellana fue muy bien evaluada en lo relacionado con la probidad, o sea en la honradez, honestidad, integridad y rectitud de comportamiento. ¿Luego de trabajar con el ex Ministro de Comunicaciones, José Benito, actualmente prófugo por el robo de 122 millones de quetzales y tener la señora Orellana asignado un salario de 53 mil mensuales para asesorarlo en mañas? ¿Y vinculada por igual con la corrupta Municipalidad de Guatemala cuyos malos manejos del Fideicomiso de Planificación Urbana no es un secreto para nadie?
Sin embargo, la señora fiscal general luego de revelado el escandaloso entuerto de ser la pareja sentimental de un narcotraficante requerido por la justicia de los Estados Unidos sale con que (…) no es la primera vez que se ha querido desprestigiar al Ministerio Público y sus autoridades.
Nadie dice otra cosa más que lo evidente o hubiera querido la señora fiscal general que la prensa se lo callara. Invocó, de paso, sus 40 años de trayectoria judicial, su profesionalismo, según ella; que no obsta, por iniciativa de la Fundación contra el Terrorismo, enderezar una investigación a su más cercano y capaz colaborador, el fiscal Juan Francisco Sandoval.
La señora Consuelo Porras montó el 14 de diciembre una conferencia de prensa para deslindarse por cuenta propia de responsabilidades sobre el nombramiento sospechoso de la señora Karin Orellana, o sea, una mujer vinculada al narcotráfico mayor porque su pareja sentimental es pillo requerido por la Justicia de los Estados Unidos.
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, dice un conocido refrán popular. Y la señora que pretendía investigar un hombre correcto anda con malísimas amistades cotidianas y de alcoba.
La posición de la fiscal general es insostenible pues también afirmó que la pretendida fiscal aprobó la evaluación de probidad con un 96% y un 99% de confiabilidad. ¡Genial por la evaluada!
Casi una mujer perfecta, según opinión de la fiscal general y del equipo de Asuntos Internos que pese a venir investigando y configurando un perfil sobre la susodicha desde el uno de septiembre, no pudieron detectar nada. ¡Bola de incompetentes o mañosos! Una de dos.
Y como la señora de nada se hace cargo, dijo para limpiarse las manos y trasladar a otros las fallas, lo siguiente: (…) YO NO PUEDO ADIVINAR QUÉ PERSONA ESTÁ REALMENTE INVOLUCRADA O NO INVOLUCRADA. O sea que termina hablando de magia y asuntos paranormales. ¡Qué chingadera de verdad!
Publicado por La Cuna del Sol