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Israel, una sociedad de ladrones


El mito fundacional de la entidad israelí pretende ocultar que ella nació sobre bases cimentadas en el robo, el saqueo, la ocupación y el crimen de los bienes, tierras y la vida de miles de palestinos. Una política que demuestra la existencia de una sociedad de delincuentes.

Un sionismo que bajo el denominado Plan Dalet (1), concebido antes de la proclamación de la entidad israelí el año 1948, tuvo como objetivo el saqueo, el asesinato y el invisibilizar al pueblo palestino. Ello, como ejes centrales de su accionar. Incluyendo, especialmente, la expulsión de 800 mil palestinos de la Palestina histórica, en un proceso denominado Al Nakba (catástrofe). Miles de familias que remontaban su residencia violada por el sionismo en decenas de generaciones. Una limpieza étnica que ha sido denunciada por 72 años y que se consigna como responsables a lo que hay que llamar por su nombre: “sionistas ladrones”.

La acusación expresada no es trivial, tiene su comprobación, a lo largo de estas siete décadas, a través del dominio colonizador y como ocupantes de tierras palestinas a manos de extranjeros (principalmente europeos) de creencia judía y que em el plano académico tiene su correlato, con la investigación llevada cabo por el historiador israelí Adam Raz, influenciado por la corriente de los llamados “nuevos historiadores”, quien ha vuelto a sacar a la luz lo que es una evidencia indesmentible: Israel nace sobre los huesos y la sangre del pueblo palestino y sobre el robo y la usurpación de sus bienes y territorio. 

Afirmación que no podrá ser usada por los cínicos defensores del sionismo para señalar que se trata de infundios o palabras antisemitas o antijudías.

 ¿Por qué? Pues porque esta aseveración de criminales y ladrones fue dada a conocer por el padre de la entidad israelí y su primer ministro sionista entre los años 1948 a 1954: el polaco David Ben Gurion, quien definió a lo que constituye su comunidad como una sociedad “conformada por una mayoría de ladrones”.

Las ideas supremacistas y racistas de Ben-Gurion tienen miles de páginas (2) donde comprobarlas. Como aquellas presentes en las actas de las reuniones celebradas por Mapai (partido gobernante israelí en los primeros de años de su nacimiento) que se almacenan en el Archivo del Partido Laborista en Beit Berl, en las afueras de Kfar Sava. Actas que atestiguan el enfoque racista de Ben-Gurion y que se impuso sobre otros enfoques más integrativos. 

El primer ministro David Ben-Gurion y sus asociados, entre ellos Moshe Dayan (jefe de personal de las Fuerzas de Defensa de Israel entre los años 1953-1958, y Shimon Peres -en ese momento un alto funcionario del Ministerio de Defensa – instaron a una política de segregación y mano dura, al considerar que una población palestina con plenos derechos, en los territorios ocupados partir del año 1948, constituía una amenaza comunitaria para la seguridad nacional.

Lo sostenido por Adam Raz en su libro “El saqueo de la propiedad árabe en la guerra de independencia” señala que: “Ese despojo se extendió como un incendio forestal e involucró el contenido de decenas de miles de hogares, tiendas y fábricas, de equipos mecánicos, productos agrícolas, ganado. También pianos, libros, ropa, joyas, muebles, electrodomésticos, motores y coches”. Adam Raz investigó los robos de bienes muebles, joyas, dinero… 

Artículos que podían ser metidos en las bolsas y mochilas militares o cargados en vehículos en forma más simple, que apoderarse de inmediato de las tierras y palestinas. Se constata la acción del ratero común, el sionista que hasta ayer compartía su entorno con vecinos palestinos y que con la conducta propia del delincuente vulgar arrasó con los hogares palestinos expulsando a hombres y mujeres. Aquel que como un animal carroñero arrasó con todo lo de valor existente. Posteriormente soldados y agentes demolieron viviendas, cambiaron los nombres palestinos por nombres hebreos tratando de ocultar toda referencia a los crímenes cometidos.

El concepto ladrón (del latín latro, latronis) da cuenta de la calificación dada a quien roba, saquea o se apropia de bienes que no son suyos. Se usaba con referencia en la Roma imperial para referirse a aquellos soldados que realizaban labores de escolta de los altos cargos del imperio o se les había encomendado custodiar alguna mercancía de valor y se apropiaban de ella convirtiéndose además en mercenarios.

 Definición que viene como anillo al dedo para aquellos grupos paramilitares sionistas, como también civiles judíos, que bajo el amparo político de sus dirigentes y con ello sus aliados occidentales, saquearon las propiedades del pueblo palestino.

Acciones que catalizaron la mencionada Al Nakba (la catástrofe) y con ello a 72 años de expolio, usurpación, colonización y ocupación del territorio palestino. Y plenamente vigente hoy, en este año 2020, cuando las bandas del ejército ocupante roban, saquean, destruyen las tierras palestinas, demuelen sus casas, asesinan y se comportan como una manada de forajidos cumpliendo órdenes de sus dirigentes políticos, religiosos y militares.

 Han sido 72 años donde los primeros ladrones han sido reemplazados por delincuentes, que poseen el mismo grado de fanatismo y sentido criminal.

En este marco, poco campo de acción le queda a la Hasbara (3) sionista y a aquellos que suelen victimizarse frente a las críticas de los crímenes de este régimen israelí pues ello implica, en primer lugar, señalar con el dedo al propio David Ben-Gurión de ser antisemita, antijudío o un judío que odia a los judíos cuando las críticas provienen desde el seno de este grupo humano supremacista y racista. 

Si Ben-Gurion denomina rateros a sus iguales, es porque se hace evidente, que desde el inicio de la conformación del régimen israelí, sus movimientos terroristas como la Haganah, Irgún, la Banda Stern fueron parte de un colectivo de delincuentes, que en base al saqueo en masa de las propiedades palestinas, conformaron las bases de la entidad sionista fundada el año 1948.

En un artículo publicado en el diario Haaretz, por el periodista Ofer Aderet, titulado “Jewish Soldiers and Civilians Looted Arab Neighbors’ Property en Masse in ’48. The Authorities Turned a Blind Eye”, se da a conocer la fuente por la cual se señala la afirmación del ex primer ministro David Ben-Gurion respecto a calificar a sus paisanos como ladrones. 

El 24 de julio de 1948, dos meses después de la creación de Israel, David Ben-Gurion, Primer Ministro del gobierno provisional, expresó algunas críticas extremas sobre su pueblo: «Resulta que la mayoría de los judíos son ladrones… digo esto de forma deliberada y simple, porque desafortunadamente es verdad». 

Sus comentarios aparecen en blanco y negro en el acta de una reunión del Comité Central de Mapai, el precursor del Partido Laborista, guardada en los Archivos del Partido Laborista. Protocolo descubierto por el historiador Adam Raz durante la investigación que llevó a cabo para su nuevo libro que, como su título sugiere, aborda un tema cargado, sensible y volátil: El saqueo de la propiedad palestina.

Ofer Aderet consigna que, “Después de la conquista de Haifa, Ben-Gurion escribió en su diario sobre un «robo total y completo» en el barrio de Wadi Nisnas, perpetrado por el Irgun, la milicia preestatal liderada por Menachem Begin, y las fuerzas de la Haganá. “Hubo casos en los que la gente de la Haganah, incluidos los comandantes, encontraron en Mith objetos robados», escribió.

 Unos días después, en una reunión del ejecutivo de la Agencia Judía, Golda Meir señaló que “en el primer o segundo día (después de la conquista de la ciudad), la situación en el área de las conquistas era sombría. En el sector tomado por el Irgun, especialmente, no quedaba ni un hilo en (cualquier) casa”.

El General Moshe Dayan, ex comandante en jefe del ejército de ocupación sionista y ministro de defensa del régimen colonizador, acude con sus palabras para fortalecer aún más esta idea del carácter delincuencial de los sionistas al sostener respecto a la fundación de la entidad israelí: “Esto hay que decirlo con crudeza: el Estado de Israel ha sido establecido a expensas de los árabes, y en su tierra. Nosotros no llegamos a un sitio vacío. Hemos establecido judíos en lugares donde había árabes. Estamos convirtiendo tierra árabe en tierra judía”. 

Lo dice Dayan, héroe para una sociedad violenta como la israelí, no un tipo que esté cuestionado en su lealtad al sionismo.

El escritor Samuel Farber en su trabajo “Un Estado sionista a cualquier precio”, afirma que la fundación de la entidad israelí está vinculada con David Ben-Gurion que “al examinar su vida, vemos cómo la creación de Israel estuvo condenada desde sus inicios a crear una entidad opresora. 

Un Ben-Gurion que jamás pensó, en modo alguno, en aceptar la partición de Palestina, ya que su objetivo siempre fue la creación de ese mito nefasto del Gran Israel, cuestión que se lee en las críticas que el viejo líder sionista expresó a los judíos alemanes respecto a crear dos estados en tierras palestinas. “Ben-Gurion concentró su vitriólica crítica en los judíos alemanes liberales que apoyaban el binacionalismo, como Martin Buber, a quien atacó cuestionando su lealtad al judaísmo y acusándole de tener la psicología de un sirviente. 

Al calificar de traidor al binacionalismo, Ben-Gurion advirtió a sus defensores que alcanzar un acuerdo con los árabes sería lo mismo que situarse del lado de Hitler “.

A confesión de parte relevo de pruebas, axioma jurídico que significa que quien confiesa algo libera a la contraparte de tener que probarlo, es el que nos entrega Ben-Gurion, tanto en reconocer la esencia ratera de su sociedad, como las mentiras crónicas respecto al tema del territorio palestino. 

Todo ello nos confirma que nos encontramos ante una ideología y su expresión política, definida como racista y asimilable al apartheid sudafricano (4). Adam Raz es apoyado también, en las conclusiones de su trabajo, por las opiniones del escritor y periodista israelí Gideon Levy del diario Haaretz, quien señala en un artículo de opinión en el citado diario, “Even Ben-Gurion Thought ‘Most Jews Are Thieves”, que la idea respecto a que la mayoría de los judíos son ladrones no fueron pronunciadas por un líder antisemita, un odiador de judíos o un neonazi, sino por el fundador del Estado de Israel, dos meses después de su fundación”.

Levy reafirma las ideas de Raz, Farbet y Aderet señalando que ante los hechos delictuales de los paramilitares y civiles judíos, los dirigentes sionistas, incluyendo al propio Ben Gurion “hicieron la vista gorda y así alentaron el saqueo, a pesar de todas las denuncias y pretensiones de juicios ridículos…incluso antes de que Israel lograra destruir la mayoría de las casas y borrar de la faz de la tierra más de 400 pueblos, vino este saqueo masivo para vaciarlos, para que los refugiados no tuvieran ninguna razón para regresar. el saqueo no sólo refleja la debilidad humana momentánea, sino que está destinado a servir a un claro objetivo estratégico – purificar el país de sus habitantes –- Las palabras pesan”.

Han pasado 72 años desde que se fundó en forma artificial una entidad llamada Israel en complicidad con las potencias surgidas del fin de la Segunda Guerra Mundial acicateadas por una crisis de conciencia y el deseo de controlar las riquezas energéticas de esa zona del mundo, que hasta el día de hoy constituyen un aliciente de dominio. 

Siete décadas que han significado dolor y sufrimiento para el pueblo palestino. Setenta y dos años que han consolidado a un régimen que sustenta su existencia en base al robo, el saqueo y el crimen. 

Nada ha variado en torno a los ejes fundantes del régimen sionista: sangre y robo, conformando esta sociedad de ladrones, como el propio Ben Gurion los definió y que exhibe hoy cifras que deberían significar su castigo internacional y, sin embargo…nada.

Cifras que conmueven: 650 mil colonos sionistas ocupantes de Cisjordania. Ocupación de Al Quds Este. Bloqueo de la Franja de Gaza. 7 mil presos palestinos, entre ellos 300 menores de 16 años. 5 millones de refugiados impedidos de volver a sus hogares. Destrucción de 166 mil viviendas. Construcción de un muro de apartheid en Cisjordania de 720 kilómetros de largo. Negación del derecho al agua de la población palestina. Ocupación del 75% del territorio palestino. 

Construcción de carreteras exclusivas para los colonos sionistas en Cisjordania y un proceso cuyo objetivo es exterminar a la población palestina apoyado en ello, en estos días, por el apoyo y la llamada “normalización” entre el nacionalsionismo y monarquías árabes corruptas como Emiratos Árabes Unidos y Bahréin.

No puedo más que reiterar lo que sostuve en un artículo que titulé “Israel: el mundo al revés de una sociedad enferma” a lo cual agrego: una sociedad contaminada por el crimen, el robo y la perversión. 

En una especie de cuento surrealista, difícil de creer – para aquellos que aún consideran que las leyes son de obligatorio cumplimiento para todos – la política sionista nos aterriza ante la cruda realidad, respecto a que la impunidad de sus crímenes contra el pueblo palestino, son pan de cada día. No se vislumbra castigo alguno por esa violación permanente del derecho internacional. 

Y seguirá siendo así, mientras no seamos capaces de lograr la total eliminación de una ideología perversa y violatoria de los Derechos Humanos con su política colonialista y criminal. La versión en Oriente Medio del apartheid sudafricano. Una realidad brutal, para aquellos que la padecen a costa de muerte y destrucción; conceptos que suelen ir aparejados cuando se trata de la implementación de la solución final en versión sionista contra Palestina.

Notas

Tras ser votada la resolución N.º 181 de diciembre del año 1947 (recomendación de la partición de Palestina) la Haganá – organización terrorista de colonos judíos – comenzó a implementar el denominado Plan Dalet, con el objetivo de generar las condiciones, que permitieran la conquista del territorio palestino. La consigna que movía a esta organización paramilitar fue “ninguna colonia judía situada fuera de los límites del estado Sionista, definido por la Resolución N° 181 sería abandonada o evacuada y la Haganá hará todo lo que esté a su alcance para hostigar, atacar y destruir a toda aldea y pueblo palestino que se resista a abandonar el territorio” Tras la proclamación de la entidad criminal, en mayo del año 1948 y con ello el inicio de la Nakba, todas las aldeas palestinas entre Tel Aviv y Al Quds, incluyendo los barrios palestinos de Jerusalén tenían que ser conquistados según este Plan. El proyecto sionista de ocupación jamás consideró que la posibilidad de una Estado palestino.

Adam Raz en su artículo de Haaretz https://www.haaretz.com/israel-news/.premium.MAGAZINE-what-israel-s-first-ruling-party-thought-about-palestinian-citizens-1.5730395 da a conocer que las discusiones en el MAPAI fueron tensas entre el sector supremacista y racista y aquellos que querían tender ciertos puentes de acercamiento con los palestinos que quedaron en los territorios ocupados por la naciente entidad sionista “ Una propuesta surgida con frecuencia en las discusiones fue la de una transferencia – expulsar a aquellos palestinos que habían quedado del primer proceso iniciado con Al Nakba. En la opinión de Sharett, el destino de las relaciones entre los dos pueblos dependía abrumadoramente de los judíos. ¿Seguiremos avivando las llamas? Sharett preguntó, ¿o tratar de apagarlos? 

Por razones políticas, los segregacionistas tendían a ignorar la diferencia entre los palestinos que vivían en Israel y los que se quedaron al otro lado de la frontera después de la guerra, muchos de los cuales intentaron infiltrarse y regresar a sus hogares. Sharett adoptó el punto de vista opuesto: debe hacerse una distinción entre la acción enérgica contra la infiltración y la discriminación contra los palestinos dentro de Israel.

Figuras importantes como Sharett y Lavon, quien fue ministro de Defensa en 1954-55, vieron positivamente un mayor éxodo de los palestinos, pero solo por medios pacíficos. Sharett se opuso con vehemencia a la posición adoptada por Dayan, que no sólo quería provocar una situación en la que hubiera menos palestinos en Israel, sino que buscaba lograrlo mediante la expulsión activa. 

Dayan, en ese entonces jefe del Comando Sur, participó en las reuniones políticas de Mapais y ayudó a establecer la política pública. Fue uno de los líderes de la postura agresiva contra los palestinos y se opuso a la idea de otorgarles certificados de ciudadanía permanente, se opuso a compensar a los desposeídos de sus tierras y, de hecho, se opuso a toda acción constructiva que pudiera contribuir a la construcción de puentes entre los pueblos.

Hasbará: Esclarecimiento, Explicación. Término utilizado por la entidad sionista y organismos afines, para limpiar la imagen de Israel en el mundo y fomentar su imagen de país avanzado, tolerante “la mayor democracia de Oriente medio” La hasbará dispone de infraestructura propia en el gobierno de Israel, con sede en la oficina del Primer Ministro y unidades en los ministerios de Defensa, Asuntos Exteriores, Turismo y la Agencia Judía Para Israel. 

La resolución 3379 de la Asamblea General de la ONU, aprobada el 10 de noviembre de 1975 por 72 votos a favor, 35 en contra y 32 abstenciones, equiparó al sionismo con el racismo en general y con el apartheid sudafricano en particular, y llamó a su eliminación, entendiéndola como una forma de discriminación racial. https://undocs.org/pdf?symbol=es/A/RES/3379(XXX)

Cedido para www.segundopaso.es

https://rebelion.org/israel-una-sociedad-de-ladrones/

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