Luego de un año en el exilio y tres días de viaje en los cuales recorrió la mitad de Bolivia, Morales arribó a su destino final, Chimoré, en el Trópico de Cochabamba, donde se inició como dirigente campesino hace más de 30 años y donde fijará su vivienda para seguir su trabajo político.
El expresidente boliviano Evo Morales (2006-2019) llegó a Chimoré, en el Trópico de Cochabamba, donde fijó su nueva residencia. Luego de tres días en los cuales recorrió la mitad del país, cumplió su compromiso de volver a Bolivia para vivir con sus bases campesinas cocaleras, las cuales siempre se mantuvieron leales a su líder.
Morales, quien por momentos habla como si aún fuera presidente, expresó su interés en continuar con la industrialización del litio. Según el líder aymara, las ingentes reservas de este metal en el salar de Uyuni desencadenaron el golpe de Estado en su contra, el 10 de noviembre de 2019.
Morales se inició a fines de los 80 como dirigente campesino en esta región de Bolivia, donde crece café, naranja, plátano, ananá, además de la hoja de coca, cuyo mascado tradicional está muy extendido entre toda la población. También es el insumo fundamental para preparar cocaína.
Con el pasar de los años, fue designado presidente de las Seis Federaciones Campesinas del Trópico, la organización social más fuerte del país. Cuando asumió la presidencia de Bolivia, en 2006, a Morales se le permitió continuar como máxima autoridad de esta organización.
Estuvo de licencia durante sus mandatos presidenciales desarrollados hasta 2019, cuando el golpe le obligó a partir al exilio. Es de esperar que, de nuevo en su tierra, vuelva a ejercer como secretario ejecutivo de las organizaciones campesinas cocaleras.
El retorno de Evo
Morales regresó a Bolivia el 9 de noviembre pasado, proveniente de Argentina, donde pasó la mayor parte de sus 12 meses en calidad de refugiado. Según el cronograma elaborado por su Comité de Bienvenida, el expresidente tenía que pasar la noche del 10 de noviembre en la ciudad de Oruro. Pero de improviso determinaron continuar viaje durante toda la noche hasta llegar a Chimoré en la madrugada del día 11.
A esa hora, el aeropuerto de Chimoré ya estaba repleto de pobladores y gente venida de todo el país, quienes esperaban ávidos y alegres la llegada de Morales.
El aeropuerto era el escenario de reencuentro obligado entre el expresidente y sus aliados campesinos, quienes lo protegieron durante sus últimas horas en el país, antes de que viniera un avión de México para llevarlo donde gobierna Andrés Manuel López Obrador.
Luego de una semana, decidió instalarse en Argentina, desde donde digitó la campaña electoral que llevó a la presidencia otra vez al Movimiento Al Socialismo (MAS), en la figura de su antiguo ministro de Economía, Luis Arce Catacora.
"Por aquí Evo se ha ido y por aquí tenía que volver", dijo emocionada a Sputnik Marta Rosales, vecina de Shinahota, una de las poblaciones del Trópico. "Ahora estamos tranquilos, porque va a estar con nosotros para que lo cuidemos. También él va a seguir cuidando de nosotros", expresó la mujer campesina.
El aeropuerto de Chimoré, un año después
Pasado el mediodía, Morales tomó la palabra ante una enorme multitud difícil de evaluar, pero que estaba en las decenas de miles.
"Sabíamos que no estaba solo. ¿Recuerdan ustedes, cuando el año pasado fui obligado a abandonar el país por muchas razones, que dijimos que 'volveremos y seremos millones'? Ahora somos millones. Aquí hay un millón de gente concentrada", dijo Morales con el pelo cubierto de confeti y con un enorme collar de flores y hojas de coca colgado de su cuello, remanentes de la bienvenida de sus bases.
"Ahora tenemos la responsabilidad de devolver la dignidad y la soberanía al pueblo boliviano", aseguró el expresidente, en referencia a la victoria electoral por el 55,1% de votos, que llevó a Luis Arce a comandar la Casa Grande del Pueblo.
"Esta es una lucha ideológica, es una lucha cultural. Algunos grupos, especialmente del Imperio, no aceptan que los llamados 'indios' podemos cambiar Bolivia. Pero ya hemos cambiado Bolivia en 14 años de gestión pública. Durante seis años fuimos primeros en crecimiento económico en Sudamérica", sostuvo Morales.
"En 2005, Bolivia era el último país [en desarrollo económico] de Sudamérica, el penúltimo de toda América —recordó el expresidente—. Después de que han crecido nuestras reservas internacionales, cinco países nos han pedido que les prestemos plata. Es un orgullo de quienes hemos impulsado este instrumento político", que es el MAS.
"Nuestras políticas provienen del pueblo, no del Imperio. Esa es una profunda diferencia", comparó.
"Durante los 20 años neoliberales (1986-2006) la renta petrolera fue de 3.000 millones de dólares. En nuestros 13 años de Gobierno, la renta petrolera fue de 38.000 millones", evocó el expresidente. "Las transnacionales no nos perdonan haber nacionalizado nuestros recursos naturales", agregó.
"Por eso digo que el golpe de 2019 fue contra nuestro modelo económico, fue un golpe al litio", comentó Morales. Según un estudio de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) en el salar de Uyuni, en Potosí, hay una reserva geológica de 21 millones de toneladas métricas de litio.
Morales leyó tramos de una publicación del 21 de diciembre de 2019. "El senador republicano Richard Black dijo que el Gobierno de Donald Trump promovió el golpe de Estado por su interés en los depósitos de litio", utilizados para fabricar baterías de autos eléctricos y algunos componentes de celulares, por ejemplo.
Y leyó otra noticia: "El 24 de junio de este año, el dueño de los carros eléctricos Tesla, Elon Musk, confesó haber participado en el golpe. En una conversación en Twitter, dijo que el golpe tenía el objetivo de apropiarse del litio", comentó Morales.
Otro internauta le cuestionó a Musk que con tanta liviandad anunciara haber participado del quiebre del orden constitucional en Bolivia. La respuesta del magnate fue aún más esclarecedora: "Nosotros vamos a realizar golpes donde queramos. Lidien con eso".
"Atrevido, prepotente y hace un golpe para obtener el litio", lo describió Morales. Cuando estaba llegando al final de su discurso, una lluvia torrencial se desató sobre el Trópico. Consideró que el aguacero era "un buen augurio".
Y sostuvo: "Estamos convencidos de que nuestra lucha no es por un cargo. Nuestra lucha es por un proyecto político de liberación, por el control de nuestros recursos naturales. Debemos defender el programa del pueblo, que es la nacionalización".
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