Leana Astorga
CUANDO ERES UNA PERIODISTA MEDIOCRE, SIN HISTORIA PROPIA, QUERIENDO CAMBIARLA PARA QUEDAR BIEN
La ignorancia es atrevida
La ignorancia tiene tres condiciones fatales que la bestializan y son no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe y saber lo que no se debiera saber y quienes deberíamos estar obligados a mantener memorizados esos pasos que te conducen a ver el rostro de la ignorancia, “face to face”, cara a cara, somos los periodistas.
En nuestro mundo, los periodistas, estamos bajo la lupa implacable de quienes todos los días talonean nuestros errores y andan detrás de lo que hacemos, porque nosotros también andamos detrás de todo el mundo, husmeando e indagando para supuestamente informar y aunque tratamos de hacerlo profesionalmente, muchos pagamos por quienes, por el solo hecho de tener una cara bonita, cree que puede hacer y decir lo que quiera sin exponerse al juicio público.
Ser un rostro atractivo, ser popular, no tiene nada que ver con el obligado conocimiento de la historia general porque tampoco se trata de que tengas toda una biblioteca memorizada en la cabeza.
Uno puede tener información amplia, aunque no necesariamente precisa del mundo que habitamos porque después de todo es nuestro planeta, sin embargo, cuando de la historia de tu país se trata lo menos que uno puede esperar, sobre todo si eres periodista, es un nivel de conocimiento, a lo mejor mínimo, pero obligatoriamente preciso.
Manifiesto lo anterior porque el primero de agosto pasado el Instituto Interamericano por la Democracia y la Asociación de Comunicadores Nicaragüenses en Estados Unidos, organizaron un foro llamado “Dictadura Criminal en Nicaragua” al que asistieron una veintena de personas de avanzada edad donde sirvientes nacionales del imperio llegaron a decir barbaridades de nuestro país y entre esas barbaridades novedades históricas que no sabíamos los nicaragüenses y que nos llevan a concluir, por lo expresado la reportera de Telemundo Leana Astorga, de nacionalidad nicaragüense, aunque piense más como norteamericana, que andábamos enredados en temas fundamentales de la guerra nacional contra el filibustero invasor que resultó ser español y no gringo y además con la cuna de Sandino que resultó ser Monimbó y no Niquinohomo.
La guapa reportera de Telemundo, egresada de la facultad de periodismo de la UCA, cometió un crimen de lesa humanidad contra la historia de Nicaragua, pero lo peor es que gente que había viajado de aquí a participar en el evento, aplaudió la nueva versión de la historia que nos narró aquella muchacha que en algún momento publicó una fotografía con el obispo Silvio Báez dándole la bendición por decir pestes sobre su país, pues al fin y al cabo, son dos pensamientos coincidentes con lo que en su momento fue un golpe bien orquestado por poderosos medios de comunicación de ascendencia latina en Estados Unidos.
Debemos tener cuidado los periodistas porque en nuestras manos tenemos una gran responsabilidad, no solo la de informar, sino la de acercarnos lo más posible a la verdad para ser sujetos de credibilidad y el mayor celo que debemos tener es con nuestra historia porque cuando la falseamos desde el ejercicio del periodismo y peor aún desde un pódium de debate nos descalificamos profesionalmente.
Por estos tiempos algunas figuras visibles del periodismo pueden ser invitadas como expositores de lo que pasa en nuestro país y es cuando más cuidado se debe tener porque solo me pongo a pensar en esta muchacha que ha caído, como resultado de su desliz, a exponerse porque uno ahora ve los memes en las redes sociales donde la acribillan y la ridiculizan.
Si alguna lección sobre este tema debemos aprender es no hablar, decir o comentar sobre algo que no sabemos. Se pueden inventar cosas, diseñar, idear o producir algo que antes no existía. Se pueden crear historias imaginarias o ficticias como las novelas, los guiones para las pantallas del séptimo arte, pero no la historia de un país, de tu país.
No puedes venir a despedazarla desde un pódium porque te obnubilaron las banderas que te escoltaban, sobre todo cuando la más visible era la norteamericana y sentirte bien y apoyada por lo que decías porque otros ignorantes de nuestra historia te aplaudieron por semejante barbaridad como esa de que somos un pueblo arrecho y que por tal de una pedrada Andrés Castro se bajó al colonizador español y que el General Sandino había nacido en Monimbó.
Uno debe tener la suficiente humildad para reconocer sus propias limitaciones. Si soy plenamente ignorante de un tema y no sé nada de él, pero deseo escribir o hablar sobre el particular, voy e investigo. Están los mataburros físicos y están los cibernéticos donde ni tu propia vida es ajena. Hoy podemos hablar y escribir sobre cualquier cosa porque nos podemos documentar y en consecuencia no hay nada que justifique una barbaridad como la que hoy nos ocupa.
El periodismo es una profesión noble que no debe ser manoseado por la ignorancia.
Esta profesión u oficio supone estar flanqueada por todos sus lados de un conocimiento general que dignifique a quien lo ejerce porque así como nosotros fiscalizamos así hay miles de ojos y oídos que están sobre nosotros y cuando uno solo de nuestros colegas falla, por lo menos en la magnitud que lo hizo la reportera de Telemundo, el juicio de nuestros críticos nos condena y nos manda de regreso a kínder.
Moisés Absalón Pastora