La resistencia interna y denuncias internacionales de violaciones de derechos humanos acechaban al Gobierno de transición de Bolivia a principios de diciembre de 2019, cuando arrancó una campaña internacional de lavado de imagen de la presidenta Jeanine Áñez.
Menos de dos meses después, hacia fines de enero de 2020, la gobernante autoproclamada tras el derrocamiento de Evo Morales (2066-2019) anunció que ya no se dedicaría solo a dirigir el proceso electoral, sino que además había decidido ser también candidata presidencial.
La operación de lavado quedó al descubierto esta semana cuando el gigante de las redes sociales, Facebook, anunció que había desmantelado una extensa red de desinformación que incluía millares de cuentas digitales vinculadas a la firma estadounidense CLS Strategies, dedicadas entre otras cosas a diseminar información falsa en favor del Gobierno de Áñez.
El nombre de CLS Strategies ya había sido mencionado a mediados de agosto por un medio digital boliviano (bolnews.com), que reveló que esa firma fue contratada el 5 de diciembre de 2019, tres semanas después del cambio de gobierno, "para lavar la imagen" de la nueva administración con un costo diario de 1.000 dólares durante 90 días.
Cabildeo
Con inusual celeridad, el Gobierno transitorio admitió el pasado miércoles 2 de septiembre que había contratado a CLS Strategies "para realizar una tarea de cabildeo en busca de respaldo a la democracia boliviana tras el fraude electoral del 20 de octubre de 2019 y en apoyo a la celebración de nuevos comicios presidenciales".
El comunicado oficial añadió que "CLS logró contactos entre autoridades del Gobierno boliviano y funcionarios del ejecutivo y legislativo de Estados Unidos" y que estas actividades "fueron reportadas como lo indica la ley estadounidense".
La ley boliviana, sin embargo, pareció quedar fuera de juego porque, según reportó el 3 de septiembre el diario Página Siete, "la contratación de la empresa CLS Strategies por parte del Gobierno nacional no se encuentra registrada o al menos no está visible en el Sistema de Contrataciones Estatales (Sicoes)", donde deberían figurar obligatoriamente todas las adquisiciones gubernamentales de bienes y servicios.
El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, quien firmó el contrato con CLS según documentos publicados por medios locales, no dio explicaciones inmediatas aparte de reproducir en su cuenta de Twitter el comunicado oficial sobre ese convenio.
Desinformación
Según el anuncio de Facebook reproducido por medios bolivianos, el desmantelamiento de la red se produjo tras investigaciones del FBI (Buró Federal de Investigaciones) de Estados Unidos sobre operaciones de una agencia de internet de Rusia que habría intentado interferir en el proceso electoral norteamericano.
De esa investigación resultaron datos que llevaron a la identificación de supuestas campañas de desinformación en favor de la boliviana Áñez y en contra del presidente venezolano Nicolás Maduro y el mexicano Andrés Manuel López Obrador.
Un socio de CLS Strategies, Juan Cortiñas, explicó que su firma, además de incidir en redes sociales, promueve "elecciones libres y abiertas, y oposición a regímenes opresivos", reportaron los medios bolivianos, citando al estadounidense The Washington Post.
Los medios reportaron también que un ejecutivo de Facebook dijo que la operación sobre CLS Strategies involucró 55 cuentas de Facebook, 42 páginas de Facebook y 36 cuentas en la subsidiaria de intercambio de fotos Instagram, dirigidas a audiencias en Venezuela, México y Bolivia, llegando a 550.000 usuarios de redes sociales.
Candidatura
Los servicios de CLS Strategies al Gobierno transitorio coincidieron con un período decisivo en el devenir político boliviano.
Áñez se autoproclamó presidenta transitoria el 12 de noviembre de 2019 y, tres semanas después, necesitaba dar una imagen democrática a su Gobierno de facto que había había reprimido duramente a sectores sindicales y vecinales opositores dejando una treintena de muertos y varias decenas de heridos.
Cuando se contrató a CLS, la presidenta acababa de firmar un acuerdo de "pacificación" con sindicatos y otros sectores sociales, que frenó fugazmente las protestas, y recibía sucesivamente a altos funcionarios de Washington, que le brindaron públicamente todo su apoyo, contando además con los servicios de un exempleado de la embajada estadounidense en La Paz como su secretario privado.
La imagen del Gobierno transitorio, golpeada por la persistente tensión social y política, resultó dañada aún más por un informe del 10 de diciembre de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que calificó directamente como "masacres" a las muertes de manifestantes a causa de la represión oficial.
Pocos días después del acuerdo con la firma norteamericana, Áñez pactó con el Movimiento Al Socialismo de Morales y otras fuerzas parlamentarias el nuevo proceso electoral, que arrancó formalmente el primer día hábil de enero con el anuncio de que los comicios serían el 3 de mayo aunque terminaron pospuestos hasta el 18 de octubre a causa de la pandemia.
El 24 de enero, dejando atrás la promesa de imparcialidad con que había asumido la presidencia, la gobernante anunció su candidatura.
Desde entonces el rol de presidenta ha sido opacado por el de la candidata, que como todo su Gobierno trata de construir su imagen en base a una fuerte campaña de desprestigio de Morales y del MAS.
En discursos oficiales, mensajes en las redes y avisos pagados por el Estado, Áñez denuncia casi a diario al pasado gobierno masista como "dictadura" y a Morales como encarnación de abusos de poder, corrupción, abusos de estupro y otros delitos.
Esos ataques se intensificaron en los últimos días, cuando todavía no estaba abierto el período oficial de proselitismo para los comicios y mientras las encuestas de intención de voto mantenían a la presidenta transitoria en tercer puesto, con pocas posibilidades de acceder a un segundo lugar que le permitiría acceder a un eventual balotaje.
El candidato del MAS, Luis Arce, y el expresidente Carlos Mesa (2003-2005) seguían apareciendo invariablemente en los dos primeros lugares en las encuestas.
https://mundo.sputniknews.com/opinion/202009041092653926-lavado-de-imagen-made-in-usa-para-la-presidenta-candidata-boliviana/