VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

Nicaragua: Tu vida ha sido una mentira


La mentira en sí misma es la evasión absoluta de la realidad. Es el mejor instrumento del auto engaño y desde ese autoflagelo, pues al final te termina doliendo inmensamente, pensar que la mentira es para siempre, que se puede engañar a todos y que a través de ella es posible construir una idea de lo que no es, simplemente es lo más absurdo y temerario que alguien puede imaginar. 

Hay quienes utilizan la mentira para “compensar” según ellos la carencia de inteligencia o de intelecto que les caracteriza y la propagan creyéndose el cuento que es la forma más fácil de lograr que se pueden construir un valor de lo que nunca han tenido, y sin hacer ningún esfuerzo, porque además el mentiroso siempre anda sobre caminos cortos porque efectivamente deducen que la verdad tiene una ruta muy larga que el mentiroso nunca estará dispuesto a recorrer porque significa transparencia, credibilidad y respeto. 

En todas partes vamos a encontrar una lucha sostenida entre la mentira y la verdad porque son dos caras opuestas y eso es válido en cualquier lugar del mundo y Nicaragua no es la excepción, aunque los mentirosos que aquí habitan no son ni siquiera grandes ligas, sino de otro planeta porque si algo tenemos que reconocerles es que son campeones de campeones porque son los padres de Pinocho.


Hay tantos mentirosos aquí, tan sobradamente narizones, que un individuo, que fue elevado a la condición de Cardenal de la Iglesia Católica, fue capaz de mentirle hasta al propio Papa Francisco cuando él obispo de Roma, manifestó su tristeza desde el balcón pontificio, creyendo este en las mentiras de Leopoldo Brenes que afirmó que el terrorismo, le había pegado fuego a la imagen de la Sangre de Cristo contraviniendo el informe oficial de la Policía Nacional que fundamentó su dictamen basado en la evidencia recogida en el lugar pero reafirmadas una trabajadora de Catedral y por un frecuente visitante y devoto de la imagen carbonizada por la cual ya hay una recolecta en marcha en varios bancos a nombre del ensoberbecido Leopoldo Brenes. 

Se miente cuando se lanzan rumores falsos con la intención de disminuir o causar daño a las personas, a grupos de personas o instituciones públicas o privadas a las que se les considere un estorbo o se les tiene envidia por su credibilidad o aceptación y eso no es otra cosa que traicionarse a sí mismo y no tener la fortaleza necesaria para enfrentar la realidad a pesar de que el precio que se corre es la posibilidad de ser descubierto tarde o temprano. 

Todos debemos saber aceptar nuestras equivocaciones o errores sin culpar a nadie por nuestros fracasos. 

Fracasamos cuando no somos capaces de volver a intentar a hacer las cosas como deben hacerse y es cuando recurrimos a lo fácil y en vez de recoger la basura de la chanchada que regamos creemos engañar a los demás metiendo la caca bajo la alfombra como si esta retumbara a jazmines.

A través de la mentira se ha convencido a millones de seres humanos de despertares, que siendo trágicos y dolorosos lograron pintar inmensas falsedades desatando pasiones sangrientas estimuladas por extremistas que mintiendo tantas veces lograron construir imperios de terror y miedo que acabaron con muchos pueblos. 

Nosotros los nicaragüenses hace dos años atrás y un poco más venimos de todo eso. Supimos hasta dónde fue capaz de impactarnos la mentira. 

No nos la contaron, la vivimos, vimos las imágenes de horror, vimos a los a obispos y sacerdotes santificando el dolor y la muerte; vimos a supuestos empresarios destruyendo la economía y lanzando al desempleo a miles y miles de compatriotas; vimos a supuestos estudiantes quemar colegios y universidades; vimos a supuestos activistas de la sociedad civil llamando al odio; vimos a supuestos representantes de los derechos humanos guardar el más absoluto silencio contra las torturas que se realizaban en los tranques.

Los nicaragüenses no vimos una película de terror, los nicaragüenses vivimos una realidad basada en el terror de la mentira porque esta se vistió de “salvación y de libertad” para esclavizarnos y para arrebatarle al país, les guste o no les guste, el mejor gobierno a lo largo de toda nuestra historia y esa es una verdad irrefutable.

Desgraciadamente seguimos luchando contra la mentira a la que tenemos que reconocer su inmenso descaro, su total desvergüenza y su más absoluto cinismo. 

Ya quisiéramos celebrar que la tenemos totalmente evidenciada, pero que va el mentiroso que todavía habita en nuestro país es un garrobo lapo de siete corronchas al que le cae un rayo y le resbala y uno de esos tiene que ser el “Chano” Aguerri, que según algunos presidentes de Cámaras del COSEP este pretende momificarse en el cargo.

Pero bueno que siga siendo o no presidente del COSEP es un asunto de los empleados del gran capital en esa falsa sociedad de empresarios, a mí lo que realmente me hizo hacer ¡PLOM!, se acuerdan como Condorito, fue cuando un medio televisivo catracho entrevistó al Chano sobre el tema de la pandemia en Nicaragua y este como tirándose un elefante sin eructarlo dijo que ellos, el sector privado, “se han tenido que tomar la salud en sus propias manos, que han tenido que poner a la salud en primer lugar” y que solo por eso la situación del Coronavirus ha estado bien en nuestro país y créanme lo dijo serio sin hacer un solo pestañeo.

Clase de guayola la de José Adán Aguerri, se la dejó en la mano a Peyeyeque porque hasta donde sé lo único que ha hecho él y su COSEP es llorar y llorar porque el negocio que el Hospital Vivian Pellas quería hacer con las pruebas de Coronavirus pasó de noche por ser inmoral y oportunista y con lo único que se quedaron es con diagnosticar sospechas de tenerlo y solo por eso, hoy por hoy, cobran U$ 600.00 dólares, según así lo denunció la Vilma Núñez de Escorcia quien no aguantó el riendazo de semejante robo y tuvo que conformarse al final con ir a parar a un Hospital Público donde está la medicina gratuita que cura y trata como seres humanos a los pacientes que confían en nuestro robusto sistema de salud.

La palabra cuando esta fue la verdad siempre tuvo su peso específico y gracias a ella desde su fundamento es que ha sido escrita la historia de la humanidad y de los pueblos cuando su desenlace ha sido el lado de la nobleza, pero también a través de la mentira se ha sacrificado a millones de seres humanos, se ha explotado la tierra, se ha alterado la naturaleza, se ha incitado a guerras fratricidas. 

La mentira, como la de Leopoldo Brenes, el Chano Aguerri y todo ese club politiquero que bien conocemos sirve únicamente a los que solo quieren escucharse a sí mismo para sumergir el tiempo, el espacio, las oportunidades y el bien común en la oscuridad. 

La verdad nos deja mensajes reflexivos que son tierra fértil para el buen pensador, no es arenga por ese odio que abre heridas y que congenia únicamente con la maldad. 

La verdad es instrumento de la paz de Dios, no de los cementerios, la verdad es el verbo de la esperanza para la humanidad es la que estimula el reencuentro y nos abraza intensamente con el alma de cada ser que quiere lo mejor para sí, para los demás y para su nación. 

La verdad, que es la antítesis de la mentira, siembra de fe el futuro y nos alienta para avanzar, para amar y perdonar, para ser honestos y sinceros con nosotros mismos y con los demás.

No dejaran de existir los que nacieron para ser eternamente una mentira, esos son los hijos del fracaso y nuestro lugar es estar equidistante de los espacios que ellos ocupan porque nosotros ya aprendimos que el pasado se quedó en el pasado y que por delante tenemos un futuro que conquistar donde los retos no son para hacer el mal, sino para atraer hacia la acera de la verdad a las almas perdidas en la oscuridad de la mentira.

Moises Absalon Pastora

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