VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

La inspiración del papa Francisco en los franciscanos


La orden de frailes de donde Bergoglio ha tomado el nombre, en principio fue para realizar obras de caridad, no en vano era una orden mendicante.
Más tarde rivalizaron con los dominicos, como ya he mencionado, para quitarles autos de fe en la Inquisición, en donde en más de una ocasión se quemaba vivas a las personas o se las mataba de otro modo, como podía ser el estrangulamiento, dependiendo de la “generosidad” de los “hijos del Dios de los Estados pontificios” además de robarles los bienes a los herederos

Los dominicos eran llamados en la época “Cani Dei”, los perros de Dios. Fernando Vallejo en la “Puta de Babilonia” nos habla de esto.

Vamos a citar unos santos franciscanos y rememorar sus “hazañas” para que nos hagamos una idea de la gentuza en la que se ha inspirado el papa Francisco.

Procederemos de los más modernos a los más antiguos.

Los franciscanos y los “ustachi” se entendieron muy bien en cuanto a matar judíos, serbios ortodoxos y gitanos.

Ya he hablado sobre este tema en otro artículo. Más de un campo de exterminio de los que creó el jefe de los “Ustachi”, Ante Palevic, estuvo dirigido por estos frailes “del Dios del Vaticano”.

Los franciscanos y los “Ustachis” llegaron a enterrar y quemar vivas a las personas.

Las serraron, las degollaron. 

Hubo un fraile que ganó un concurso de a ver quién cortaba más cuellos de serbios en una jornada.

Tal fraile cortó sobre mil trescientos cuellos con una navaja especial. Los serbios que caían en estas manos asesinas, si no eran eliminados directamente, en más de una ocasión eran obligados a convertirse al catolicismo.

Eso sí les dejaban elegir. O la conversión o la muerte. Para que luego digan que los cristianos no ofrecen poder elegir.

 Avro Manhattan en su obra “El Holocausto del Vaticano” nos detalla bien las crueldades de los “pobres” franciscos, de las que llegaron a protestar hasta los nazis en Alemania debido a lo inusitado de los hechos tan sangrientos y sádicos. 

Tras estas atrocidades estuvo Stepinac. Un cardenal que estuvo preso en Yugoslavia por sus implicaciones en estas bestiales matanzas.

San Wojtila consideró que era un buen ejemplo de cristiano y le concedió el título de beato.

 Podría ser el patrón de los asesinos, aunque tendría que rivalizar con Pacelli, alias Pío XII; pero éste no tiene ningún título de santidad ni de beatitud de momento. Aunque bien mirado lo dejo en el patrón de los sádicos.

Otro Franciscano de pro fue san Juan de Capistrano, a quien también Los Estados pontificios presentan como modelo de cristiano al concederle el título de santo. Le gustaba matar más que a un tonto un bote.

Predicó la cruzada contra los husitas, unos disidentes religiosos llamados herejes por los curas, que fueron masacrados por distintas naciones y por las tropas papales.

 Fue inquisidor muy fanático contra los judíos. Los echo de la ciudad de Breslau, donde quemó a cuarenta de ellos. 

En Berlín abrasó a otros treinta y seis. Y los estuvo matando, torturando y quitándoles los bienes por Sicilia, Moravia y Polonia.

Otros que se cruzaron en el camino de este sanguinario ensotando fueron los “fraticelli” (los frailecillos).

Los persiguió en Ferarra, Italia. Eran unos disidentes también llamados herejes como cualquier disidente por los hechiceros de los Estados pontificios como acostumbran con ese apelativo cuando algo le puede hacer sombra en su negocio. Estaban por la lucha armada para que la Iglesia volviera a la pobreza que según ellos anuncian los Evangelios.

San Juan de Capistrano se encargó de perseguirlos y matarlos. A estos no les podía arrebatar muchos bienes al ser muy pobres, quizás sería por eso que los torturaban y queman con especial saña.

A Fray Dulcino, ya los franciscanos posteriores a Capistrano, el líder de este grupo de “fraticelli” que podría considerarse como el primer partido político de izquierda revolucionario o de extrema izquierda salvando las distancias de la época, le infringieron infinidad de torturas antes de quemarlo vivo.

Al poco tiempo le tocó la misma suerte a su mujer.

Por cierto, los “fraticelli” eran una escisión radical de los franciscanos.

 La novela “El nombre de la Rosa” de Umberto Eco narra sobre ésta época en la que los franciscanos estaban por la pobreza de la Iglesia y en contra la opulencia de los cardenales, obispos arzobispos, papas y toda la ralea.

En el siglo XVI hubo otro franciscano santo, inquisidor y asesino. Se llamaba Tomás Moro.

Sí, el famoso Tomás Moro que murió decapitado cuando incordiaba demasiado a Enrique VIII de Inglaterra. A este santo también le gustaba encarcelar, torturar, matar y robarles los bienes a sus víctimas que eran los disidentes de los Estados pontificios llamado por la banda pontificia protestantes, luteranos, anglicanos…

Pero, mira tú donde, le aplicaron a él su receta. Por lo menos tuvieron el “detalle” de matarlo de un hachazo y no lo quemaron vivo como el santo gustaba infligirles a esos disidentes religiosos e infelices de la doctrina del Dios los Estados pontificios.

Y tenemos al Franciscano más antiguo de esta serie de asesinos en serie.

El rey san Luis IX de Francia. Se fue a matar musulmanes por “designio divino” a las cruzas.

Estuvo en dos. Tomó Egipto, pero tras la crecida del Nilo y al extenderse la Peste, en este caso no la ensotanada, sino la peste negra, siendo por tanto bastante más benévola que la ensotanada, tuvo que rendirse junto con sus matarifes y victimarios cristianos.

Muchos fueron hechos prisioneros. Allí estuvo Roger de Lauria, el que sería jefe de los almogávares aragoneses que tantos disgustos les causaría a los bizantinos, por las matanzas con las que los castigó.

Roger en sus barcos se llevó a todo aquel que le pagaba y los demás se quedaron allí a engrosar el número de esclavos de los egipcios y creo que estos tendrían razones muy concretas para pensar que bien ganada se tenían la esclavitud. ¡Generosidad cristiana!

Después este santo cruzado organizó su segunda cruzada, la última. Fue otro desastre, otra matanza y poco después todos los baluartes de los occidentales en la zona cayeron y se acabó el trágico cuento de las santas matanzas conocido como las Cruzadas.

Con estas pocas “hazañas” de unos cuantos franciscanos santos y asesinos nos hacemos una idea de la personalidad de Bergoglio.

 La verdad es que como san Woytila y Ratzinger se dedicaron a apañar el colegio cardenalicio para que sólo quedaran los cardenales más retrógrados, fascistas e impresentables, no dejaron tontos útiles –ahora han tenido que echar mano de Bergoglio- conocidos generalmente como cardenales progres, para que les lave la cara a la basura ensotanada ahora que la corrupción, la pederastia y las luchas campean a sus anchas por la empresa más antigua del mundo.

El Vaticano, conocida antes de los acuerdos lateranos de Mussolini y los curas como los Estados pontificios. Y así tenemos: ¡Vaticano, crimen de lesa humanidad!

(Matías Borrego)

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