Yo cuando hablo de ese oposicionismo, al que evito en la medida de lo posible de no particularizar con nombres y apellidos, aunque a veces me es imposible, lo hago no porque me preocupe su suerte, al final de ellos nada me sorprende porque se quiénes son, los conozco perfectamente, es más vengo de ahí, así que los cuentos que me pueden narrar no me son ajenos, por el contrario tengo suficiente material para agregar hechos es historias que hasta ahora no se han dicho.
A mí me preocupa y muchas veces lo he dicho, que el gobierno del presidente Daniel Ortega no tenga una oposición responsable, seria y políticamente madura porque sé que, de existir, habría un interés legítimamente consensuado para desmontar los obstáculos que atrasan la prosperidad y el desarrollo de Nicaragua que es lo que debe interesarnos a todos independientemente de cómo pensemos.
Que el oposicionismo es una tragedia, que se está despedazando, que es una guarida de ladrones, que es un serpentero cargado de odios, que es un club donde la membresía se otorga a quien más ignorante es, que completaron la metamorfosis de politiqueros a terroristas, que contrario al Rey Midas que todo lo que tocaba lo convertía oro, estos lo convierten en caca y que en consecuencia son aborrecidos por la inmensa mayoría de los nicaragüenses, es algo que sobradamente sabemos y nadie puede venir a convencernos de eso porque toda esa rara amalgama de miserias humanas estando en el fondo del abismo, en vez de buscar cómo salir de él, lo único que hacen unidos, es cavar más su sepultura en el corazón de un pueblo que como el nuestro se manifiesta herido y a la espera de las elecciones del 2021 para extinguirlos, para forzar al surgimiento de una verdadera oposición que tenga el propósito de hacer por el bien común, de entender que los gobiernos por tener signos ideológicos y propuestas diferentes, no pueden verse como enemigos porque el enemigo es la injusticia y la iniquidad y lo único injusto que hay aquí es el oposicionismo criminal e irresponsable.
Si sabiendo el oposicionismo el problema que tiene y lo único que hace es profundizarlo, pues como bien reza el refrán el que por su gusto muere que lo entierren parado, a nosotros los que estamos del lado correcto de la historia porque somos parte de la realidad constructora de Nicaragua seguimos hacia adelante, trabajando, organizándonos, ejecutando una infinidad de proyectos sociales, levantando la economía a pesar de los golpes y sin mirar atrás donde se quedó el odio con toda su necedad y estupidez, diciendo con peso, forma y argumento, lo que corresponde para consolidar la Alianza Unida Nicaragua Triunfa.
Que se están dividiendo, que ellos son una resta, ese es el problema del oposicionismo, mientras nuestra bendición es que multiplicamos y sumamos porque al final somos como el agua y el aceite y por esas mismas razones el nacionalista jamás podrá ser condescendiente con el imperialista, con el malinchista, con el entreguista que además cree que sus errores y fracasos van a venir a ser solventados por la decisión de su amo en el extranjero.
A mí resbala que el adversario oposicionista arda en las llamas de su propio infierno y es así porque son tan sesudamente limitados que siempre han tratado de apagar el fuego que los consume con gasolina y las últimas semanas la cola de renuncias, expulsiones y abandonos ha sido tan cotidiana que ya hubo una delación sobre lo harto que está el Tío Sam con las miserias humanas que apadrinó con más de 30 millones de dólares para desatar en Nicaragua el terrorismo.
El pasado viernes en Radio 800 escuchaba a un personaje ártico, que no para de andar del timbo al tambo diciendo que a nosotros nos tienen locos sus locuras, que van ganando, quien sabe qué, pero que no calza en ningún lado porque tiene la lengua más suelta que la de la Tula Cuecho y que ya se volvió en una referencia aborrecida en cualquier parte donde haya un oposicionista, decir que el Tío Sam ya tiró la toalla, que Mr Donald Trump se ha reunido con algún sector de la abandonada diáspora en él imperio, para gritar a sus ahijados que son unos estafadores y que ellos mismos están convencidos que no hay nadie que aquí le meta las manos al FSLN.
De la misma manera que el oposicionismo aquí es cualquier cochinada y que nadie podrá osar decirnos que eso va a cambiar en el futuro, porque solo sería propio de un cuento panchomadrigalezco, tampoco el tapudo activista de la ya derrotada reelección de Donald Trump, que además se cree la conciencia política de sus pares en la acera del fracaso, se vaya a creer ignorantemente que eso de la indignación imperial contra ellos, los mercenarios, los filibusteros, también es algo nuevo para nosotros.
Desde que el fallido golpe de estado de 2018 se estrelló contra el espíritu de libertad y paz de la inmensa mayoría de los nicaragüenses, el imperio norteamericano, él Tío Sam, al que los arrastrados ven como un padre, se supo estafado, porque para que soltara la marmaja de más de 30 millones de dólares que se hicieron Alka Seltzer en las garras de los cabecillas oposicionistas, hubo una y otra peregrinación de mercaderes de la patria, mal nacidos en Nicaragua, que movieron sus patas para entrevistarse con lo más fascista de la política exterior imperial para mentir sobre lo que verdaderamente pasaba aquí.
A estos oposicionistas no les dio el menor estupor de vergüenza mentir como lo hicieron para que el imperio, ni siquiera ellos, se trajeran al suelo lo espectacular que andaba Nicaragua hasta antes de abril de 2018 y que vergüenza iban a tener si a cambio, y en tanto los entrenaban, creaban con mentiras las condiciones para desatar el terrorismo y finalmente asesinar, torturar, destruir, saquear y quemar, se pasaron años recibiendo mesadas y jugosos presupuestos para destruir al país con el cuento de que aquí había una “dictadura” que les dejó hacer lo que hicieron, los amnistió por lo que hicieron y todavía sigue permitiendo amenazas que están desubicadas y descontextualizadas porque si ya lo olvidaron les recordaré necesariamente que lo que pasó, pasó y no tiene repetición.
Dicho esto, lo que más me asquea y es algo que me es totalmente repulsivo es la actitud mediocre y miserable de este oposicionismo de creer que serán los Estados Unidos quien va a venir aquí a entregarles el poder y que el sandinismo que gobierna haciendo una revolución cimentada en un pueblo que la apoya, lo permitirá.
Qué arrastrados que son, que mercenarios y filibusteros se venden, que descenso más prostibulario el de aquel que se revuelca en el mismo charco de los enemigos de su país para arrebatar el poder a quien lo alcanzó por la decisión del pueblo que lo apoyó ayer, lo apoya hoy y lo apoyará mañana y eso es algo que no va a cambiar y menos ahora que el más brutal fascismo que haya llegado a la Casa Blanca, él representado por Donald Trump, está a punto de irse de ella porque el mismo pueblo norteamericano sabe que el peor error de Estados Unidos fue haberse creído un imperio que está en un proceso vertiginoso de derrumbe, que se cae a pedazos, en medio del odio que el mundo tiene a su arrogancia, a su prepotencia, a su actitud invasora e interventora y que en vez de ver hacia adentro de su país, se preocupó única y delictivamente por saquear y asesinar a pueblos débiles que como el nuestro tuvieron la desdicha y tragedia de contar con chupa traseros criollos que ya fueron vencidos por la historia, que están siendo sepultados por el presente y que van a ser totalmente extintos en noviembre del 2021 por el futuro porque cada uno de ellos son más que aborrecibles.
Saben que es lo que más me indigna de las miserias humanas, no es que sean oposicionistas porque tienen derecho a pensar política o ideológicamente distinto a mí, a usted que nos sintoniza todos los días o a la mayoría del pueblo nicaragüense, aunque no tengan idea de lo que es la política o de lo que representa el fundamento ideológico, ellos solo han oído que eso existe, pero no saben que es, creen que se come o se compra en una fritanguería, pero lo que me indigna es que siendo indios pata chorreadas, que andan con chinelas de gancho como cualquiera de nosotros que no nos afrentamos de ser obreros o campesinos, se crean que son más Yanquis que el mismo Tío Sam y por ello no hayan la hora de que venga la invasión para tomar ellos el poder y saben porque piensan así, porque aun viviendo en nuestro tiempo, no se han dado cuenta que esos gringos a los que les chupan las patas ya doblaron pico aquí, que los generales José Santos Zelaya, Benjamín Zeledón y Augusto C. Sandino, los ubicaron, los combatieron y los expulsaron y que a partir de julio de 1979, hace 41 años, se jodieron definitivamente porque entonces logramos sacar a balazos al su último soldado.
De manera entonces que nadie desde ese trasnochado oposicionismo crea que aquí nos acalambramos cuando se les ocurre invocar a su amo yanqui para que nos agreda, sancione o intervenga porque esas no son castañuelas ni ladridos que nos acalambren.
Sabemos de la disparidad y las distancias que existe entre el Imperio y Nicaragua, sabemos del peso específico de la economía y el poder militar de allá y de aquí, pero algo que a nosotros nos sobra, que no está en el arrogante diccionario de la casa Blanca, en la gran mayoría de los que nos sentimos orgullosos por haber nacido aquí, es la dignidad, la que nos ha hecho valer siempre como pueblo rebelde ante el agresor y sus lacayos nacionales.
Por: Moisés Absalón Pastora.