Tomás Zerón de Lucio ahora se esconde de la justicia en algún sitio de Canadá por su participación en el caso Ayotzinapa, pero en algún momento fue el quien se encargó de la recaptura de uno de los criminales más buscados del mundo.
Tomás Zerón de Lucio, quien fuera jefe de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), es buscado por la Organización Internacional de Policía Internacional (Interpol) tras recibir una orden de aprehensión por parte del Gobierno de México por su participación en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Al respecto, la Fiscalía General de la República (FGR) anunció el pasado 30 de junio que se habían girado 46 órdenes de aprehensión contra exfuncionarios —entre ellos Tomás Zerón— por los delitos de desaparición forzada y delincuencia organizada.
De acuerdo con las autoridades mexicanas, Zerón de Lucio se encuentra prófugo en Canadá, por lo que harán todo lo posible para fundamentar bien las denuncias que se le imputan para lograr su extradición a México.
La carrera irregular de Zerón de Lucio
Tomás Zerón de Lucio estudió la licenciatura en Administración Industrial en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y realizó estudios de posgrado en Ciencias Penales en la Universidad de España y México (UEM).
Sus primeros trabajos en el área de seguridad pública comenzaron en 2007, cuando fue designado como director de la Policía Federal Preventiva (PFP) al inicio del mandato de Felipe Calderón.
Posteriormente, en 2009, se incorporó al gabinete de seguridad de Enrique Peña Nieto, quien era Gobernador del Estado de México, como coordinador de Investigación y Análisis de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM).
En el tiempo en el que Zerón de Lucio coordinó el área de Investigación y Análisis de la PGJEM ocurrió la desaparición de Paulette Gebara Farah en Huixquilucan, Estado de México.
A pesar de que las evidencias apuntaban hacia un posible homicidio, las investigaciones de la PGJEM indicaron que Gebara Farah había muerto por asfixia en su propia habitación. Dado que el caso presentaba inconsistencias en el proceso, el entonces procurador del Estado de México, Alberto Bazbaz, renunció, pero Zerón de Lucio continuó con su cargo de investigador.
Cuando Peña Nieto llegó a la presidencia decidió reincorporar a Tomás Zerón a su equipo de seguridad y en 2013 lo nombró titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
Durante ese período, en febrero de 2014 las autoridades lograron la detención de Joaquín El Chapo Guzmán Loera. Pero como en una especie de película repetida, este se fugó nuevamente del penal del Altiplano en julio de 2015.
En medio del aparente éxito de Peña Nieto, a finales de 2014 ocurrió uno de los casos que puso en jaque a todo su Gobierno: la desaparición de los 43 normalistas de la normal rural, Raúl Isidro Burnos, de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero.
En octubre de ese año, el entonces procurador general de la república, Jesús Murillo Karam, invitó a Zerón de Lucio a ocupar la dirección de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), con lo cual las indagaciones del caso Ayotzinapa quedaron a su cargo.
La línea de investigación de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) en torno a la desaparición de los jóvenes estudiantes sostenía que estos fueron capturados por el grupo criminal Guerreros Unidos y policías municipales del estado de Guerrero, y posteriormente fueron calcinados.
No obstante, la llamada Verdad Histórica, como la denominó el entonces procurador, se sostenía únicamente en la recuperación de testimonios de los presuntos participantes en la desaparición de los 43 —tanto integrantes de Guerreros Unidos como policías municipales— y vídeos del lugar donde supuestamente fueron quemados los estudiantes.
Posteriormente, a la llegada del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para colaborar en las investigaciones, comenzaron a surgir nuevas hipótesis que apuntaban hacia una tergiversación de los reportes por parte de las autoridades.
Según señala el segundo informe del GIEI, el exjefe de la AIC presentó declaraciones contradictorias a lo largo de la investigación sobre el caso Ayotzinapa; además, de acusar que durante la presentación de los testimonios de los presuntos participantes hubo malos tratos y tortura.
Además, de los 142 detenidos por estar involucrados en la desaparición de los 43 normalistas, más de la mitad fueron liberados en el transcurso del Gobierno de Peña Nieto. Situación que suma sospechas a la actuación del equipo de seguridad que estuvo a cargo del caso en aquel entonces.
Pero medio de todo, Tomás Zerón de Lucio parecía invencible. En 2015 ante la fuga de El Chapo, Peña Nieto lo envió a Estados Unidos como interlocutor para acordar las nuevas maniobras de seguridad que lograran la recaptura de quien fuera el criminal más buscado del mundo.
Sin embargo, la complacencia de Peña Nieto no acabaría ahí. En 2016, unas horas después de que Zerón de Lucio renunciara a la PGR fue nombrado secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional.
Fue hasta la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia que el caso Ayotzinapa se retomó bajo nuevas líneas de investigación, en las que también se pretende juzgar a exfuncionarios involucrados en la desaparición, que Tomás Zerón volvió a la escena pública pero ahora como prófugo de la justicia.
Por Laura Itzel Domart